Greg Spotts, de la Oficina de Servicios de Calles de la ciudad, aseguró que con el proyecto ahorran energía, mitigan la polución del aire, las emisiones de gases de efecto invernadero y la escasez de agua de calidad.
Por Luis Uribe
Los Ángeles, 15 de abril (EFE).- En un intento por aportar iniciativas a favor del medioambiente, Los Ángeles se lanza a pintar de blanco el pavimento de algunas calles bajo la promesa de reducir en algunos grados las inclementes temperaturas que en verano emanan del suelo.
Este esfuerzo de sesgo ecológico, que implica unos 40 mil dólares por milla, busca disminuir la absorción de los rayos solares usando el producto Cool Seal, un revestimiento de fácil adherencia y que deja la calle de un color gris muy claro.
«Los resultados de las pruebas piloto mostraron una reducción en las temperaturas de más de 10 grados Farenheit», señaló la oficina del concejal Bob Blumenfield, en cuyo distrito electoral se asienta una porción del Valle de San Fernando, donde el año pasado comenzó a ser probada la iniciativa.
Para Greg Spotts, de la Oficina de Servicios de Calles de la ciudad, el proyecto es un esfuerzo por tratar de reducir el llamado «efecto isla» según el cual las ciudades son más calurosas que las áreas menos pobladas a su alrededor.
«Estamos usando está innovación técnica para ahorrar energía, mitigar la polución del aire, las emisiones de gases de efecto invernadero y la escasez de agua de calidad», anotó en una comunicación enviada EFE la oficina de Spotts.
El revestimiento que se viene echando en algunas calles de Los Ángeles es producido por la compañía GuadTop, y toma como punto de partida un estudio elaborado en 2008 por el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley y la Universidad de California Berkeley.
El informe final aseveró que si las 100 ciudades más grandes del planeta cambiasen los techos oscuros de las viviendas por otros de tonalidades blancas y las calles de asfalto por concreto u otro material de color claro «se pueden compensar 44 mil millones de toneladas métricas de gases de efecto de invernadero».
No obstante la mejora estética de las calles, al menos durante los primeros días, y la aparente reducción del calor surgido del asfalto, no escasean los incrédulos y los críticos de la medida, tal como se constata en el sitio de Internet «Votantes Bien Informados».
«¿Pintar las calles de la ciudad de blanco? Te imaginas cuánto dinero han recibido los políticos por el proyecto?», se preguntó un usuario de la web en la sección de comentarios.
«El reflejo de la luz va a aumentar las afecciones visuales y a la larga los problemas como cataratas o glaucoma», aventuró a EFE un vecino que no quiso identificarse, cerca de una calle blanca en el vecindario de Canoga Park.
«Además el calor que no se absorbe en el piso, se refleja hacia las viviendas y lo que disminuye en la calle va a aumentar en las casas», continuó, parapetado detrás de una gafas oscuras.
Hay también incrédulos de la permanencia de su blancura como Peter Aguirre, residente de Pacoima, quien avisa de los jóvenes que dejarán marcas con sus neumáticos en las calles recién pintadas «los viernes por la noche».
Pero la firma GuadTop defiende orgullosa que Cool Seal es un producto que «busca ser ejemplo para el resto del mundo» y cuyo acabado dura al menos siete años.
«Es una emulsión sellante para asfalto designada para lograr disminuir la temperaturas de la superficie debido a su color más claro y su reflejo», manifestó la empresa en una declaración a EFE.
Sus defensores destacan que constituye un esfuerzo importante para «reducir el calentamiento global» y «proteger el planeta», como declaró a EFE Rudy Andrade, un estudiante universitario de Cal State NorthRidge.
Tras empezar como un programa piloto el año pasado, el proyecto está todavía en fase de desarrollo, durante el que se han pintado al menos una calle en 14 distritos de la ciudad.
Un análisis de la Universidad Estatal de Arizona en 2013, por lo pronto, aseguró que «un cambio en la temperatura de la superficie tiene sólo efectos limitados sobre las capas de aire superpuestas, por lo que los beneficios generales de los pavimentos y techos reflectantes puede ser menores de lo esperado».
Con asidero científico o no, el proyecto, por su particularidad, no deja de estar exento a la polémica y el sarcasmo.
«¿Y después de eso van a prohibir que la gente use ropa oscura, y todos van a tener que ir de blanco a los entierros?», se preguntó Arnulfo, un jardinero local.