Arnoldo Cuellar
05/04/2018 - 12:00 am
Concesión de oro de Márquez a grupo México
Como cita el investigador y activista político Carlos Arce Macías, lo que en política “no suena lógico, suena metálico”.
Como cita el investigador y activista político Carlos Arce Macías, lo que en política “no suena lógico, suena metálico”.
Y eso es lo que pasa con la inexplicable concesión de última hora entregada por Miguel Márquez al Grupo México de German Larrea para explotar un libramiento carretero de cuota en una de las conexiones más transitadas del estado: el nodo León-Guanajuato-Silao y su intersección a las carreteras a San Luis Potosí, al Eje Metropolitano y a la vía de cuota León – Salamanca.
Es difícil encontrar una concentración vial más urgida de alternativas que la conformada por el corredor León-Puerto Interior-Silao. Cobrar peaje en una vía que facilite la interconexión es un espléndido negocio.
Lo es más si la concesión a treinta años es entregada sin licitación y bajo la más absoluta opacidad, sin dar oportunidad a otros jugadores y dejando que el costo de la obra lo fije el beneficiario, además de que él mismo ha hecho los estudios, uesto las condiciones y formulado las corridas financieras.
El precio de 111 millones de pesos por kilómetro de carretera construida suena excesivo, aún si se incluyen las liberaciones de derechos de vía. Dos mil millones de pesos por una carretera que en uno de sus ramales será de un solo cuerpo y que suma un segmento del eje metropolitano ya edificado, huele a robo en despoblado.
En Europa, con cifras del Tribunal de Cuentas Europeo, el kilómetro de carretera en promedio cuesta 178 mil dólares, tomando en cuenta variaciones entre los diferentes países, donde los más caros son los más atrasados tecnológica y políticamente. En América Latina y en México, los costos llegan a elevarse hasta los dos millones de dólares por kilómetro, es decir, la corrupción y la falta de reglas claras multiplica el costo once veces.
Pero nos faltaba ver el último acto de ilusionismo del gobierno panista de Miguel Márquez Márquez, el ex seminarista de la eterna sonrisa, quien lleva el costo a la cifra récord de 6 millones de dólares por kilómetro construido. Es una carretera de oro.
El gobierno marquista dice que no le costará al erario porque se trata de inversión privada. Es una mentira. La carretera la pagaremos todos con nuestros peajes por los próximos años, dándole además al empresario una espléndida ganancia, que se maximizará si sus costos están inflados, como parece claro por los datos citados anteriormente.
Por decoro, por sentido común, por apego a las mejores prácticas de gobierno, por transparencia y por sentido de la decencia, un gobernador no debería tomar este tipo de decisiones, pero menos aún cuando está por dejar poder
No es el caso. Igualando a los sátrapas priistas que hoy son prófugos de la justicia, Miguel Márquez ha elegido cerrar su administración con un acto de opacidad bajo sospecha de corrupción. Así quiere ser recordado, así será, junto con Escudo, las compras de medicamentos a alto precio y las compras de tierras intermediadas para Toyota.
Márquez ha dicho que ya no tiene tiempo de hacer mayor esfuerzo en el terreno de la seguridad, que ya “hice lo que me ha tocado”, dejando al estado al garete en medio de la más profunda crisis de que se tenga memoria. En cambio, si tiene todo el tiempo del mundo para validar un negocio sospechoso, con el débil pretexto de una “urgencia en conectividad” que si bien es real, hasta ahora no había sido tema para el gobierno.
Sobre la concesión se han pronunciado tres de los cinco candidatos a la gubernatura, Felipe Camarena, del PVEM; Gerardo Sánchez, del PRI; y Ricardo Sheffield, de Morena, pidiendo que se frene el proyecto.
No han dicho nada Bertha Solórzano Luján, de Panal; y Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, el panista que encabeza las encuestas y quien aún está pensando si prosigue con Escudo y ratifica a Carlos Zamarripa y Alvar Cabeza de Vaca, pese al baño de sangre en que han sumido a Guanajuato, mientras Márquez toma decisiones estratégicas que comprometen su campaña y su probable futuro gobierno.
Todo esto, por si quedara alguna duda de la soberbia con la que el PAN se está tomando la elección de julio, seguros de que volverán a contar con el beneplácito de los guanajuatenses, hagan lo que hagan.
Si leyeran libros de historia… pero no es el caso.
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