En general, los alemanes (y austriacos) ven con mucha simpatía a México. Entre los países en vías de desarrollo, quizás México sea su favorito. A los mexicanos comunes nos perciben como gente amigable, alegre e inofensiva. A los turistas mexicanos de dinero los ven similar a como ven a los turistas rusos o árabes: despilfarradores, que no regatean y que les puedes sacar mucho dinero, por lo que son siempre bienvenidos (como bienvenido es siempre el dinero en prácticamente todo el mundo).
Ciudad de México, 18 de junio (SinEmbargo).- La guerra sin armas que es el futbol desató la soberbia humorística de un diario del país campeón del mundo. Se trata del diario alemán Welt, en cuya portada de su edición dominical (Welt am Sonntag) puso una imagen unas horas antes del partido Alemania-México del pasado 17 de junio, la cual nos sorprendió a cientos de miles de usuarios de redes sociales. En esa portada aparece el portero de la selección alemana frente a la portería y dice el título de la imagen: «Lo sentimos, México, hoy les construiremos el muro nosotros» (en la portería alemana, pero en similitud al muro que pretende completar Trump en la frontera con México). En la imagen también aparece Donald Trump preguntando, asomado detrás del muro, «¿Por qué, Alemania primero?» (en alusión a su frase “EU primero” –America first), a lo cual el portero alemán contesta «Les prometemos que después del silbatazo final se los mandamos de vuelta». El mini diálogo de la imagen sugiere cierta rivalidad entre EU y Alemania sobre quién de los dos es el que debe rechazar a los mexicanos. Un tanto humillante, desde mi punto de vista, pero humor negro al fin.
Aunque no creo que debamos tomar a mal lo anterior (personalmente soy amante del humor negro), sí creo que esta caricatura sobre México merece un mínimo de reflexión. Se trata de una sátira nacionalista que ridiculiza un poco a México; y se trata de ese nacionalismo de sótano que nunca se ha ido de Alemania –a pesar de los últimos 73 años de inculcación antirracista en ese país. En mi experiencia personal, los alemanes son personas sumamente respetuosas, agradables y buenas, pero sí tienen muy marcada su otredad respecto de países racial, cultural y económicamente alejados de ellos, como es en buena medida el caso de México.
La otredad alemana algunas veces toma forma de atracción y otras de rechazo. Es atracción en el sentido de lo exótico, de lo “otro” con un interés muchas veces antropológico, como si se tratara de la reencarnación en ellos del espíritu aventurero del científico naturalista, humanista e historiador alemán Alexander von Humboldt, que, tan europeo, recorrió el mundo entero para describir pero sobre todo para analizar otras sociedades. Por su parte, la otredad germana también llega a tomar forma de rechazo cuando considera al otro como comparativamente débil, pobre, ignorante o cualquier otra forma de inferioridad relativa, coma las señaladas por Edward W. Said en su Orientalismo. Es entonces cuando surge incluso la caricaturización.
Por mis estudios de doctorado y por mi trabajo en un instituto científico viví por más de seis años en Viena, Austria, pasando largas estancias también en ciudades alemanas donde participé en proyectos conjuntos de investigación. Aunque no me quiero atrever a hacer generalizaciones ni a establecer relaciones causa-efecto con ligereza sobre este tema, sí me atrevo a exponer ciertos puntos de coincidencia entre la portada del diario alemán Welt y diversos comentarios que recibí
durante esos años en Austria y Alemania que me permiten triangular las siguientes cinco conclusiones:
– En general, los alemanes (y austriacos) ven con mucha simpatía a México. Entre los países en vías de desarrollo, quizás México sea su favorito. A los mexicanos comunes nos perciben como gente amigable, alegre e inofensiva. A los turistas mexicanos de dinero los ven similar a como ven a los turistas rusos o árabes: despilfarradores, que no regatean y que les puedes sacar mucho dinero, por lo que son siempre bienvenidos (como bienvenido es siempre el dinero en prácticamente todo el mundo).
– Alemania tiene una relación de admiración-resentimiento con los EU, en buena medida explicado por las derrotas de las dos guerras mundiales. La cultura popular
contemporánea germana está fuertemente dominada por cantantes, películas, escritores, etc. de los EU, a la vez que acusan a los EU de ser consumistas y superficiales.
– En línea con la clasificación de civilizaciones de Samuel P. Huntington, creo que en el fondo los alemanes se identifican con EU y lo ven con mucho respeto (predominantemente blancos, ricos y occidentales), mientras que ven a México como los alemanes ven a los turcos en Alemania: como no-blancos, con masas pobres, no-occidentales y culturalmente difíciles de asimilar. Al Gobierno mexicano lo ven como un Gobierno corrupto, al cual el Gobierno alemán no se atreve a condenar en público porque esa misma corrupción del Gobierno mexicano le representa una formidable fuente de riqueza a los empresarios alemanes.
– Nuestro penoso impasse con Trump por el muro fronterizo les causa risa. Y no sólo es el muro de Trump. Recuerdo las sonrisas burlonas de varios ex colegas germanos y escandinavos míos cuando preguntaban mi opinión sobre la construcción de las vallas fronterizas construidas primero por Bush y después continuadas por Obama.
– No respetan mucho a México. Aunque delante de nosotros no nos dicen mucho al al inicio, cuando agarran confianza –con el paso de los años, los germanos no son fáciles de abrirse- uno empieza a enterarse de su verdadera percepción de nosotros. Nos consideran débiles, corruptos, indisciplinados, pobres y sometidos a los EU. Sí, claro que respetan a los mexicanos que destacan en Europa ya sea en las ciencias (valoran extremadamente el conocimiento), en las artes o en el deporte, pero los ven como simples excepciones a la regla.
De todo lo anterior, en el corto plazo quizás sólo podamos influir en el último punto. En el fondo, lo que está a los ojos del mundo es un México carente de dignidad, cuyas masas empobrecidas, desesperados, huyen a los EU para sobrevivir, para tener una vida con el bienestar y la seguridad pública que su país de origen, corrompido hasta el tuétano, no les puede ofrecer. No creo que ganemos mucho si le mandáramos algún reclamo al diario alemán por caricaturizarnos de esa
forma; aunque se disculparan, eso no cambiaría la percepción que tienen de nosotros –ni mucho menos cambiaría nuestra realidad. Creo que lo más prudente de nuestra parte sería reflexionar sobre esa caricaturización y realizar cambios de fondo en la conducción de nuestro país. No podemos seguir siendo el proveedor del ejército de reserva de obreros y campesinos de los EU; necesitamos detener la gran decadencia de México, que ya ha durado cuatro décadas. Por todo lo anterior, celebro enormemente el triunfo de la selección mexicana de futbol sobre Alemania del pasado domingo. Le derrumbó la caricatura a Die Welt. Es sumamente simbólico.
Pero ahora necesitamos triunfar también en recuperar nuestra economía, nuestros recursos naturales y re dignificar la política exterior mexicana.