JAVIER LOZANO: EL OPERADOR DEL SEXENIO

27/08/2012 - 12:00 am


Su refinado gusto por la ópera y la música clásica, así como su inteligencia, reconocida incluso por sus más duros detractores, contrastan con los calificativos a los que ya se ha acostumbrado: golpeador, porro, perverso, insufrible, impaciente, tramposo, explosivo, bravucón, oportunista, traidor.

Javier Lozano Alarcón es un poblano nacido el 21 de noviembre de 1962, abogado por la Escuela Libre de Derecho, que ha ocupado puestos tanto en los sexenios priistas de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo como en la actual administración panista de su amigo Felipe Calderón, quien el 21 de noviembre de 2006 anunció que Lozano se desempeñaría como secretario del Trabajo y Previsión Social. El pasado 14 de diciembre renunció al cargo para convertirse en candidato al Senado, al que finalmente accederá tras derrotar en la elección, entre otros, al también ex priista Manuel Bartlett.

Es un personaje polémico que de niño deseó ser futbolista, de joven quiso dedicarse profesionalmente a la música y que finalmente terminó viviendo de la política. Se ha convertido extraoficialmente en vocero de Calderón y del Partido Acción Nacional (PAN) en temas controvertidos, pese a que no es un panista de cepa, en junio apenas cumplió cinco años como miembro de ese partido.

De acuerdo con las revelaciones que se han ido conociendo, la amenaza es la principal forma de operar de Lozano. Ha intimidado a personajes acusados de narcotráfico y lavado de dinero como Zhenli Ye Gon, a quien le habría soltado la famosa frase de “cooperas o cuello” y supuestamente extorsionado con 205 millones de dólares para la campaña presidencial de Calderón; también a líderes sindicales, como Martín Esparza del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y Napoleón Gómez Urrutia del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana. En ambos casos Lozano, en su calidad de secretario del Trabajo, negó la respectiva toma de nota; al final el SME se quedó sin empresa al declararse la extinción de Luz y Fuerza del Centro y el líder minero tuvo que huir a Canadá.


Más recientemente, el 15 de agosto, Joaquín Vargas, dueño de MVS Comunicaciones, hizo público un altercado con Lozano en febrero de 2011 en el que el secretario del Trabajo entrometido en asuntos de telecomunicaciones habría amenazado con mandar “a la chingada” el proyecto de explotación de la banda de 2.5 Gigahertz (GHz) por parte de MVS en caso de que recontratara a la periodista Carmen Aristegui, despedida días antes por haber realizado durante su programa un comentario sobre el supuesto alcoholismo de Calderón.

EL GOLPEADOR

Purificación Carpinteyro, ex subsecretaria de Comunicaciones (de septiembre de 2008 a enero de 2009) y diputada federal electa por el PRD, también tuvo que salir del país hace 15 años tras ser atacada y amenazada por Lozano. Ambos fueron contemporáneos en la Libre de Derecho y después trabajaron juntos en el Banco de México. “Lo consideraba si no un gran amigo, sí un buen amigo y colega”, cuenta ella. Sin embargo, cuando él llegó a la subsecretaría de Comunicaciones, en 1996, tuvieron varios enfrentamientos que la dejaron “pasmada”: “Simplemente se comportó al más puro estilo priista autoritario”; como ahora con Calderón, en aquellos años Lozano no actuaba más que por instrucciones de su entonces jefe, el secretario de Comunicaciones Carlos Ruiz Sacristán, dice Carpinteyro.


Recuerda que en aquel tiempo ella representaba y defendía los intereses y derechos de Iusacell, empresa que se enfrentó al monopolio de Teléfonos de México y su subsidiaria Telcel. Acusa que Lozano en todo momento apoyó a las empresas de Carlos Slim. En medio de las hostilidades, “me hicieron saber que por mi bien y el de mi familia era bueno que tomara un sabático de tres años, cuatro, fuera de México”, relata.

“Lo que queda claro es que cada vez que (Lozano) ha tenido la oportunidad de tener poder lo ha ejercido abusando de ese poder, inclusive tomando represalias en contra de quien de alguna manera se opone a su ejercicio de poder o a ese abuso de poder”, asegura Carpinteyro.

Considera que Lozano hace todo lo necesario para conseguir aquello que ambiciona, sin tener en cuenta principio o valor alguno. “Pienso que él indudablemente es una persona inteligente, es una persona efectiva. Ciertamente es el golpeador del equipo de Calderón. Él siempre ha tenido una visión política que desde mi punto de vista ha sido desmedida; a lo que me estoy refiriendo es a que no importa qué es necesario hacer, él lo hace con tal de que efectivamente pueda de alguna manera continuar con sus ambiciones políticas.

“Y eso significa que al ritmo que le toquen él baila. Digo, el ritmo que le toque quien él piensa que al final de cuentas puede ser el que le abra la puerta para continuar con su ambición política. Difícilmente, pero muy difícilmente, él tiene principios per se o creencias o valores. Es más bien una persona que se va a ajustar a las circunstancias que le convienen desde un punto de vista político o económico”, afirma.

Pese a los cargos que Lozano ha desempeñado en el ramo, Carpinteyro no ve en él a un experto en telecomunicaciones. “Desde mi perspectiva, Javier Lozano no tiene mayores conocimientos del sector de telecomunicaciones. Cuando se está nada más del lado de la autoridad, uno nada más ve la mitad del escenario y no entiende, evidentemente, qué es lo que sucede en las empresas, ni cómo reaccionan ni cómo funcionan. Entonces ése es un conocimiento muy parco. Es como tratar de ser instructor de buceo sin ni siquiera haberse metido en una piscina para bucear”, concluye.

PASADO PRIISTA

Durante la administración de Salinas, a partir de septiembre de 1989, Lozano ocupó la Dirección de Autorización y Control del Crédito Externo Privado de la Secretaría de Hacienda, cuando ésta era encabezada por Pedro Aspe. Después se convirtió en coordinador de asesores del subsecretario de Normatividad y Control Presupuestal y posteriormente ocupó el cargo de director general de Normatividad y Desarrollo Administrativo en la Subsecretaría de Egresos.

Al convertirse Zedillo en Presidente, Lozano llegó a Pemex para ocuparse como contralor general corporativo. En enero de 1995, cuando Ruiz Sacristán era secretario de Comunicaciones, se convirtió en oficial mayor y en agosto de 1996 en subsecretario de dicha dependencia. Después presidiría, por más de un año (de abril de 1998 a mayo de 1999), la Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL).

Diódoro Carrasco –hoy panista y cercano a Josefina Vázquez Mota–, cuando estaba al frente de la Secretaría de Gobernación, nombró a Lozano subsecretario de Comunicación Social el 26 de mayo de 1999, en sustitución de Emilio Gamboa Patrón. Ese mismo día, Jesús Murillo Karam fue designado subsecretario de Gobierno y Jorge Tello Peón lo fue de Seguridad Pública. Los cambios se debían a que varios funcionarios habían decidido sumarse a la precampaña de Francisco Labastida en busca de la candidatura priista a la Presidencia.

En enero de 2000 empezaron a definirse los candidatos priistas a diputados federales y senadores por Puebla. Lozano logró hacerse de la candidatura a diputado por el distrito 11, por lo que el 29 de marzo de ese año fue sustituido por Gabino Cué como vocero de la Segob.

La elección presidencial de julio de 2000 sería la primera que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdería. Lozano también perdió, en la primera vez que buscó un cargo de elección popular. Derrotado él y el PRI, encontró un lugar en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), encabezado por Dulce María Sauri, como coordinador de Prensa. En su nuevo papel, criticó la estrategia de comunicación de la campaña de Labastida, particularmente la idea del “nuevo PRI”: “Lo que pasó con el nuevo PRI fue que nos sirvió mucho en la contienda interna, pero luego en la campaña no fue algo que pudiéramos reivindicar o demostrar con hechos, incluso fue contraproducente hablar del nuevo PRI cuando no hubo una renovación al interior del partido para poderlo demostrar ante la sociedad”, declaró el 26 de julio de 2000.

Como su vocero, Lozano fijó la postura del partido ante la posibilidad de que Vicente Fox incluyera a priistas en su gobierno: “El CEN del PRI les hace un respetuoso llamado a que, en conciencia, valoren desde un punto de vista ético y político la pertinencia de aceptar dicha encomienda” (30 de agosto de 2000). Tiempo después, Lozano cambiaría de posición y aceptaría ser funcionario de un gobierno panista, el de Calderón.

CONVERSIÓN POR AMISTAD


Gerardo Soria Gutiérrez es presidente del Instituto del Derecho de las Telecomunicaciones (IDET), una asociación civil que constituyó en julio de 2002 junto con Lozano y otros miembros. Soria conoce a Lozano desde que éste era oficial mayor en la Secretaría de Comunicaciones; aunque es crítico de los gobiernos panistas de Fox y Calderón, tiene una muy buena impresión de Lozano, de quien recuerda es un funcionario público formado en el PRI y al que describe como un genio.

En entrevista con Sin Embargo MX, Soria explica las razones por las cuales Lozano renunció al PRI: “Supe que rompió con el PRI por su cercanía con Felipe Calderón. Son amigos de la Escuela Libre de Derecho y supongo que fue la amistad personal lo que lo llevó a romper con el PRI y a acercarse al equipo de Felipe Calderón”.

Lozano conoció a Calderón en la Libre de Derecho en 1981. Más de dos décadas después se volverían a encontrar, en marzo de 2003, cuando el primero se desempeñaba como representante del gobierno de Puebla –encabezado entonces por Melquiades Morales– en el Distrito Federal y el actual presidente trabajaba en Banobras. Ese mismo mes Lozano renunció al PRI y empezó a tener contacto con personajes cercanos a Calderón, quienes tiempo después formarían parte de su equipo de campaña en busca de la Presidencia. A la postre secretario del Trabajo, Lozano se desempeñó como coordinador del “cuarto de guerra” de la campaña de Calderón y, tras la elección del 2 de julio de 2006, como coordinador del área de Análisis Sectoriales del equipo de transición. Así se convirtió en uno de los nueve integrantes más importantes de dicho grupo que llegó a sumar 203 miembros.

Para Soria, Lozano es un político “entrón” que hubiera hecho un buen papel como candidato panista a la Presidencia. “Hubiera causado mucha polémica, hubiera debatido sin tapujos; no se hubiera andado con frasecitas políticamente correctas. Muy probablemente hubiera polarizado más la elección y creo que hubiera podido jalar muchos más votos al PAN de los que obtuvo Josefina Vázquez Mota”, estima.

-¿Qué opinas de que a Lozano se le señale como el “golpeador” de Calderón?

-Javier es un tipo leal que se pone la camiseta, y estoy seguro de que lo que el presidente Calderón quisiera decir pero no puede dada su investidura, lo dice Javier Lozano.

-Lozano no pintaba para ser un funcionario importante durante el sexenio de Fox…

-Con Fox no pinta mucho, y no pinta mucho porque no ha habido administración más corrupta en materia de telecomunicaciones y transportes como la que hubo con Fox, concretamente con Pedro Cerisola (entonces secretario de Comunicaciones) y Jorge Álvarez Hoth (subsecretario). Javier Lozano siempre tuvo enfrentamientos con estos dos personajes. Una de las razones de mi renuncia a la COFETEL como comisionado fue porque estábamos fundando el Idet y me llama el subsecretario Álvarez Hoth para decirme que por instrucciones de Pedro Cerisola no podía asociarme en nada con Javier Lozano. Yo había pensado que esas épocas habían pasado, nunca pasaron, nada más cambiaron de nombre.

En el reciente proceso interno del PAN por la candidatura presidencial este enfrentamiento se reavivó. La Secretaría de la Función Pública intentó sancionar a Álvarez Hoth, coordinador de campaña de Santiago Creel, por haber otorgado como subsecretario un pago de 550 millones de pesos del erario en favor de Unefon en diciembre de 2006. El ex funcionario acusó a Lozano de estar detrás de la acusación.

-¿Si parecía que Lozano, por su trayectoria, podía ser secretario de Comunicaciones por qué se quedó finalmente con la Secretaría del Trabajo?

-Porque Carlos Slim se lo pidió a Felipe Calderón, y Felipe Calderón cedió.

-¿Por qué Slim se lo pidió?

-Digamos que durante el tiempo que Javier Lozano fue subsecretario de Comunicaciones y presidente de COFETEL adoptó varias resoluciones que afectaron los intereses patrimoniales de Telmex. Y así como Carlos Slim impuso a Pedro Cerisola en el gobierno de Fox –Pedro Cerisola venía de Telmex, era un empleado de Slim antes de ser secretario de Comunicaciones y Transportes–, no con el mismo grado de desfachatez, pero también en el gobierno de Felipe Calderón Carlos Slim se opuso a que Javier Lozano fuera secretario de Comunicaciones y Transportes.

PESE A TODO, ES UN PIANISTA

A Lozano le gusta ver películas del cómico Germán Valdés Tin Tan. Aficionado al futbol, es seguidor de las Chivas Rayadas del Guadalajara, aunque cuando puede acude al estadio Cuauhtémoc a ver jugar al equipo de su infancia, el Puebla, a veces acompañado del gobernador Rafael Moreno Valle. Se ha convertido en un usuario regular de Twitter, en donde envía mensajes desde muy temprano, antes de las siete de la mañana, y hasta pasada la media noche; suma ya más de 43 mil tweets y 99 mil 500 seguidores. Es también profesor en su alma mater; el 14 de agosto dio inicio su curso de introducción al estudio del derecho.

De entre sus aficiones y actividades, sin embargo, la música es cosa aparte, siempre está presente en su vida. Hace unos días, cuando murió su suegra, la señora Gloria Vázquez de Ponzanelli, a la que veía como una madre, una de las primeras cosas que le vino a la mente fue el coro de una canción de Rubén Blades, “Amor y control”: Cuánto control y cuánto amor / Tiene que haber en una casa / Mucho control y mucho amor / Para enfrentar a la desgracia.

Alentado por su madre, la señora Concepción Alarcón Jater, Lozano tomó en Estados Unidos, a donde había ido a vivir un año al terminar la Preparatoria, la decisión de dedicarse a la música, de vivir de tocar el piano. Fue entonces cuando escuchó de su maestra que le faltaba talento: “Lo más que te auguro es que puedas ser un buen teórico de la música. Sí puedes seguir tocando, puedes tocar para tu familia, parcialmente. Pero no dedicarte a esto”, le dijo.

De regreso en México, estudió dos carreras, la de abogado y la de piano en el Conservatorio Nacional de Música –“nada más para no dejar”–; la segunda fue la que finalmente abandonó. “Pero, en fin, esto es lo que nos está diciendo el mercado laboral: deben ser competitivos para aumentar la productividad laboral”, dijo ante estudiantes del ITAM que escuchaban su historia en mayo de 2011.

De cualquier modo, Lozano se da el lujo de contratar a la pianista rusa Irina Shishkina para que le imparta clases particulares. Ella, Sergei Gorbenko y Vladimir Sagaydo forman el trío Continuum, que el domingo 19 presentó en el Palacio de Bellas Artes un homenaje a Haydn con motivo de los 280 años de su nacimiento.

ENTRE MOZART Y BLADES


Lozano conoce bien la vida de Mozart, un consumado concertista a los 13 años, y sobre todo su música. No se le escapan los detalles más mínimos. Sabe que la Sinfonía Número 38 en Re Mayor conocida como Praga se compone de tres movimientos y no de cuatro, como las sinfonías clásicas. Disfruta cuando, aproximadamente a los dos minutos de iniciado, el piano entra en el Concierto Número 23 en La Mayor, ese que alguna vez Olivier Messiaen calificara como el más bello de los conciertos para piano de Mozart.

En Twitter escribe frases de Goethe, Aristóteles y Gandhi, da cuenta de efemérides históricas y lo mismo recuerda que el 17 de agosto “en 1838 fallece el poeta y libretista italiano Lorenzo Da Ponte. Escribió el libreto de Don Giovanni y Las Bodas de Fígaro, ambas de Mozart” que, el 15 de agosto, “en 1951 fallece uno de los pianistas más trascendentes de todos los tiempos, el austriaco Artur Schnabel, de la escuela de Beethoven”.

Se trata de conocimientos y textos que contrastan con las amenazas verbales, con el te va a llevar “la chingada” espetado a Vargas. Pero es que pese a que 54 minutos de cada hora que dedica a escuchar música ésta es clásica u ópera, Lozano es más parecido a Blades que a Mozart. Y es que Lozano no vive de la música, pero como Blades es abogado y aspira, algún día, a convertirse en Presidente de su país. El panameño ya fue candidato, en 1994, y quedó en tercer lugar; Lozano se contó entre los diez precandidatos presidenciales panistas más nadie nunca pensó seriamente que pudiera convertirse en candidato.

Es en los seis minutos restantes de cada hora de música cuando Lozano oye salsa, de Gilberto Santa Rosa, pero sobre todo de Blades. Alguna vez suena en su iPod el “Himno de los olvidados”: Éste es el canto de la gente triste / Éste es el himno de los olvidados / Es el reclamo por lo que no existe / Es la protesta de los desesperados / Las ilusiones nuestras se han perdido / Con la maldad de los que han gobernado / Con su violencia nos han sometido / Con la violencia serán castigados / Lucharemos hasta ser librados.

Lozano es un gran admirador de Blades, a quien llama “querido maestro” y de quien se asume como su “amigo mexicano”. Pero sus enseñanzas parecen limitarse a la parte instrumental, el contenido social de las letras del reconocido compositor no llegan a influir demasiado en la manera de comportarse del ex priista. De cualquier modo, el senador electo suele disfrutar, particularmente durante sus vacaciones en la playa, de temas como “Pablo Pueblo” (Llega hasta el zaguán oscuro / Y vuelve a ver las paredes / Con las viejas papeletas / Que prometían futuros / En lides politiqueras / Y en su cara se dibuja / La decepción de la espera), “Mientras duerme la ciudad” (De noche, la clase alta conspira, jaibol en la mano, tramando / La clase media descansa, estropeada, la televisión mirando / La clase baja sigue abajo, el día del cambio esperando) y “Prohibido olvidar” (Prohibido el derecho a huelga y el aumento salarial / Prohibieron ir a la calle y al estado criticar / Prohibieron reírse del chiste de su triste gobernar / Prohibieron el desarrollo del futuro nacional / Yo creo que la única forma de darle a esto un final es: ¡Prohibido olvidar!).

Lozano toca el piano, pero exclusivamente música clásica. Obras de Mozart, Beethoven, Chopin y Tchaikovsky se encuentran en su repertorio. La salsa sólo la baila, particularmente cuando tiene oportunidad de acudir a fiestas.

en Sinembargo al Aire

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