El Poder del Consumidor documentó que en los planteles escolares persiste la existencia de ambientes alimentarios no saludables: El 51 por ciento del total de la oferta al interior de las escuelas analizadas es de alimentos y bebidas ultraprocesados, como galletas, dulces y botanas empaquetados; el 55 por ciento de las escuelas cuentan con publicidad de dichos productos y el 63 por ciento de la oferta de bebidas son azucaradas.
En contraste, únicamente una de nueve escuelas tiene acceso a agua potable gratuita y de calidad por medio de bebederos.
Ciudad de México, 28 de agosto (SinEmbargo).- México ha fracasado en la protección de la infancia: no ha cumplido ni sancionado a los responsables de exponer a los niños y niñas a un ambiente obesogénico en las escuelas, denunciaron esta mañana expertos en salud y organizaciones de la sociedad civil.
Desde hace ocho años existe una regulación para la venta de alimentos y bebidas en las escuelas del país, sin embargo, el ambiente en los planteles escolares continúa siendo obesogénico, pues no hay cumplimiento ni sanciones por parte de las autoridades responsables, como la Secretaría de Educación Pública (SEP).
La investigación «Explorando el ambiente escolar alimentario», realizada por El Poder del Consumidor (EPC), evidencia la existencia de ambientes escolares alimentarios no saludables:
El 51 por ciento del total de la oferta al interior de las escuelas analizadas es de alimentos y bebidas ultraprocesados, como galletas, dulces y botanas empaquetados; el 55 por ciento de las escuelas cuentan con publicidad de dichos productos y el 63 por ciento de la oferta de bebidas son azucaradas.
El 26.2 por ciento de los escolares que ingresan a primaria tienen sobrepeso u obesidad y para quinto grado se dispara a 39.2 por ciento.
En contraste, únicamente una de nueve escuelas tiene acceso a agua potable gratuita y de calidad por medio de bebederos.
Además, el estudio realizado el año pasado expone los factores que influyen en el incumplimiento de la regulación actual en México, entre ellos, el personal de las escuelas desconoce la existencia de contenidos, obligatoriedad y sanciones de la regulación; falta de recursos para gastos básicos de mantenimiento a las escuelas, pues las tiendas escolares se convierten en un pilar para el mantenimiento de los planteles; existencia de conflicto de interés para vigilar el cumplimiento de la regulación, ya que la industria de alimentos y bebidas proporciona recursos para el mantenimiento de las escuelas y realiza acuerdos con directivos y personal de venta.
«Debemos reconocer que hemos fracasado en el intento por ofrecerle a nuestros niños un entorno escolar saludable […] si no reconocemos que hemos fracasado, si no reconocemos el problema, obviamente no vamos a resolverlo», dijo el doctor Juan Rivera, director general del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), al comentar el análisis en conferencia de prensa.
El doctor Miguel Malo, asesor en Enfermedades Crónicas y Salud Mental en la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), insistió en la eficacia que tienen las intervenciones en los entornos escolares para promover, fomentar y cambiar los hábitos alimentarios y prevenir el sobrepeso y la obesidad.
En entrevista para SinEmbargo, el experto internacional subrayó que el aumento en la disponibilidad y la publicidad de alimentos y bebidas chatarra han sido los principales factores responsables de la epidemia de obesidad, sobrepeso y diabetes decretada en noviembre de 2016, aunque, subrayó, el problema comenzó al menos hace tres décadas. Por esa razón remarcó la importancia de controlar el ambiente obesogénico en el país: favorecer el acceso a alimentos frescos y saludables y poner freno a las grandes industrias de ultraprocesados.
Durante la conferencia de prensa, Juan Martín Pérez, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), dijo que la crisis de derechos humanos no sólo está en «el mar de sangre que vive México», sino también en un Gobierno que espía a sus detractores, en un país donde las instituciones son usadas en contra de la ciudadanía y en donde las escuelas se vuelven en contra de sus estudiantes, al comercializar productos dañinos para la salud sólo por resguardar intereses económicos.
«Generan ambientes obesogénico sólo para obtener dinero», criticó.