Sacha Baron Cohen aprovechó su familiaridad con Israel e interpretó al coronel retirado, Erran Morad, quien se caracteriza por portar botas negras, ropa y sudadera tipo militar, y tener una cicatriz en la cara; cejas juntas muy pobladas y hablar un inglés con acento fuerte, salpicado de expresiones en hebreo.
Jerusalén, 3 de agosto (AP).— Sacha Baron Cohen lo hizo de nuevo. Tras aprovechar su familiaridad con Israel y su fluidez en hebreo para moldear personajes excéntricos como Borat y Bruno, el comediante judío ha creado su personaje más estereotípicamente israelí hasta la fecha: el grotesco instructor antiterrorismo de su nueva serie de Showtime, «Who is America?».
El coronel retirado Erran Morad logró convencer al exvicepresidente Dick Cheney de que firmara un kit de tortura con agua y al ex líder de la mayoría en el senado Trent Lott a que respaldara un plan para armar a niños de kínder, y llevó a que un representante del estado de Georgia renunciara tras gritar insultos racistas y mostrar el trasero en un supuesto ejercicio militar contra yihadistas homofóbicos.
Otros que cayeron en la trampa, como el excandidato republicano al Senado Roy Moore, acusaron a Baron Cohen de aprovecharse de los amigos de Israel en Estados Unidos y buscar “avergonzar, humillar y burlarse” del Estado judío. Pero en Israel, donde nació la madre de Baron Cohen y donde el comediante pasó gran parte de su juventud, la gente parece entender el chiste.
“La reacción ha sido mayormente de asombro por la precisión del retrato. Realmente logró capturar algunos de nuestros atributos”, dijo risueño Einav Schiff, crítico de televisión para el diario Yediot Ahronot. «Todos aquí conocemos a un ‘Erran Morad’, pero no visto ningún escándalo o vergüenza por el personaje. En su mayoría ha sido un ridículo para estos estadounidenses que han caído con él”.
Con sus botas negras, ropa y sudadera tipo militar con letras hebreas escritas al revés, el Morad de Baron Cohen tiene una cicatriz en la cara, cejas juntas muy pobladas y habla un inglés malo con acento fuerte salpicado de expresiones en hebreo y con una cadencia agitada, típica de los secos militares israelíes. Aunque se supone que es un coronel, a veces se refiere a sí mismo como general, mayor o capitán; en otras ocasiones dice que rindió servicio en la agencia de espionaje Mossad. Con Cheney, este supuesto militar retirado se presentó con su uniforme verde olivo completo y una insignia de sargento. Nada de esto pareció ser una alarma para el ex secretario de defensa estadounidense.
Es ese tipo de absurdo lo que más gracia ha causado a los israelíes. Además de exponer los prejuicios de sus entrevistados, el humor de Baron Cohen ha destapado la versión fetichizada de Israel que muchos de sus supuestos simpatizantes devotos en la derecha religiosa creen que existe. Casi todos accedieron a la entrevista por el señuelo de un falso premio pro Israel por su apoyo al país, cuando en realidad todo lo que pasó fue que quedó expuesta su ignorancia.
En la práctica, la mayoría de los israelíes son seculares, apoyan los derechos de los gay e incluso a pesar del servicio militar obligatorio en el país, están poco interesados en las armas como pasatiempo. De hecho, las leyes israelíes de armas son bastante estrictas y muchos ven con incredulidad la obsesión de los estadounidenses con las armas.
Eso queda especialmente en manifiesto con el segmento del programa «Kinder-guardian» de Morad, en el que varios conservadores amantes de las armas son engañados para creer que Israel arma a sus alumnos de preescolar para combatir los tiroteos en las escuelas. Lo más sorprendente es que los entrevistados apoyan las armas adornadas con imágenes infantiles de perros, conejos o unicornios.
“El curso intensivo de tres semanas ‘Kinder-guardian’ les presenta a niños especialmente seleccionados de 12 a 4 años pistolas, rifles, armas semiautomáticas y conocimiento básico de morteros”, dice el excongresista republicano Joe Walsh en un segmento. «En menos de un mes, un estudiante de primer grado puede convertirse en un primer lanzador de granadas”.
En una subsecuente entrevista con CNN, Walsh admitió que se dejó engañar por un programa que le pareció sospechoso. “Pensé, esto es un poco loco, pero es Israel e Israel tiene una defensa fuerte”, explicó.
Este razonamiento ha creado preocupación en Israel de que otros sean lo suficientemente inocentes para creer en el chiste de Baron Cohen.
“Sí, tu sátira dio vistosamente en el clavo y el coronel Erran Morad dio en el clavo. Sin embargo, es bastante malo que Israel sea condenado por las cosas que hace. ¿Tienen que inventar cosas falsas horribles?”, escribió Allison Kaplan Sommer, columnista en inglés para el diario Haaretz. «Sátira o no, me temo que el público estadounidense se quedará con la impresión de que en verdad somos fanáticos de las armas cuando la realidad es que nuestro control de armas es un millón de veces más estricto que en Estados Unidos”.
Sin duda Baron Cohen, de 46 años, conoce bien su material. Es un judío practicante y perteneció a un grupo de jóvenes sionistas cuando estaba en la escuela secundaria en Inglaterra. Tras su graduación pasó un año trabajando y estudiando en un kibutz (colonia agrícola) en el norte de Israel y desde entonces ha regresado varias veces de visita. Su fluidez con el hebreo y su conocimiento de la política y la cultura israelí ya ha permeado su humor antes.
Borat, su kazajo absurdo, misógino y antisemita, de hecho habla en hebreo, un giro que hizo que su película de 2006 fuera un éxito en Israel. La cinta tiene muchas groserías en hebreo y en una escena Borat canta el tema folclórico hebreo «Kum Bajur Atzel», que significa “levántate niño flojo”. La característica expresión de Borat «Wa wa wi wa», equivalente de “¡guau!”, deriva de una rutina en un popular programa de comedia israelí.
Tres años después Baron Cohen interpretó a Bruno, un experto en moda austriaco con vena nazi, y casi crea un disturbio al visitar un barrio judío ultraortodoxo en Jerusalén paseándose por la calle con una versión sexy de un traje jasídico. También se refirió de manera intercambiable al platillo de garbanzos «hummus» y al grupo islámico militar “Hamas”.
Showtime dijo que Baron Cohen no estaba disponible para dar entrevistas sobre Morad.
En el caso de Moore, quien ha negado múltiples acusaciones de que intentó tener relaciones con adolescentes cuando tenía unos 30 años, Morat apela a la imagen de Israel como una nación con mucha tecnología para presentar su más reciente artefacto: “un detector de pedófilos” que suena cada vez que lo pasa junto al senador.
Pero incluso esto se queda corto frente a la humillación que sufrió Jason Spencer, el representante de Georgia. Engañado por Morad, Spencer gritó un insulto racista contra la gente negra, imitó de manera peyorativa a los turistas asiáticos mientras colocaba un palo selfie entre las piernas de alguien vestido con traje tradicional musulmán y luego caminó de espaldas hacia Morad con el trasero al descubierto para darle miedo a un atacante homofóbico.
Dor Hillel, un exsoldado israelí de 26 años, dijo que le pareció que la candidez tan sorprendente que le tomó un tiempo entender qué era lo que estaba viendo.
«Aparentemente esa gente es tan ingenua que realmente piensa que somos así”, dijo. “Esos estadounidenses se creen cualquier cosa”.