Joaquín Madrigal Olán, presidente de la Confederación de Sociedades Cooperativas de Producción Pesquera y Acuícola «El Faro», sostiene que las causas de los decesos de manatíes en Tabasco son en primer lugar los escurrimientos y fugas de pozos y ductos abandonados pertenecientes a Petróleos Mexicanos, además del vertimiento de residuos domésticos y el cambio climático.
La situación, destaca, está ocasionando problemas no sólo a los animales, sino en la salud de los pobladores que se manifiestan en problemas de la piel, conjuntivitis, gastroenteritis e incluso malformaciones congénitas.
El líder pesquero exige la inmediata actuación de las autoridades federales y estatales, antes de que los tabasqueños sufran daños más graves que los lleven incluso a la muerte.
Ciudad de México, 16 de agosto (SinEmbargo).- Pescadores de Tabasco aseguran que la muerte de decenas de manatíes y otras especies, de mayo a la fecha, no es la única consecuencia de la contaminación de las aguas: advierten que la población sufre ya daños en la salud, que de no atenderse podrían derivar en decesos.
Los manatíes habitan en la zona Pantanos de Centla, Tabasco, decretada como Reserva de la Biósfera el 6 de agosto de 1992 e inscrita en la Lista de Humedales de Importancia Internacional, en 1995. Dicha reserva abarca 302 mil 706 hectáreas en los municipios de Centla, Jonuta, Macuspana y Campeche, y alberga uno de los sistemas hidrológicos más grandes del país que incluye los ríos Grijalva y Usumacinta.
La versión oficial por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ha sido que han muerto 30 ejemplares, aunque pescadores de la localidad afirman que la cifra es al menos tres veces mayor. Las causas de los decesos, informó la dependencia federal hace algunos días, son multifactoriales, pero subrayó que los cadáveres no han presentado huellas de daños provocados por actividades realizadas por el hombre.
No obstante, Joaquín Madrigal Olán, presidente de la Confederación de Sociedades Cooperativas de Producción Pesquera y Acuícola «El Faro», sostiene en entrevista para SinEmbargo que las causas de esos decesos son en primer lugar los escurrimientos y fugas de pozos y ductos abandonados pertenecientes a Petróleos Mexicanos (Pemex), además del vertimiento de residuos domésticos y el cambio climático.
«El principal detonante de estas muertes son los escurrimientos y las fugas de la extracción de gas que Pemex provoca en la región. Recientemente en Jonuta se suscitó una fuga de gas en una línea de diez pulgadas en el poblado José María Pino Suárez. Esa fuga estuvo tirando combustible durante cinco días seguidos y la muerte de peces se incrementó», relata.
Sin embargo, hace algunos días en entrevista para Televisa, Rafael Pacchiano Alamán, titular de la Semarnat, descartó que un derrame de la paraestatal causara la muerte de los manatíes.
El martes pasado, en reunión entre autoridades, se dio a conocer que la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) realizará inspección permanente «en el 100 por ciento de las instalaciones de Pemex».
“Pemex no puede eximirse de esa culpa porque brota el aceite en las lagunas, lo que ha provocado mortandad de peces y otras especies”, recrimina el líder de los pescadores tabasqueños.
En el caso de los residuos sanitarios, comenta Madrigal Olán, las plantas de tratamiento de aguas residuales no funcionan adecuadamente, por lo que los desechos de las viviendas se arrojan directamente a los cuerpos de agua que impactan a los ríos Grijalva, Usumacinta y los Bitzales.
El líder pesquero afirma que al menos tres municipios tabasqueños se han visto afectados por la situación: Jonuta, Macuspana y Centla, donde los habitantes presentan problemas de salud como enfermedades en la piel con daños parecidos a los provocados por quemaduras, y que sanan hasta en dos meses si son bien atendidos. También registran enfermedades como conjuntivitis, gastroenteritis e incluso malformaciones congénitas.
«En la región, todos viven del río. De allí comen, de allí pescan, de allí hacen todo: utilizan el agua para cubrir sus necesidades como bañarse, lavar ropa, lavar trastes y hasta beberla hervida. La gente se nos está enfermando y se están muriendo ganado y perros […] El Usumacinta es el más contaminado», destaca.
Por si fuera poco, la economía local padece también los estragos, pues nadie compra pescado por la incertidumbre que existe sobre los posibles daños que acarrearía el consumo, además, el arribo de turistas se ha visto limitado.
¿ESPERAR LA MUERTE DE PERSONAS PARA ACTUAR?
Madrigal Olán acusa que la Semarnat, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y el Gobierno del Estado, encabezado por el perredista Arturo Núñez Jiménez, han sido negligentes en el caso. Incluso denuncia la existencia de un «cerco informativo» a nivel local para evitar que la población se entere de lo que ocurre.
«Las autoridades son negligentes. Definitivamente hay un interés por protegerse entre ellos, se están solapando, se están cubriendo porque ellos saben que tienen responsabilidad y no están dando información real», recrimina.
El líder, quien ha sido blanco de amenazas tras acompañar la lucha de los pescadores, advierte que si las autoridades no intervienen con prontitud para resarcir el daño, la población correrá con la misma suerte que los manatíes.
«No han dimensionado la magnitud del problema y hasta que empiecen a caer los seres humanos es cuando van a tomar verdaderas acciones. Si no actúan de inmediato, si no se empieza un programa de remediación, si no se pone atención a esos pozos que están vertiendo aceite, que tienen escurrimientos en los ríos, esto se va a complicar para los tabasqueños», remarca.
Por ello, exige a las autoridades tomar conciencia del problema que se está presentando en la región de los ríos de Tabasco, se tomen acciones concretas como la implementación de brigadas médicas para atender a la gente que está padeciendo las consecuencias, limpieza de los cuerpos de agua e indemnizaciones para el sector pesquero.
METALES PESADOS EN EL AGUA
De acuerdo con una evaluación realizada por el Instituto Tecnológico de Boca del Río, ubicado en Veracruz, las aguas habitadas por los manatíes presentan contaminación por plomo, aluminio y cadmio.
Además, Derecho Sin Fronteras obtuvo muestras en las que logró identificar presencia de glifosato, que de acuerdo con Víctor Hirales, presidente y fundador de la organización civil, es utilizado en miles de hectáreas de cultivo de palma africana en aquel estado y en Campeche. Dicho herbicida ha sido considerado por la organización Mundial de la Salud (OMS) como “posible cancerígeno”.
La organización civil prepara una evaluación del impacto a la salud pública de los pobladores y un juicio de acción colectiva en contra de la emarnat, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa); además de la defensa legal de los habitantes de la región afectada.
RESGUARDAN MANATÍES
El pasado 3 de agosto, la Semarnat dio a conocer que un grupo conformado por autoridades, academia y sociedad civil lleva a cabo el rescate y resguardo temporal de manatíes, «como medida precautoria».
«Se propone rescatar a un cierto número de individuos y mantenerlos en cuarentena en la Estación Tres Brazos, dentro de la misma reserva pero fuera de la zona afectada, además de fijarle un sistema de telemetría satelital a uno o dos animales adultos en mejores condiciones para poder hacer seguimiento de los ejemplares que permanezcan en o cerca de la zona», informó.