Rodrigo Septién y Álvaro Pascual nos sumergen en toda la mitología primigenia que hay detrás del Día de los Muertos mexicano en su último serial de Destripando la historia.
Ciudad de México, 28 de octubre (ASMéxico/SinEmbargo).- Día de todos los Santos o Día de los Muertos. La festividad clásica del próximo 1 de noviembre es para todo el mundo cristiano una fecha para dedicar a los que ya no están. En algunos países se celebra con visitas a los cementerios… y luego está México, donde se celebra una gran fiesta con todas las de la ley.
La película Coco ha extendido esta festividad más allá de México como punto de referencia de la conexión de esta sociedad con los que ya no están y su forma tan distinta de mirar a la muerte.
Sin embargo, esta peculiar tradición tiene su origen en la herencia mexica y azteca del país.
Rodrigo Septién y Álvaro Pascual nos sumergen en toda la mitología primigenia que hay detrás del Día de los Muertos mexicano en su último serial de Destripando la historia.
Como cuentan, esta tradición tiene su origen en el mito del Mictlán, el infierno azteca, donde los muertos iban pasando por distintas fases hasta quedar convertidos en unos esqueletos andantes. En especial llama la atención la fase de los perros Xoloitzcuintle, una raza sin pelo que sigue existiendo en la actualidad y que hacen las veces de cancerberos de este mundo.
Tras pasar por muchas fases cercanas a la tortura, finalmente se alcanzaba el final del trayecto en una zona de niebla donde los muertos ya no podían ver a su alrededor. Su estado de cansancio provocaría la reflexión de las decisiones y movimientos de la historia del muerto, y se conectaría con todo lo que le sucedió en vida, con todo lo que le rodeaba. El muerto se volvía uno con todo. Así, dejaban de padecer y entraba en el Mictlán, la residencia del señor y de la señora de la Muerte.