Una mezcla de cine y política aderezada con la belleza de la cercana Venecia y salpicada de lluvias torrenciales y hasta de un rayo que interrumpió la proyección del filme de Lady Gaga. Puro espectáculo.
Por Alicia García de Francisco y Gonzalo Sánchez
Venecia (Italia), 9 de septiembre (EFE).- En su 75 edición, la Mostra de Venecia encumbró a Alfonso Cuarón, pero en sus once días de intensa programación la atención se centró en personajes tan opuestos como el expresidente de Uruguay José Mujica y Lady Gaga, mientras crecía el debate por la ausencia de mujeres realizadoras en competición.
Solo una de las 21 películas a competición estaba dirigida por una mujer, la australiana Jennifer Kent, que se llevó el Premio Especial del Jurado por The Nightingale, y esa escasez femenina fue la cuestión que sobrevoló un festival que fue un evidente reflejo del movimiento a favor de la mujer que sacude la industria del cine.
Ya el primer día, el presidente del jurado oficial, el mexicano Guillermo del Toro, reconoció que es importante que se hable de un tema tan silenciado durante siglos.
Y si de algo ha servido este Festival de Venecia ha sido de altavoz desde el que denunciar el sexismo en el cine, en el arte y en el mundo en general.
El más rotundo fue el francés Jacques Audiard, que pidió que se pare de reflexionar «sobre cosas como el sexo de los filmes, que no tiene sentido». «Es -agregó- solo una cuestión de igualdad y justicia, la igualdad se cuenta, la justicia se aplica».
Mientras que Jennifer Kent afirmó que «si el cine no refleja que somos el 50 por ciento de la población, entonces no está haciendo su trabajo, es un asunto muy serio»; la actriz y cantante argentina Lali Espósito resaltó la fuerte lucha por la igualdad que vive su país, y la franco-argentina Bérénice Bejo, aseguró que ser una mujer fuerte «es difícil en un mundo dominado por hombres».
Más tibio se mostró el realizador mexicano Carlos Reygadas, que opinó que «el mundo tiene muchos otros problemas que a algunos les importan más a unos menos y que pueden ir más allá de las modas».
Muchas opiniones en un festival que se inició con el peso de haber elegido solo a un mujer para la competición oficial, pero que tuvo muchos personajes femeninos y fuertes en sus historias, en películas como Roma, de Alfonso Cuarón; The Favourite, de Yorgos Lanthimos; Vox Lux, de Brady Corbet, o Suspiria, de Luca Guadagnino.
Olivia Colman, Emma Stone, Natalie Portman o Dakota Johnson pasearon por Venecia defendiendo sus personajes, pero sin duda la estrella más esperada y la más fotografiada fue Lady Gaga.
La cantante y actriz se metió en el papel de una joven cantautora en la nueva versión de A Star is Born, ópera prima del actor Bradley Cooper, que coprotagoniza el filme y que acompañó a Lady Gaga en su baño de masas en Venecia.
Encantadora y sonriente, la artista se ganó al público y a los periodistas, tanto como José Mujica, un político y luchador metido a estrella a su pesar por obra de Emir Kusturica y Álvaro Brechner.
Un documental y una ficción que mostraron en Venecia el lado político y el más humano de un hombre que sacudió las conciencias en la Mostra al clamar contra los países ricos que no ayudan a los pobres, recordar que Occidente está en deuda con África o asegurar que el mundo cambiará cuando las mujeres «tengan la posición de controlar el nacimiento».
Conciencia social que contrastaba con el glamour de las pocas estrellas que pisaron el Lido veneciano en una edición que reconoció las carreras de David Croneberg y Vanessa Redgrave.
La veterana actriz británica fue otra de las que aprovechó su presencia en Venecia para cargar contra la Europa alejada de la realidad y de los refugiados.
En una Mostra que a través del cine alertó contra los nacionalismos populistas y el giro político hacia la extrema derecha -en 22 July, el filme de Paul Greengrass sobre la matanza en la isla noruega de Utoya- y contra el lavado de conciencia de miles de niños que vivieron en la ciudad iraquí de Mosul bajo el férreo control de los yihadistas del Estado Islámico.
Además de acercarse en Charlie Says a la figura del asesino estadounidense Charles Manson o de retratar la América de Donald Trump mediante un documental sobre su polémico exestratega Steve Bannon.
Una mezcla de cine y política aderezada con la belleza de la cercana Venecia y salpicada de lluvias torrenciales y hasta de un rayo que interrumpió la proyección del filme de Lady Gaga.