¿Es frágil y endeble nuestra democracia? Tres escritores y pensadores se pusieron a debatir sobre el tema y sacaron este libro que, con prólogo de Arnoldo Kraus, está integrado por los capítulos “Parásitos de la libertad”, “La democracia en la oscuridad” y “Otro lugar”. Escrito por Guillermo Fadanelli, Leonardo Da Jandra y L. M. Oliveira, Desconfianza presenta un diálogo entre los autores, quienes tratan la democracia y su práctica más ética a través de distintas reflexiones.
Ciudad de México, 11 de agosto (SinEmbargo).- Por medio de 110 páginas, Desconfianza (Lince ediciones) presenta un diálogo entre los autores Guillermo Fadanelli, Luis Muñoz Oliveira y Leonardo Da Jandra.
Con prólogo de Arnoldo Kraus, el libro acerca al lector a la perspectiva del filósofo y escritor chiapaneco Leonardo Da Jandra ─autor de la novela Samahua, por la que recibió en 1997 el Premio Nacional de Literatura IMPAC (International Dublin Literary Award)─, quien en este texto reivindica la participación ciudadana.
L.M. Oliveira ─Doctor en Filosofía, investigador y autor de las novelas El oficio de la venganza, Bloody Mary, Resaca y Por la noche blanca─, suma a esta publicación una reflexión sobre el miedo con que se vive en México, al tiempo que Guillermo Fadanelli ─fundador la Editorial Moho, Premio Colima de Literatura en 2002 y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte─, hace un retrato de lo que es un hombre ideal para la sociedad.
El público también recorrerá también el pensamiento de destacadas mentes como la del filósofo alemán Friedrich Hegel (1770-1831), del filósofo, economista y sociólogo alemán Karl Marx (1818-1883) y la del escritor e intelectual francés François-Marie Arouet, conocido como Voltaire (1694-1778), entre otros.
–¿La desconfianza es igual para los tres?
–De los puntos que tenemos en común es la desconfianza y nos llevó al título. Es desconfianza a la democracia real, no a la democracia ideal. El libro se trata bastante de cómo caminar de lo que vivimos hacia la democracia teórica que nos gusta defender.
–La gente de todas maneras está reacia al cambio, el PRI y el PAN estaban muy metidos adentro de la gente
–El cambio es necesario por la realidad en que vivimos. Nadie medianamente sensato pretendería el camino que estamos haciendo, el de la violencia, la pobreza, la desigualdad, la corrupción. El libro no se centra en políticas públicas inmediatas, sino que debate a un nivel más amplio. Ahora más bien podemos hablar de las ideas. Tiene sentido lo que ha anunciado el nuevo gobierno, aumentar los salarios, reducir la violencia, frenar la corrupción; creo que el diagnóstico que está siguiendo el nuevo gobierno es adecuado.
–La desconfianza es un libro que ya terminaron las elecciones, ¿qué valor tiene?
–Precisamente es bueno un libro leerlo después de las elecciones, se trata de cómo hacemos para construir confianza en la democracia. Es cambiando muchas cosas y una es fundamental es que logremos teniendo más ciudadanos. Es muy difícil que pretendamos tener una democracia plena si no funcionamos como ciudadanos democráticos. No sólo depende de un cambio en el régimen, sino que aspiramos a un cambio en el individuo. El autoritarismo fue muy fuerte en este país y por supuesto que las personas actúan inconscientemente como si tuviéramos un Gobierno papá.
–Pensando en Fadanelli él siempre habla de ser ciudadano, algo que no es simple, que es complejo, ¿qué aportó Leonardo Da Jandra?
–En eso estamos a favor los tres, que haya cambio en el individuo. Da Jandra lo llevó al extremo de irse a vivir a una isla. En su ensayo habla mucho sobre la libertad, que uno la goza pero que deben permitir los demás que las gocemos. ¿Pueden las mujeres caminar libremente? En teoría sí, pero en la práctica no. No se puede lograr con un policía en cada esquina detenga a los hombres que las miran con lascivia. Necesitamos cambiar cómo estamos educando a las personas y a las personas que ya están educadas así, tenemos que reeducarlas. Tenemos que reeducarla para hacer personas democráticas a la gente. La civilización comienza así y hemos ido descubriendo los derechos de las personas. Es a largo plazo. Tenemos que poner las expectativas en su justo medio, pero no podemos exigir ni esperar que dos días después de AMLO tome posesión México sea Suiza. Si esperamos eso, tendremos una larga decepción. Lo que creo que se puede exigir que empiecen a sentar las bases para que sea posible la democracia que queremos.
–Hay tres generaciones entre ustedes, ¿hay confluencia en las miradas de ustedes?
–Los tres coincidimos en la idea de democracia. A partir de ahí por supuesto que hay confluencia. Al final no es que tengamos palpables las diferencias, se pueden detectar en los aspectos prácticos en este libro. Fadanelli, por ejemplo, desmenuza mucho más los caminos a tomar. Yo a veces me centré mucho más en demostrar a veces con datos de dónde viene la desconfianza. Da Jandra es mucho más teórico, sobre todo en pedir que los individuos manejen las cosas con diferente actitud.
–Tú tienes un hijo, Fadanelli y Da Jandra no, ¿cómo viste el nacimiento de tu hijo a la luz de este debate?
–Por supuesto que ese impulso se vuelve más fuerte para tratar de cambiar la realidad. Pero también lo encuentras en ellos. No da igual dejar el mundo cómo lo dejemos. Hay una responsabilidad con las futuras generaciones. Tener al hijo en casa fortalece ese impulso. Jugar en las calles, caminar libremente, no tener miedo de que te secuestren, de que te maten, de que te violen, lo quiero para mí pero también para mis hijos. Yo lo demuestro con cifras. Mucha gente tiene miedo de salir de noche, el 27 por ciento no sale en carreteras, si la mitad de los mexicanos no vive de noche.
–La vida está súper acotada
–La libertad acotada, no caminamos realmente libres. Si estamos juntos es para lograr cosas mejores, lo dice Fadanelli en el libro. Parece que viviéramos atrincherados. La democracia es el único camino, sino el país distinto lo tenemos que construir entre todos.
–A principios del 2000 había una situación especial que fue difuminándose
–La espiral de violencia ha sido tremenda. La paz no se alcanza deseándola. Creo que no hay paz sin justicia. El camino más seguro a la paz es la justicia.
–La paz con justicia se me ocurren los juicios de Argentina, por ejemplo
–Claro. Si quieres acabar con la impunidad pon en la cárcel a todos los individuos que se han robado los recursos públicos. ¿Por qué no hacerlo? Para que se haga más fuerte ese sentimiento de que hay que cambiar la realidad, hay que juzgar a los corruptos y a los asesinos. Más vale que el nuevo Gobierno reforme el Estado y garantice la justicia. También me refiero a la otra justicia, a la social. La desigualdad es tremenda en este país y hay que reducirla lo más pronto posible y de la manera más drástica.
–Los salarios de la justicia revelan hasta qué punto está vendida la justicia
–Ahí hay una medida muy buena del nuevo Gobierno que es reducir el salario y que nadie cobre más que el Presidente. Que nadie gane más que él. No es tan importante su salario sino que se vuelva la parte más alto del escalafón del salario, lo que va a implicar que reduzcan sus salarios. No puede ser que por ley un juez gane 100 veces más que un trabajador. Es indignante. México es el país del mundo más desigual.