La forma del cerebro de los neandertales pudo contribuir a su extinción

26/04/2018 - 10:40 pm

Los Homo sapiens desarrollaron más habilidades cognitivas y sociales, por lo que se adaptaron fácilmente a los cambios del entorno. Sus posibilidades de supervivencia eran mayores en comparación de los neandertales por las diferencias morfológicas.

Madrid, 26 de abril (EFE).- La desaparición de los neandertales hace unos 40 mil años sigue siendo uno de los grandes misterios de la paleontología. Ahora, un estudio internacional concluye que las diferencias anatómicas entre el cerebro de estos hombres y de los primeros Homo sapiens podrían haber contribuido a su extinción.

Los neandertales vivieron en Europa hace al menos 200 mil años.

Estos hombres, con avanzadas capacidades organizativas, simbólicas e intelectuales, formaban sociedades complejas, rendían culto a los muertos, cuidaban de sus enfermos, fabricaban medicamentos naturales y hasta creaban arte abstracto.

Físicamente muy robustos, fueron capaces de sobrevivir a épocas tan duras como la edad de hielo pero sucumbieron con la llegada de una nueva especie procedente de África, el Homo sapiens.

Hoy, un estudio publicado en Scientific Reports, liderado por científicos japoneses y en el que ha participado el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales de España (MNCN) Markus Bastir y la boliviana Marcela Ponce de León, del Instituto Antropológico de la Universidad de Zúrich (Suiza), plantea que la forma del cerebro de los neandertales pudo influir en su desaparición como especie.

«Nos preguntamos qué pistas podría darnos la forma y tamaño del cerebro para aclarar esta cuestión y decidimos comparar la estructura cerebral de ambas especies», comenta Bastir.

A partir de fósiles de neandertales y de Homo sapiens del Pleistoceno, los autores del estudio recrearon virtualmente los cráneos de ambas especies.

Paralelamente, usaron los datos de 1.185 resonancias magnéticas de voluntarios para modelar «un cerebro promedio del humano actual», explica Ponce de León en declaraciones a Efe.

Con todos estos elementos, los investigadores emplearon la técnica morphing, que, en este caso, permitió reconstruir en tres dimensiones la forma probable del cerebro de un fósil a partir de datos de humanos actuales, una técnica «compleja y laboriosa pero bastante fiable», afirma la científica boliviana.

Así, el cerebro virtual actual obtenido con las resonancias fue adaptado a las cavidades craneanas de los neandertales y los Homo sapiens primitivos, «lo que permitió visualizar su morfología y analizar las diferencias entre ambas especies».

Al reconstruir esos cerebros, los autores vieron que el del Homo sapiens primitivo no era mayor que el de los neandertales, pero sí que ambos tenían formas significativamente distintas, como un cerebelo mucho más grande en el caso de los Homo sapiens, un detalle que pudo marcar una de las diferencias entre ambas especies.

Al menos en los hombres modernos, el cerebelo «es una parte muy importante del cerebro, la que regula capacidades cognitivas como la concentración, la comprensión y producción del lenguaje, la memoria o la flexibilidad cognitiva», destaca la investigadora.

Para los autores del trabajo, esa diferencia morfológica entre los neandertales y nuestros ancestros sugiere que los Homo sapiens podrían haber disfrutado de mejores habilidades cognitivas y sociales, atributos que les permitirían adaptarse más fácilmente a los cambios del entorno y que aumentarían sus posibilidades de supervivencia en comparación con los neandertales.

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