Este domingo, las autoridades migratorias de Estados Unidos ordenaron el cierre momentáneo del puerto de entrada de San Ysidro, entre San Diego y Tijuana (México), uno de los más transitados del mundo, después de que un grupo de migrantes de la caravana de centroamericanos radicada en Tijuana escalara el muro fronterizo.
Los migrantes, que buscaban así cruzar y pedir asilo, fueron recibidos con gases lacrimógenos por parte de la policía fronteriza estadounidense, de acuerdo a diversos testigos citados por medios nacionales.
San Diego, Estados Unidos, 25 de noviembre (EFE).– La Secretaria de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos, Kirstjen Nielsen, defendió el cierre hoy de la garita fronteriza en San Diego ante el «gran número de migrantes» que pretendía ingresar al país.
Según Nielsen, algunos migrantes rompieron esta tarde el cerco de seguridad establecido en el lado mexicano por fuerzas de seguridad de ese país para dirigirse hacia Estados Unidos y arrojaron proyectiles a los agentes fronterizos.
«Como lo he establecido continuamente, DHS no tolerará este tipo de ilegalidad y no dudará en cerrar los puertos de entrada por motivos de seguridad pública», indicó a través de un comunicado la funcionaria.
Este domingo, las autoridades migratorias de Estados Unidos ordenaron el cierre momentáneo del puerto de entrada de San Ysidro, entre San Diego y Tijuana (México), uno de los más transitados del mundo, después de que un grupo de migrantes de la caravana de centroamericanos radicada en Tijuana escalara el muro fronterizo.
This AM, @CBP was forced to close the #SanYsidro POE to ensure public safety in response to a large # of migrants seeking to illegally enter the US. They attempted to breach legacy fence infrastructure along the border & sought to harm CBP personnel by throwing projectiles @ them
— Secretary Kirstjen M. Nielsen (@SecNielsen) November 26, 2018
Los migrantes, que buscaban así cruzar y pedir asilo, fueron recibidos con gases lacrimógenos por parte de la policía fronteriza estadounidense, de acuerdo a diversos testigos citados por medios nacionales.
Unas cuatro horas después, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) reabrió de manera parcial el puerto de entrada fronterizo.
Sin mencionar el uso de gases lacrimógenos, Ralph DeSio, portavoz en San Diego de CBP, defendió el cierre de operaciones en la garita «ante la posibilidad de que otros grupos también pudieran separarse de los manifestantes para un posible intento de adentrarse ilegalmente a los puertos de entrada».
Este domingo se realizó una marcha aparentemente pacífica del albergue «Benito Juárez», donde miles de ellos se alojan en Tijuana, hacia la garita de El Chaparral, en la frontera de San Ysidro con Tijuana, la cual fue correspondida por otra manifestación en San Diego, sur de California, Estados Unidos.
No obstante, alrededor de una hora después del inicio de la caminata centenares de ellos rompieron un cerco policial y se dirigieron hacia dicha garita y hacia otros puntos fronterizos, donde se subieron al muro fronterizo.
Activistas en San Diego calificaron de «exagerada» la respuesta por parte de autoridades estadounidenses, que implicó un operativo por cielo y tierra.
«Estados Unidos se está comportando como si estuviéramos en un campo de guerra», criticó en declaraciones a EFE Pedro Ríos, director del Comité de Amigos Americanos en San Diego, quien estaba ante decenas de agentes de Patrulla Fronteriza y efectivos militares.
Para Ríos, del otro lado de la frontera no se planeaba un cruce masivo como temían autoridades estadounidenses, sino únicamente una manifestación lo más cercana a la frontera.
«Estamos viendo un exceso de uso de fuerza, esta crisis humanitaria no amerita una respuesta militar», comentó.
«Los migrantes no están armados, incluso las pancartas que tienen muestran interés de paz», agregó.
Como medida de precaución, las autoridades estadounidenses cerraron un concurrido centro comercial en San Ysidro que colinda con la valla fronteriza, hasta donde se aproximaron un grupo de activistas para mostrar su solidaridad con la caravana, al grito de «¡Sí se puede!».
Incluso, desde suelo mexicano unos inmigrantes solicitaron agua a oficiales de Patrulla Fronteriza que resguardaban el sitio. Ante la nula respuesta, algunos de los manifestantes arrojaron botellas de agua desde San Diego y fueron reprendidos por los agentes.
Se calcula que cada día dicho puerto de entrada recibe un promedio de 50 mil vehículos y 25 mil peatones.