Desde el CEN del PRI en un ambiente sin música, Meade agradeció a todo su equipo de campaña, entre ellos, su «amigo» el coordinador Aurelio Nuño y a quienes lo votaron. Con énfasis agradeció a su esposa Juana Cuevas, quien siempre estuvo a su lado, y a su familia. «Me voy como llegué a esta campaña. Con la frente en alto y el corazón lleno», dijo.
Ciudad de México, 1 de julio (SinEmbargo).- El PRI perdió y se va del poder otra vez. Rodeado de la historia priista representada por las estatuas de Luis Donaldo Colosio, Lázaro Cárdenas, Benito Juárez, Plutarco Elías Calles y Reyes Heroles, el candidato de «Todos por México», José Antonio Meade Kuribreña, reconoció que las tendencias no lo favorecen.
A las ocho de la noche, Meade fue recibido entre aplausos y el grito unísono «¡Pepe, Pepe!». Durante su discurso fue interrumpido varias veces con aplausos.
Media hora después, la ola roja fue retirándose poco a poco de la carpa. La noche se adelantó para el PRI en menos de media hora. Las sillas, salvo las de periodistas, quedaron vacías. Una chica del equipo de prensa de la campaña lloró. «Nos vamos con la frente en alto», sollozó entre un abrazo. El vocero y Senador Javier Lozano lucía optimista. Habló un momento con la prensa, donde dijo la importancia de reconocer la derrota.
Desde el CEN del PRI en un ambiente sin música, Meade agradeció a todo su equipo de campaña, entre ellos, su «amigo» el coordinador Aurelio Nuño y a quienes lo votaron. Con énfasis agradeció a su esposa Juana Cuevas, quien siempre estuvo a su lado, y a su familia.
Deseó suerte y éxito al siguiente gobierno. «Tengan la certeza de que seguiré trabajando», expuso. «Me voy como llegué a esta campaña. Con la frente en alto y el corazón lleno».
En las tres primeras filas frente al templete se colocaron los priistas invitados, entre ellos, el vocero de campaña Javier Lozano, su amiga y compañera Vanessa Rubio y el asesor económico Luis Madrazo, así como Emilio Gamboa y Claudia Ruiz Massieu.
También hizo presencia Virgilio Andrade, ex titular de la Secretaría de la Función Pública, Eruviel Ávila, ex Gobernador del Estado de México, y el líder de la Confederación Nacional Campesina, Ismael Hernández.
Luego de votar en Guerrero y llegar al CEN del partido, el dirigente priista René Juárez Cisneros enfatizó esta noche el esfuerzo de Meade como candidato pese a «las enormes adversidades», así como su acto de «congruencia» al reconocer las tendencias. También deseó éxito a López Obrador.
El dirigente del dinosaurio llamó a la reflexión respecto a por qué este 2018 no contaron con el voto ciudadano.
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«Este barco ya se hundió», «ya se veía», se escuchó entre los presentes desde antes de las ocho de la noche. El ambiente lo reflejaba. En Twitter estaban callados.
De los nueve estados que votaron por Gobernador, Juárez Cisneros dijo que esperarán los resultados de cómputo. Pero pueden afirmar que van ganando Yucatán, justo donde Meade arrancó la campaña de tres meses.
«Hay una buena noticia: no tienen mayoría en el Congreso», comentó un militante a sus amigos. Se tomaron una foto en grupo. Priistas orgullosos en un día de derrota. Sorprendidos de que su partido aceptó la victoria de López Obrador.
El abanderado priista llegó al rincón del PRI en la capital del país alrededor de las cuatro de la tarde acompañado de Vanessa Rubio, integrante de su equipo de campaña, y su amigo José Antonio González Anaya, titular de la Secretaría de Hacienda.
La preferencia electoral por Meade nunca alcanzó el 30 por ciento. En el conglomerado de encuestas de Bloomberg, pasó de 11.8 por ciento en octubre a 20.3 por ciento en junio. Al economista egresado de Yale y abogado no le alcanzaron sus credenciales de cinco veces Secretario de Estado ni su imagen de candidato ciudadano frente a las huellas que dejó el sexenio del priista Enrique Peña Nieto, incluyendo casos de corrupción federal y locales, brote de inseguridad y depreciación del peso de la mano de una alza de precios.
En las elecciones de 2000, cuando un PRI fragmentado perdió por primera vez el poder luego de 70 años, el abanderado priista Francisco Labastida Ochoa obtuvo el 36.11 por ciento y quedó en segundo lugar por debajo del panista Vicente Fox Quesada elegido por el 42.52 por ciento. Pero en las elecciones de 2006 el tricolor se cayó al tercer lugar. Su candidato Roberto Madrazo Pintado solo obtuvo el 22.03 por ciento frente al 35.29 por ciento del entonces perredista Andrés Manuel López Obrador y del 35.91 por ciento del panista Felipe Calderón Hinojosa.
Hasta 2012 el PRI volvió al poder con la apariencia de un nuevo partido y un mandatario reformador. Pese al movimiento #YoSoy132 que lo señaló como un candidato mediático, Peña Nieto ganó con 38.20 por ciento frente al 31.57 por ciento de López Obrador. Bastaron dos años para que la revelación de la casa blanca de la familia presidencial fuera el inicio de una serie de escándalos de corrupción e impunidad por la complicidad de instituciones, lo cual sepultó la aprobación de las reformas estructurales .
Por la mañana, José Antonio Meade votó en una casilla de Chimalistac, al sur de la Ciudad de México. Ahí, acompañado de su esposa Juana Cuevas, aseguró que ganaría. No fue así.
Al salir con su familia de misa a mediodía celebrada en la Capilla San Sebastián Mártir, en Chimalistac, volvió a repetirlo. Rezó, pero perdió.
LA FALLIDA ESTRATEGIA
La estrategia del equipo de Meade, liderado por el tecnócrata Aurelio Nuño, falló. En la primera etapa estuvo el ex dirigente priista Enrique Ochoa, pero fue sustituido por René Juárez Cisneros, un guerrerense conectado con las bases del partido. Meade siguió en tercer sitio. Se concentró en atacar al puntero Andrés Manuel López Obrador y cercanos en mitines, conferencias de prensa, redes sociales y entrevistas a medios.
En abril, luego de presentar su denominada 7de7, convocó a una conferencia de prensa específicamente para mostrar documentos del registro público sobre tres departamentos del morenista en Coyoacán, al sur de la Ciudad de México. Esto a pesar de que el diario The Wall Street Journal había rectificado en septiembre de 2016 que el abogado de López Obrador, Julio Scherer, aclaró que no los declaró en la 3de3 porque estaban en medio de un litigio para ser heredados a sus hijos. Luego, en el tercer debate señaló a la candidata al Senado Nestora Salgado de «secuestradora» contrario a la resolución judicial.
Además, Meade Kuribreña fue señalado por el sector campesino por cortarles el presupuesto durante su gestión en la Secretaría de Desarrollo Social y ser copartícipe del gasolinazo en su paso por la Secretaría de Hacienda.