El 13 de octubre se estrenó en la plataforma de Hulu Castle Rock, serie inspirada en la novela de Stephen King que ha dado mucho de que hablar.
Por Belén Gómez
Madrid/Ciudad de México, 3 de noviembre (ElDiario.es/SinEmbargo).- Ante una serie como Castle Rock, a cualquier espectador avezado se le acumulan las razones para darle una oportunidad. En primer lugar, porque se basa en una historia del autor vivo más adaptado al cine y la televisión: Stephen King. Pero es que, además, a poco que buceemos en la creación de esta serie, proyectada por vez primera en el Festival de Sitges, las expectativas se disparan.
Produce J.J. Abrams, el responsable de la serie de ciencia ficción con más fans del siglo XXI – Perdidos– y el culpable de dar continuidad a una de las franquicias cinematográficas más rentables del cine de ayer y hoy –Star Wars–. Protagonizan André Holland, que no ha hecho más que sumar papeles memorables en films como la oscarizada Moonlight o Selma, Bill Skarsgård –que dio vida a Pennywise, el payaso asesino del It de Andy Muschietti–, y Sissy Spacek –la mítica Carrie de Brian de Palma–. que sostiene con su interpretación uno de los episodios más valorados. Y dirigen Sam Shaw y Dustin Thomason, creadores de la arriesgada y sorprendente MANH(A)TTAN.
Pero por si todo eso fuera poco resulta que la serie, un compendio multireferencial del llamado Kingverso, ha convencido en forma y fondo tanto a la crítica, como al fan. Incluso al propio Stephen King, que dice estar encantado con el resultado e incluso nos invita a ir más allá de los guiños a su obra y meternos de lleno en esta nueva historia y sus personajes.
PARA FANS DE KING, PARA FANS DEL TERROR
Esta historia, como tantas, arranca con un regreso: Henry Matthews Deaver, un abogado especializado en casos de pena capital, vuelve a su ciudad natal años después de haber tenido que poner tierra entre sus raíces y recuerdos. Aún atormentado por su pasado, deberá hacerse cargo de un misterioso caso acontecido en la prisión local de Shawshank. Algo que desencadenará una sucesión de misterios que poseerá a todos los habitantes de la población.
Castle Rock corría un peligro que casi resulta endémico en muchas series de su condición, como La maldición de Hill House, Dark, Electric Dreams o Channel Zero: perderse en referencias hasta resultar casi incomprensibles. Podía convertirse en un compendio de guiños a la obra de Stephen King sin un andamiaje narrativo que permitiese la construcción de una ficción con garra por sí sola.
Nada más lejos. Castle Rock no adapta ninguna novela concreta del de Maine, pero propone desde el homenaje, aunque también desde la libre reinterpretación, un recorrido por la iconografía narrativa y visual de sus historias. Todo, utilizando con respeto los códigos de la tensión, el terror y el thriller propios del Kingverso, con un espacio físico como nexo común: el pueblo que da nombre a la serie y que aparece en algunas de sus historias más conocidas como Cadena perpetua, Cujo, Carrie, El cuerpo, La tienda o Misery.
Un viaje que ofrece el esperado espectáculo y juego de referencias cruzadas para fans, pero que no obvia al espectador profano. Su manejo del desarrollo episódico, su condición autoconclusiva y su habilidad para el cliffhanger la convierten en una de las series de terror más importantes de la temporada.
No en vano, Castle Rock funciona como una antología conceptual que persigue y captura una atmósfera opresiva y un ambiente a punto de estallar, para recompensar con un misterio desarrollado con maestría.
De hecho, la serie ya ha sido renovada para una segunda temporada que abordará una nueva historia con personajes distintos, pero tendrá lugar en el mismo universo: el irrepetible y absolutamente inabarcable mundo del maestro de terror contemporáneo.
