El Jemer Rojo quería establecer una utopía agraria vaciando las ciudades para establecer vastas comunas rurales. Pero sus políticas radicales derivaron en lo que se calificó de “autogenocidio” por la hambruna, el exceso de trabajo y la ejecución.
Por Sopheng Cheang
Nom Pen, Camboya, 16 de noviembre (AP).— Los últimos líderes vivos del Jemer Rojo, el régimen comunista que gobernó Camboya de forma brutal en la década de 1970, fueron condenados el viernes por genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra por un tribunal internacional [en Camboya, auspiciado por la ONU].
Nuon Chea y Khieu Samphan fueron sentenciados a cadena perpetua, la misma pena que cumplen ya luego de un juicio previo por crímenes de lesa humanidad por los traslados forzosos y las desapariciones masivas. El código penal de Camboya no contempla la pena de muerte.
Ambos hombres sugirieron que eran víctimas de una persecución política. Nuon Chea fue considerado el principal ideólogo del Jemer Rojo y mano derecha del difunto líder de la guerrilla, Pol Pot, mientras que Khieu Samphan fungió como jefe de estado, presentando un perfil más moderado como la cara pública del grupo.
El fallo, leído en voz alta por el juez Nil Nonn, determinó que el Jemer Rojo cometió genocidio contra las minorías vietnamita y cham. Los expertos habían debatido si la supresión de los cham, una minoría étnica musulmana cuyos miembros opusieron resistencia contra la guerrilla en vano, era equivalente a genocidio.
Miembros de la comunidad cham siguieron la lectura del veredicto entre la gran multitud de espectadores que acudieron a la sesión del viernes.
El tribunal decretó que Khieu Samphan no era culpable de genocidio contra los cham por falta de pruebas, aunque sí fue condenado por el genocidio contra los vietnamitas según el principio de empresa conjunta, que responsabiliza a los individuos por las acciones atribuidas a un grupo al que pertenecen.
El Jemer Rojo quería establecer una utopía agraria vaciando las ciudades para establecer vastas comunas rurales. Pero sus políticas radicales derivaron en lo que se calificó de “autogenocidio” por la hambruna, el exceso de trabajo y la ejecución.
Los crímenes de lesa humanidad se refirieron a los delitos registrados en los campos de trabajo y las cooperativas establecidas por la guerrilla, incluyendo asesinato, exterminio, deportación, esclavitud, encarcelamiento, tortura, persecución por causas políticas, religiosas o raciales, ataques contra la dignidad humana, desapariciones, traslados o matrimonios forzosos y violaciones.