Su película The Shape of Water parte con 13 candidaturas al Óscar, convirtiéndose en la décima película de la historia en lograr esa cantidad de nominaciones. De esas 13 nominaciones, tres corresponden directamente al mexicano: mejor director, mejor guion original (con Vanessa Taylor) y mejor película (como productor, junto a J. Miles Dale).
Por Antonio Martín Guirado
Los Ángeles (EU), 25 febrero (EFE).- Puede que Guillermo del Toro sea el nombre que más suena en todas las apuestas para llevarse el Óscar al mejor director, pero él no quiere saber nada de favoritismos y prefiere «ir día a día», aunque le gustaría festejar con mariachis y tequila en caso de hacerse con la estatuilla dorada.
«La realidad es que nunca se sabe en estas cosas, así que por ahora no hay planes de nada. Pero, si pasa, hay fiesta. Ojalá con mariachis, porque me gusta cantar. ¡Y tequila!», dijo el cineasta mexicano recientemente a un grupo reducido de medios, entre ellos Efe, en uno de los múltiples eventos de la temporada de premios en Hollywood.
El de Guadalajara señaló que, en caso de ganar, en su discurso de agradecimiento no faltarán sus padres: «Quiero que sepan que les agradezco mucho cómo me apoyaron desde niños con mis monstruos y teniendo fe en mí. Mis primeros vídeos en Super 8 los hice con la cámara de mi papá».
Del Toro, en cuya singular y alabada carrera ha alternado cintas de autor con películas de espíritu más comercial, está de regreso en los Óscar más de una década después de vivirlos por vez primera con El laberinto del fauno (2006), con la que estuvo nominado al mejor guion original.
Esta vez, su película The Shape of Water parte con 13 candidaturas al Óscar, convirtiéndose en la décima película de la historia en lograr esa cantidad de nominaciones. De esas 13 nominaciones, tres corresponden directamente al mexicano: mejor director, mejor guion original (con Vanessa Taylor) y mejor película (como productor, junto a J. Miles Dale).
«Estoy muy feliz, pero más que por las nominaciones o los galardones, por la conexión con el público», sostuvo un Del Toro que sobrevive a la acumulación de eventos relacionados con los Óscar «tratando de que el traje quede limpio pasando por la tintorería de un día a otro».
«No siempre hay éxito y se repite el traje ‘arrugadón'», añadió entre risas el cineasta, que en las últimas semanas ha cosechado victorias en la categoría de mejor director en los Globos de Oro, los premios del Sindicato de Directores de EU y los BAFTA británicos.
Si Del Toro se hiciera con el Óscar al mejor director, extendería la época dorada de México en ese apartado y se uniría a sus compatriotas Alfonso Cuarón, (Gravity, 2014) y Alejandro González Iñárritu (Birdman, 2015, y The Revenant, 2016).
Y quién sabe si, incluso, pondrá su nombre en la categoría reina de los Óscar, máxime tras haberse impuesto en los galardones del Sindicato de Productores de EU (PGA).
El PGA sirve como termómetro de los Óscar, ya que la película ganadora en estos premios terminó haciéndose con la estatuilla dorada en los galardones de la Academia de Hollywood en 19 de las 28 ediciones celebradas.
Mientras se acerca la gran fiesta del cine, Del Toro disfruta del reconocimiento a su obra y ni siquiera polémicas como una demanda por supuesto plagio contra The Shape of Water o las protestas de la Coalición Nacional de Medios Hispanos (NHMC) por la falta de actores latinos en los Óscar le cambian el humor.
Del Toro apuntó que no ha leído el libreto de «Let Me Hear Your Whisper», una obra de teatro de Paul Zindel, escrita en 1969, que contó también con una adaptación televisiva. La demanda por plagio fue hecha por el hijo del autor, David Zindel.
«Es algo que llevo con tranquilidad. Eso es todo. Me contemplan 25 años de trayectoria y 10 películas. Estoy tranquilo», manifestó.
Además, recordó su amplia labor como productor en México y Latinoamérica y recalcó que en su carrera ha trabajado con actores hispanos como Clifton Collins, Mia Maestro o Leonor Varela, a quienes dio papeles protagonistas en algunas de sus obras.