Se le denomina oniomanía y puede darse como una respuesta ante emociones primarias como venganza y aburrimiento y se acentúa en épocas decembrinas, explicó Gabriela Orozco, de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Por DGCS-UNAM
Ciudad de México, 4 de marzo (SinEmbargo).– Si alguna vez ha sentido deseos incontenibles de comprar algo, tantas que experimenta ansiedad, y luego, al tenerlo llega una sensación de euforia, y posteriormente de culpa hasta caer en depresión porque no hay recursos para pagar, podría ser un comprador compulsivo y sufrir de oniomanía.
La oniomanía es el término utilizado para describir a quienes no se pueden controlar para adquirir algo; este trastorno representa uno de los problemas actuales más graves, pues social y culturalmente se promueve tener bienes materiales y un estatus que nos haga sentirnos mejores personas, incluso más atractivos, explicó Gabriela Orozco Calderón, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Además, indicó la especialista, este comportamiento puede darse como una respuesta ante emociones primarias como venganza y aburrimiento. De hecho, se acentúa en épocas decembrinas.
El porcentaje de mujeres que sufren este padecimiento es mayor al de los hombres; ellas suelen adquirir ropa, zapatos, música, y ellos todo lo que tiene que ver con los gadgets y aparatos electrónicos.
A la fecha, los manuales psiquiátricos no incluyen la compra compulsiva como una enfermedad; sin embargo, es muy parecida neurobiológicamente al juego compulsivo o ludopatía (incapacidad de abstenerse y detenerse en el juego), que sí está incluido en conductas adictivas.
La Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas indica que la adicción es una afección crónica y recurrente del cerebro, caracterizada por la búsqueda y uso exagerado de sustancias a pesar de sus consecuencias nocivas.
Así, puede decirse que la compra desmedida se vincula con la adicción, porque la característica en común es la impulsividad, no poder detenerse, además de relacionarse con conductas antisociales y otras adicciones psicológicas.
El diagnóstico incluye pensamientos intrusivos (involuntarios y que se convierten en obsesión), irresistibles y sin sentido por ir a comprar objetos que no se necesitan, lo que quita tiempo para otras actividades y altera ocupaciones sociales y familiares.
La gratificación es inmediata y genera un estatus dentro de un perfil de personalidad neurótico, pues se busca el reconocimiento de los demás mediante la aprobación por tener ropa nueva y de marca, o el celular o tableta de última generación.
EL PLACER DE COMPRAR
Alguien común siente placer al obtener un producto, porque ha tenido que ahorrar dinero para lograrlo; no obstante, en un comprador compulsivo es más complicado, expuso la investigadora.
Los afectados por oniomanía constantemente sienten ansiedad por adquirir; al conseguir lo que quieren disminuye la sensación placentera, y finalmente terminan regresándolo o almacenándolo sin usarlo.
Entonces, añadió la académica, hay alteraciones cognitivas en el individuo que perjudican su toma de decisiones. Esta función se encuentra en la porción prefrontal del cerebro, en donde se incluyen neurotransmisores como la dopamina y la serotonina. En el caso de los afectados, las sustancias no trabajan eficientemente.
Para corregir esta patología, la experta recomendó acudir al psiquiatra para ser medicados con el propósito de nivelar las sustancias en el cerebro, además de tener terapia cognitivo-conductual encaminada a generar conciencia emocional y estrategias que limiten el comportamiento impulsivo.
Quienes tienen ese problema pueden acudir a la Facultad de Psicología de la UNAM, en donde se cuenta con un centro de atención a las adicciones, concluyó Orozco Calderón.