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La violencia y el desempleo secan Tlapacoyan, Veracruz: huyen los jóvenes y las familias con dinero

14/06/2018 - 10:00 am

En Tlapacoyan, el delito que más dolor y temor causa es el secuestro. Así lo reconoce su Presidenta Municipal, Ofelia Jarillo Gasca, del PAN-PRD. Sin embargo, los pobladores no denuncian, pues las bandas de secuestradores han ejercido un duro control por medio del miedo.

La alcaldesa comenta que la situación por la inseguridad es tan crítica en Tlapacoyan, que de 30 a 40 familias de ricos se han marchado. A casi todos les tocó vivir un escenario de violencia, un secuestro o la pérdida de un ser a mano a causa de la violencia. Esas personas, reconoce, eran gente de dinero, que generaban empleos con sus negocios y ahora se marcharon, quedando una situación compleja para la ocupación de los pobladores. El municipio también es ya una capital de la migración, donde mes con mes parten camiones llenos de jóvenes en busca del sueño americano.

Por Ignacio Carvajal

Tlapacoyan, 14 de junio (SinEmbargo/BlogExpediente).- Con casi 60 mil habitantes, Tlapacoyan no figura en los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Para el organismo que mide la incidencia de secuestro, extorsión y homicidios, este municipio del norte del estado, muestra una muy baja estadística de violencia. Sin embargo, en ese municipio la semana pasada fueron asesinadas tres mujeres y el pueblo se amotinó y tomó la carretera.

Los pobladores cuentan que ese descontento se mezcló con el miedo y el hartazgo, pues pese a que Tlapacoyan no representa un foco rojo para las autoridades, lo cierto es constantemente hay secuestros, nuevas víctimas de extorsión y asesinatos.

Es plática diaria en las plazas y las comidas, el nuevo empresario secuestrado; o el negocio que se suma a la lista de los que deben cerrar las puertas por el acoso de los maleantes que piden la cuota; o el hijo o esposa del productor ya sea de plátano o de cítricos asesinado en un intento de secuestro o extorsión.

La Presidenta Municipal De Tlapacoyan Ofelia Jarillo Gasca Foto Blogexpediente

La realidad es que en Tlapacoyan, el delito que más dolor y temor causa es el secuestro, así lo reconoce su Presidenta Municipal, Ofelia Jarillo Gasca, del PAN-PRD. Sin embargo, los pobladores no denuncian, pues las bandas de secuestradores han ejercido un duro control por medio del miedo.

«Les dicen que si denuncian, siguen sus hijos o su esposa, que por eso tienen la información de donde se ubican», dice.

Las víctimas de secuestro, relata, llegan a su oficina después de vender coche, parcelas y malbaratar otros bienes, «vienen a llorar, pero no quieren poner denuncia».

Es un fenómeno que se da desde el 2010, expresa, cuando en la región se comenzaron a asentar los cárteles de la delincuencia. «Creo que Tlapacoyan les gusta porque tiene muchas salidas», indica.

Se puede ir a Puebla, a Martínez de la Torre, a Xalapa o a Plan de Arroyos. Estratégicamente ofrece rutas de escape nada despreciables para los delincuentes.

LAS FAMILIAS DE DINERO HUYEN DE LA ZONA

La alcaldesa comenta que la situación por la inseguridad es tan crítica en Tlapacoyan, que de 30 a 40 familias de potentados se han marchado. A casi todos les tocó vivir un escenario de violencia, un secuestro o la pérdida de un ser a mano a causa de la violencia.

Esas personas, reconoce, eran gente de dinero, que generaban empleos con sus negocios y ahora se marcharon, quedando una situación compleja para la ocupación de los pobladores.

Y esta situación no es lo peor, pues en la zona el precio del plátano dominico, el producto del campo emblemático de Tlapacoyan, está por los suelos. Lo pagan a menos de 50 centavos el kilo. En algunos casos, los productores prefieren dejarlo echar a perder.

Todo esto ha generado un caldo de cultivo donde la delincuencia ha encontrado mano de obra y víctimas para reforzar sus engranes. El municipio también es ya una capital de la migración, donde mes con mes parten camiones llenos de jóvenes en busca del sueño americano.

La estimación más discreta de la edil es de unos 5 mil chicos que al año se marchan al norte. Los que se va quedando en el pueblo, es la gente que se aferra a las raíces y quienes no se pueden ir.

El anterior alcalde, Enrique López, también se tuvo que ir del pueblo. Él es importante empresario gasolinero en el norte. Quiso abrir una franquicia más, pero la mafia lo fue a ver para pedirle la cuota. Las tres ocasiones que ha intentado echar andar la construcción de la nueva gasolinera, los criminales lo han visitado y le piden dinero. Mejor abandonó el pueblo.

Y como él, afirma la edil, son de 30 a 40 «potentados quienes ya no viven acá por la inseguridad latente».

Jarillo Gasca vivió un hecho violento de cerca. Relata que cuando «logró bajar», con otros compañeros productores de plátano, un apoyo para montar una empacadora, la cual además de generar empleo serviría de contrapeso contra las empacadoras, llegaron a extorsionarlos.

Todo iba muy bien, el proyecto era prometedor a largo plazo y la economía en la ciudad sería equilibrada. Pero «comenzaron amenazar y extorsionar y no es posible darles lo que piden, pues piden más de lo que ganan, y decidieron ya no participar».

Reconoce que ella se acababa de enterar del caso de un amigo productor de plátano a quien le secuestraron y mataron un hijo. La manera por la que se enteran de los hechos violentos es través de redes sociales o pláticas de boca en boca.

La mayoría, las víctimas cargan con el dolor antes de ir a cumplir ante la autoridad y poner la denuncia. «Si no hay denuncias, no podemos hacer nada», lamenta.

El gobierno de Veracruz ofrece hasta un millón de pesos por información para capturar a Jalit Cano Parra, alias «El Mamer», cuya banda suma numerosos secuestros. El último se documentó en Martínez de la Torre en días pasados. De esa banda, las autoridades han apresado a unos 13 miembros.

Al tomar el gobierno en enero pasado, la Edil sólo contaba con unas cuantas patrullas y todas descompuestas. Los policías municipales, de plano, ni balas tenían, indica.

Actualmente ya cuenta con nueve patrullas y 65 elementos de la policía municipal. Su plan es construir poco a poco la institución saqueada y abandonada por pasadas administraciones.

A raíz de las protestas por los homicidios de mujeres, reconoció, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares le mandó más elementos para reforzar. La alcaldesa reconoce la labor del gobernador, pero es necesario un gran esfuerzo de la sociedad para superar esta crisis.

Por su parte, afina, sigue tocando puertas con autoridades federales, Marina, Ejército, PF, para bajar seguridad a su cabecera.

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Redacción/SinEmbargo
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