La compra de agua embotellada va en aumento en los últimos años en los hogares urbanos y rurales de México, que destinas entre 52.6 y 46.4 pesos semanales, respectivamente. Mientras, el gasto del servicio alcanzó 41 pesos en promedio semanal.
La empresas como Coca Cola, Pepsico, Danone, Nestlé y Pascual, entre otras, son las principales beneficiadas ante la desconfianza del agua que brota del grifo.
Lilia Rodríguez Tapia, Jefa del Área de Investigación Crecimiento y Medio Ambiente en el Departamento Economía de la UAM Azcapotzalco, explicó a este medio que las embotelladoras extraen alrededor de 7.9 millones de metros cúbicos del vital líquido por año de siete cuerpos subterráneos del país –cuatro de ellos sobreexplotados– y que el precio que pagan por cada metro cúbico es de 19.82 pesos, del que obtienen ganancias de mil 008 pesos.
Ciudad de México, 13 de julio (SinEmbargo).- La compra de agua embotellada ha ido en aumento ante la desconfianza que los consumidores mexicanos tienen del vital líquido que sale del grifo, lo cual, además de representar un gasto económico para las familias, ocasiona problemas de contaminación ambiental y agotamiento de los mantos acuíferos.
«En el país existe un problema de oferta de agua de calidad bebible. La calidad del agua que dan los organismos operadores es muy reducida», señaló la doctora Lilia Rodríguez Tapia, Jefa del Área de Investigación Crecimiento y Medio Ambiente en el Departamento Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) unidad Azcapotzalco, en entrevista para SinEmbargo.
Con datos del Módulo de Hogares y Medio Ambiente (MOHOMA), proyecto dirigido a generar información estadística sobre la relación que se establece entre la población y el medio ambiente, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reveló que el consumo de agua embotellada ha ido en aumento en los últimos años: en 2015, en el 70.8 por ciento de los hogares de zonas urbanas se consumía y ya para 2017 la cifra llegó a 76.3 por ciento.
No obstante, el fenómeno no sólo ocurre en las ciudades, desde el año pasado el agua embotellada está presente en cerca del 50 por ciento de las viviendas ubicadas en comunidades rurales.
El gasto que destinan a la compra de agua embotellada y de garrafón las familias que habitan en zonas rurales y urbanas no es tan dispar: 52.6 y 46.4 pesos semanales, respectivamente. Mientras tanto, el gasto por el líquido proveniente de la red pública alcanzó 41 pesos en promedio semanal.
«Una de las funciones de los organismos operadores es garantizar una buena calidad del agua, pero no la están cumpliendo ni en centros urbanos ni rurales […] La gente gasta un monto permanente para abastecerse de agua embotellada y eso implica algún tipo de validación de que el agua del grifo no les está funcionando», señaló la especialista.
La investigadora resaltó que «ante la ausencia de una oferta que debería ser cubierta por los organismos operadores del recurso, las empresas tienen un nicho de mercado grandísimo donde la gente está dispuesta a pagar parte de su ingreso en cubrir esta necesidad». Coca Cola, Pepsico, Danone, Nestlé y Pascual, entre otras, son las beneficiadas.
Kantar Worldpanel, agencia de investigación de mercados, reveló que México es uno de los principales consumidores de agua embotellada. El año pasado, dio a conocer que en promedio cada hogar adquirió 1 mil 385 litros en los que gastó 1 mil 315 pesos. Mientras, en países como Chile y Colombia, donde no se acostumbra consumir dicho producto, en el mismo periodo de tiempo se compraron 37 y 39 litros en promedio respectivamente.
De acuerdo con Statista, portal de estadísticas e investigación de mercado, en 2016 las empresas que acaparan el mercado de agua embotellada obtuvieron ganancias por 66 mil 511 millones de pesos.
La académica informó que sólo en la Cuenca del Valle de México (CVM), las empresas extraen alrededor de siete millones 900 mil metros cúbicos del vital líquido por año de siete cuerpos subterráneos, cuatro de ellos sobreexplotados: el de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, el de Texcoco y los de Cuautitlán-Pachuca y Chalco-Amecameca.
Las empresas, indicó, son las grandes ganadoras, pues la tarifa que pagan por metro cúbico es de 19.82 pesos, como lo establece la Ley Federal de Derechos, mientras obtienen ganancias de mil 008 pesos por cada metro cúbico extraído, que equivale a un peso por litro.
«Esa privatización del agua tiene que ver con el fortalecimiento de la industria gracias al descuido del Estado en proveer agua potable digna», dijo al respecto Miguel Rivas, coordinador de la campaña de océanos de Greenpeace México.
La omisión por parte de las autoridades incluso atenta contra el orden constitucional. El artículo 4to dice textualmente que «toda persona tiene derecho al acceso, la disposición y el saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El Estado debe garantizar este derecho de forma equitativa y sustentable, y establecer la participación de la Federación, los estados y la ciudadanía para conseguirlo».
DEL GRIFO PERO…
El documento publicado el pasado 5 de junio apunta que los mexicanos eligen beber agua embotellada por razones ligadas al tema de salud, además del sabor y/o color del líquido proveniente de la red pública.
Olga vive con su esposo y dos hijos adolescentes, y, como en muchos otros hogares mexicanos, en su casa prefieren consumir agua embotellada: cada semana compran cuatro paquetes con 12 botellas cada uno y gastan alrededor de 200 pesos en ello, además adquieren un garrafón de 20 litros que cuesta 40 pesos.
«No bebemos del grifo porque no confiamos en la higiene de las tuberías, preferimos tomar el agua embotellada y cuando es posible rellenamos las botellas con el agua del garrafón, pero máximo dos veces», contó.
El 69.4 por ciento de los entrevistados por los investigadores situó como preferida al agua embotellada por considerarla más saludable, mientras el 19.6 por ciento ligó las motivaciones del consumo al sabor o color del vital líquido de la red pública.
«[Los mexicanos] creen que el agua tiene bacterias y que se pueden enfermar al tomarla, y, en efecto, el agua realmente no tiene calidad bebible. Nosotros hicimos un estudio que reveló que el 90 por ciento de la población no la bebe directo del grifo: la hierve, la clora o la trata mediante filtros. Hacen todo tipo de acciones para mejorar el agua de la llave, pero la mayoría opta por comprarla embotellada», comentó la doctora Rodríguez Tapia.
Pese a lo anterior, en marzo pasado una investigación dirigida por la organización de periodismo Orb Media y realizada en la Universidad Estatal de Nueva York dio a conocer que en al menos once marcas de agua embotellada comercializadas en todo el mundo se encontraron partículas de plástico, un promedio de diez por litro y cada una más grande que el ancho de un cabello humano.
MEDIO AMBIENTE, EL PERDEDOR
Otra problemática que ha desencadenado el alto consumo de agua embotellada –no sólo en el país sino en otras partes del mundo– es el impacto sobre el medio ambiente debido al incremento en la producción, uso y desecho de envases de plástico que terminan en ríos y mares.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en México el empleo anual de tereftalato de polietileno conocido como PET supera el millón de toneladas transformadas en miles de millones de botellas que tardan más de tres siglos en degradarse.
Para disminuir el consumo de agua embotellada y los efectos que acarrea, es necesario que el Estado garantice el derecho al agua potable para todos los habitantes y poner el foco de responsabilidad del reciclaje de los desechos en las empresas que los generan y no en los ciudadanos, urgió Rivas.
«Sería bueno que en México tuviéramos una Ley de Responsabilidad Extendida que permitiera poner la responsabilidad en quienes producen los envases y si no quieren hacerse responsables de ello, entonces que no los fabriquen», expuso.