México
VANGUARDIA DE SALTILLO

Masacre de Allende: A siete años de la ejecución y desaparición masiva de personas en Coahuila

18/03/2018 - 1:00 pm

Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, “El Z-40” y “El Z-42”, respectivamente, advirtieron en ese entonces a Mario Alfonso “Poncho” Cuéllar, Héctor Moreno Villanueva y José Luis Garza Gaytán que devolvieran los entre cinco y 10 millones de dólares con los que huyeron a Estados Unidos o matarían a todos sus familiares y amigos.

Una Caravana De 40 Camionetas Con Decenas De Pistoleros Abordo Entraron a La Zona Cerraron Los Accesos a La Carretera Y Comenzaron a Derribar Puertas a Matar Personas O a Desaparecerlas Foto Especial Vanguardia

Por Francisco Rodríguez

Saltillo/Ciudad de México, 18 de marzo (Vanguardia/SinEmbargo).- No fue una película de terror hollywoodense, sino una realidad que jamás debió ocurrir. Hoy se cumplen siete años de la barbarie cometida entre el 18 y 20 de marzo de 2011 conocida como la Masacre de Allende: una ejecución y desaparición masiva de personas en varios municipios del norte de Coahuila a manos de Los Zetas.

Diversas publicaciones en VanguardiaVice, Proceso, ProPublica o National Geographic, y trabajos académicos como “El Yugo Zeta” o “El desamparo”, del Colegio de México, han dado forma a testimonios –en cortes de Estados Unidos, principalmente– y relatos de familiares, que forman parte de un rompecabezas sangriento que aún no se termina de armar.

Era el sexenio de Humberto Moreira, aunque meses atrás había dejado la Gubernatura para encabezar el PRI nacional, cuando una traición al interior del cártel desencadenó la ola de violencia.

Mario Alfonso “Poncho” Cuéllar, Héctor Moreno Villanueva y José Luis Garza Gaytán huyeron de Coahuila con rumbo a Estados Unidos con entre cinco y 10 millones de dólares, de ganancias por el trasiego de droga, y el libro de contabilidad de la organización.

Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, “El Z-40” y “El Z-42”, respectivamente, advirtieron que devolvieran el dinero o matarían a todos sus familiares y amigos.

No hicieron caso y la venganza fue aún peor: una caravana de 40 camionetas con decenas de pistoleros abordo entraron a la zona, cerraron los accesos a la carretera y comenzaron a derribar puertas, a matar personas o a desaparecerlas.

Hombres, ancianos, mujeres, niños. Todos eran lo mismo. Los Zetas destrozaron e incendiaron todo a su paso: casas, ranchos, negocios.

Para Allende y sus habitantes fue un apocalipsis causado por la naturaleza del odio y la venganza.

Hoy, a siete años de la matanza, la cifra de muertos no se ha podido precisar (28 según el Gobierno, casi 300 de acuerdo con investigadores), pero sí existe registro de casi mil 500 llamadas de auxilio en la región durante esos días.

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Redacción/SinEmbargo
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