El festival PHotoESPAÑA selecciona las publicaciones más destacadas de este arte durante 2018. El impacto del turismo actual, memorias familiares, roadtrips… Todas las obras esconden reportajes a caballo entre la superación personal y la denuncia.
Por José Antonio Luna
Ciudad de México, 14 de julio (SinEmbargo/eldiario.es).- No solo muestras bebe el festival PHotoESPAÑA. Aunque son muchas las paradas recomendables, las imágenes también van más allá de las salas de los museos. «Hay siempre dos personas en cada cuadro: el fotógrafo y el espectador», decía el reconocido paisajista estadounidense Ansel Adams. Un espectador que, en ocasiones, se convierte en lector y unos cuadros que, de la misma manera, pueden acabar expuestos en nuestras estanterías.
Por esta razón, PHotoESPAÑA ha seleccionado las publicaciones más destacadas de este arte durante el año 2018, las cuales pueden verse (y leerse) en la Biblioteca Nacional de España (Madrid) hasta el próximo 23 de septiembre. En esta ocasión, el jurado para otorgar dichos reconocimientos ha estado conformado por tres especialistas en la materia: la fotógrafa Premio Nacional Cristina de Middel, el coleccionista y editor José María Lafuente y el director cultural de la Biblioteca Nacional de España Miguel Albero. Ellos han sido los encargados de hacer la criba entre las 350 inscripciones recibidas durante la convocatoria.
Las diferentes categorías (nacional, internacional y autoeditado) se convierten en un paseo por publicaciones que, en realidad, son miradas personales sobre la realidad que rodea al autor. Ojos fotográficos que unas veces se posan sobre historias de superación, ya sean propias o ajenas, y otras sobre situaciones incómodas que, precisamente por eso, merecen ser visibilizadas.
Ya sea para leer en la playa o en la montaña, a los muchos libros que podemos llevar en la maleta para este verano también se pueden sumar otros, los de fotografía. Y, por si no fuera suficiente con los tres ganadores, también incluimos las menciones de honor a cada premio que, no por ello, dejan de ser interesantes. A continuación, las publicaciones y sus respectivas historias. Avisamos: quedarse con una no es fácil.
Mejor libro del año en categoría nacional
Like (Ediciones Anómalas), de Eduardo Nave
La incapacidad para mirar más allá del paloselfi. Esa es la premisa del valenciano Eduardo Nave, el cual también expuso el año pasado en el Centro de Arte Alcobendas (Madrid). Su trabajo parte de un interrogante: ¿Es posible experimentar la emoción del descubrimiento? Como el autor explica a la página especializada en imagen Xataka Foto, la serie se encuentra dividida en varios capítulos en los que la huella humana pasa de estar ausente a convertirse en algo evidente. Los paisajes quedan sustituidos por turistas que buscan el mejor ángulo en Pisa (Italia) para al final conseguir el verdadero propósito del viaje: un like.
Mejor libro del año en categoría internacional
«Mis padres, que son dueños de un estudio fotográfico, desaparecieron después del tsunami de 2011. Nuestra casa fue destruida», explica el japonés Mayumi Suzuki en su blog personal. Después del desastre, empezó a buscar a su familia entre los escombros, pero lo único que logró rescatar fue un álbum de fotos y la vieja cámara de su progenitor con la lente llena de fango. Los retratos tenían manchas y estaban descoloridos, pero, para el autor, estos eran «cicatrices» que servían como metáforas del daño en su ciudad. Entre los escombros no encontró cuerpos, sino imágenes que terminarían convirtiéndose en The Restoration Will.
Mejor libro del año en categoría autoeditado
Nueva Galicia, de Iván Nespereira
El trabajo del gallego Iván Nespereira es el resultado de una investigación histórica de siete años sobre la explotación del denominado como «oro negro». Es decir, del caucho. Atraídos por la comercialización de este material, muchos gallegos migraron a la Amazonía peruana, un rastro que este fotógrafo ha querido documentar a través de su cámara. Por ello, el artista explica en su web que Nueva Galicia registra el rastro de dos movimientos: «El del árbol del caucho, que comienza cuando 70.000 semillas fueron transportadas desde Brasil a Inglaterra», y el de «un grupo de europeos» que cruzaron el charco «entre 1850 y 1920» y que echaron raíces «en diferentes poblaciones a orillas del río Amazonas».
Mención especial categoría nacional
La gravetat del lloc (Ediciones Anómalas), de Israel Ariño
El proyecto del barcelonés Israel Ariño es una carta que invita a pasear sin miedo por la oscuridad. Como el fotógrafo describe, es «una propuesta más sensorial que razonada, repleta de elementos intangibles que aparecen y desaparecen de manera paulatina a medida que vas pasando las páginas». La noche se convierte así en una especie de trampantojo que hace reflexionar sobre el significado de lo que vemos cuando la luz cae y lo único que quedan son sombras, figuras que dejan intuir, pero que no llegan a formarse con claridad en la retina. Toda esta iniciativa, además, fue realizada en un centro de arte contemporáneo en la Bretaña francesa, un lugar con una extraña vinculación emocional que Ariño deja patente en la obra.
Mención especial categoría internacional
On Abortion (Dewi Lewis Publishing), de Laia Abril
El libro de Abril pone el foco en un tema que, como demuestra Argentina, sigue estando de actualidad: la legalización del aborto. «En muchos países y religiones, la ley o la coacción social niegan a millones de mujeres el acceso al aborto. Se ven obligadas terminar sus embarazos en contra de su voluntad, incluso si son menores y víctimas de violación», denuncia la barcelonesa en su página. Según cuenta en su libro, a veces los embarazos eran detenidos con sustancias tóxicas como veneno para ratas, algo que tomaban incluso con el riesgo de contraer gangrena o psicosis en los mejores casos. No obstante, este libro es solo la primera parte de un proyecto llamado A History of Misogyn, en el que su autora realiza comparaciones históricas y contemporáneas sobre el horror de una guerra a menudo invisibilizada.
Mención especial categoría autoeditado
Whispering Hope, de Chikara Umihara
Los Ángeles, 07:00 PM; Oakland, 11:30; Sacramento, 10:10 PM… El japonés Chikara Umihara estuvo durante cinco años viajando por Estados Unidos a bordo de un autobús sin pensar en ningún destino. Aparentemente solo seguía un patrón: montarse y dejarse llevar allá donde le llevaran. De esta manera, a través de sus imágenes, vemos con ojos de turistas la importancia de lo mundano, de carreteras o prados que para algunos son paisajes cotidianos, pero que bajo la lupa del extranjero adquieren tintes exóticos. Whispering Hope es, a grandes rasgos, un road trip con una única pretensión: visitar lo desconocido.
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