Ian Fleming escribió los Bond mirando a un acantilado en el Caribe. La prosa calmada de Marcel Proust comenzaba y acababa en la cama. La mayoría de las aventuras de Hércules Poirot y la señorita Marple ocurren en hoteles, barcos y trenes quizá porque Agatha Christie las escribió en hoteles, barcos y trenes. Por eso es inevitable pensar que hay lugares que inspiran determinados géneros y argumentos. Aquí lo que inspira a Del Toro.
Por Javier Meléndez Martín
Ciudad de México, 4 de marzo (SinEmbargo/ElDiario.es).– Guillermo del Toro así lo cree. Para atrapar a las musas convirtió una mansión de El valle de San Fernando, en Los Ángeles en un museo privado del horror, la fantasía y la ciencia ficción. La llamó Bleak House (Casa Desolada) en honor a la novela de Charles Dickens del mismo nombre.
Del Toro trabaja junto a más de 700 piezas de arte originales, artefactos extravagantes, objetos escabrosos, 9.000 libros y 50000 revistas y cómics agrupadas en habitaciones temáticas como:
*La sala de Frankenstein sobre la que hay un lema: érase una vez…
*La sala victoriana en la que réplicas a escala natural de Lovecraft y Poe miran de soslayo a los visitantes.
*La sala de la lluvia en la que una falsa ventana muestra una tormenta eléctrica permanente.
*La sala de los niños oculta tras una estantería que acoge cuentos de hadas y folklore popular.
*Un salón para ver la televisión con una réplica de Linda Blair en el punto álgido de la posesión demoniaca.
Y tantas otras habitaciones que harían las delicias de un cinéfago del terror y la fantasía. Un conjunto que resulta aterrador para la esposa y las hijas de Del Toro. La familia vive en otra casa. A Bleak House solo va Guillermo del Toro a trabajar e inspirarse.
Del Toro se inspiró en la biblioteca de Walt Disney que reunía miles de ejemplares e imágenes. No es raro. Cuenta a Andy Richter (colaborador de Conan O’Brien) que es fanático de Disney y que visita dos veces al año el parque temático. Tiene bocetos originales de La bella durmiente y Fantasía.
Pero el creador de Mickey Mouse no es el único autor que del Toro venera junto a clásicos (Hitchcock está presente en cada rincón). El director de El espinazo del diablo no oculta su admiración por colegas contemporáneos y sus obras. En una misma habitación mezcla figuras de Star Wars con figuras de películas de Tim Burton, James Cameron y Paul Verhoeven entre otros.
Bleak House es también la cabeza de Guillermo del Toro diseccionada y expuesta que hace cierta su frase: «Hacemos películas con todas las imágenes de todas las películas». Esto no significa que hacer películas sea fácil. Al contrario, hay un arduo trabajo previo.
Del Toro no solo se contenta con escribir los guiones y ponerse detrás de la cámara. El director tiene la necesidad de hacerse entender por los diseñadores y los actores y les entrega extensas notas y bocetos. En 2013 muchas de estas notas fueron recopiladas en forma de libro: Gabinete de curiosidades (Norma Editorial) con prólogo de James Cameron y textos de creadores como Neil Gaiman, John Landis y Alfonso Cuarón.
Gabinete de curiosidades no solo incluye notas de producciones acabadas también de proyectos futuros. La misma Bleak House delata al director. «Si paseas por la casa puedes intuir en qué estoy trabajando», dice del Toro.
Jamaica inspiraba los Bonds. Los hoteles, los Poirots. Y Bleak House necesariamente tenía que inspirar la novela y la película La forma del agua que cautiva a críticos, festivales de cine y distintas organizaciones que entregan premios. ¿Qué tiene esta película? Guillermo del Toro escribe y dirige las películas que querría ver como espectador.
«Soy como un niño de 12 años», dijo a la revista de Los Globos de Oro. Un niño entusiasmado con la fantasía que la consume y la produce con la vivacidad de un lector-escritor adolescente.