Las encuestas nacionales de lectura lo hacen sobre libros vendidos, pero sin duda las encuestas privadas y sobre todo el informe «La lectura en la era móvil», de la UNESCO, dan cuenta más cabal de que ocho cada diez jóvenes en México lee, sea cual sea el ámbito donde se genere.
Ciudad de México, 17 de febrero (SinEmbargo).- Según la última encuesta nacional acerca de las prácticas de lectura, el 44.3% de los lectores en México lo hace por entretenimiento. En esa estadística, los jóvenes se destacan, aun cuando tengan que leer muchas veces por un plan de cultura y educación que emana de los colegios y universidades a los que asisten.
Veamos las cifras. De todos los que leen, un 57,3% le va a los libros, un 55% a los periódicos (aunque este número baja día a día), 44,9% a las redes sociales, 38% a las revistas (hay que calcular la edición digital y la impresa), 25,2% a los sitios web, 16,6% a las historietas y cómics y 13,4% a los blogs.
Si sumamos todos estos ítems, notamos que son muchos los jóvenes que determinan el mercado y que no hay para ellos una distinción tajante entre el mundo digital y el mundo impreso.
EL USO DEL SMARTPHONE O DEL TELÉFONO INTELIGENTE
Una reciente encuesta llevada a cabo por Banamex e IBBY México/A Leer a muchachos de entre 12 y 29 años, revela que el uso del teléfono inteligente ha cambiado la actitud y el modo que los jóvenes tenían con la lectura.
El estudio señala que un 61 por ciento de los jóvenes en México que vive en localidades urbanas acostumbra leer noticias, artículos y blogs, mientras el 49 por ciento lee tips o consejos y un 46 por ciento consulta reseñas de cine, música o literatura. Además, un por ciento del total lee tutoriales o “pequeños cursos”.
El 34 por ciento asegura que lee novelas, el 31 por ciento cómics o historietas, el 23 por ciento poesía y el 28 por ciento cuentos.
Es cierto que hay muchas campañas lógicas y necesarias destinadas a no manejar si uno usa el teléfono celular, a que uno se queda sordo o se choca con un árbol, pero también hay que decir que el celular se ha convertido en una buena oportunidad para llevar la lectura a todos los rincones.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en su informe “La lectura en la era móvil” calcula que seis billones de personas tienen acceso a celulares activos y más de 90 por ciento de la población está cubierta por una red móvil.
Tener acceso a un teléfono sabemos que nos da mayores opciones de elegir material de acuerdo a sus preferencias y esta posibilidad nos ha hecho lectores más breves, tal vez es cierto un poco más efímeros, pero al mismo tiempo con la capacidad de abarcar más espacios, más territorios y tener una conciencia más global, humana.
Entretener es la materia de los libros para jóvenes y en ese sentido, han cambiado mucho los formatos, pero poco lo que buscamos en la literatura. En principio queremos ser entretenidos y aprender mediante libros cómo nos tenemos que mover en la vida.
En ese sentido, “la literatura para adolescentes o jóvenes” pasa a ser una opción de mercado más que de la realidad. Uno, cuando comienza a leer va leyendo por asociación (decía Eduardo Berti que él se hizo crítico musical por avistar la contraportada de los discos, algo así) y por lo que se nos vaya apareciendo. En una charla alguien nos recomienda un libro o no sabemos qué decir sobre un tema determinado y cuando llegamos a casa lo primero que hacemos es buscar un texto que nos desasne o que nos informe.
“Hemos perdido esa capacidad de asombro, que es la misma que te hace disfrutar aún más la literatura. Hay quienes piensan que hay lectura fácil para jóvenes, pero el reto de escribir para jóvenes es que ellos se conviertan en lectores. Estoy convencido de que los jóvenes deben leer lo que les de su chingada gana”, dijo el escritor Benito Taibo en el reciente Festival Literario de Tepic.
Pero tal vez es el mercado el que no quiera ser sorprendido. Es cierto que estamos muy lejos de Finlandia que tiene 47 libros al año que son leídos (nosotros 3,8%), pero ¿qué decir de los blogs, de lo digital, de lo que está a la orden para ser disfrutado sin aumentar las estadísticas?
Algo así dice también Benito Taibo: “Se está leyendo mucho más que nunca y, en gran medida, se debe a los booktubers y a los bloggers, estos chicos que con total desparpajo se ponen frente a una cámara y dicen ‘yo leí este libro y me gustó por esto, tú decide lo que quieres’.
“El booktuber cumple una función a escalas que a veces ni nos imaginamos. Y está chidísimo, me parece maravilloso. Y que los jóvenes lean lo que se les antoje, que nadie les diga qué deben leer”, aseguró el escritor en entrevista con el periódico La Jornada.
Recientemente hicimos una nota sobre los youtubers y los booktubers y mucho nos sorprendimos; tenemos que entrar a un espacio donde también se forman lectores y donde no todo es efímero, breve o superficial.
En Colombia está Luis Miguel Meza Diez haciendo “El estante literario” y vean qué cinco libros eligió como los que les cambió la vida: “Entre ellos están Harry Potter, Julio Verne con 2000 leguas de viaje submarino, Madame Bovary, de Gustave Flaubert, Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, Guerra y Paz, de León Tolstoi y Jorge Franco y Andrés Caicedo. Espero que lo disfruten”, en una verdadera muestra de que él, siendo muy joven, lee lo que se le da su rematada gana.
“Estos booktubers representan para nosotros el máximo desafío. Los tenemos que interesar en el libro que queremos promocionar y si no les importa mucho no nos lo aceptan”, dijo con honestidad Myriam Vidriales, la gerente de Marketing de Planeta Editorial.
Uno de los escritores entrevistados en este suplemento, Antonio Malpica, caracterizado como “escritor juvenil”, ha dicho en el reciente Festival de las Letras en Tepic, que “la literatura juvenil no existe como tal, excepto cuando los jóvenes se apropian de esas letras que quieren hacer suyas. El secreto es escribir con toda la intensidad, el joven se dará cuenta que lo haces desde el corazón y adoptará tu libro”.
¿IMPRESOS O EN DIGITAL?
La encuesta Banamex e IBBY México estableció que el 66% lee material impreso y que el 47% lo hace en medios electrónicos, por lo que medir esta estadística en términos de libros comprados sería inútil.
Los números recientes de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) establecen que en el 2016, los editores del sector privado registraron una producción de 137 millones 638 mil 636, lo que representa una contracción del 5,2 % respecto al 2015.
En ambos casos se presentó una reducción en la producción en relación con 2015, que acumulada representa 30 millones de ejemplares menos.
Vamos a la producción de títulos: un decremento de 6.4 %, observado tanto en novedades (5.3 % menos), como en reimpresiones y reediciones (6.7 % menos), pero todo esto tiene que ver más con el precio de los libros, más que con la afición a la lectura de los jóvenes mexicanos.
Desde 2012 se han dejado de comercializar 14 millones de libros. En comparación con 2015, la reducción en la venta de ejemplares es de 6.3%. La baja es de venta de ejemplares nacionales (6.6%), como de ediciones importadas (3.1%), la facturación neta generada en 2016 fue de 10 millones de pesos y por tercer año consecutivo muestra una baja (2.5 % en esta ocasión).
¿Qué pasa con los libros digitales? Continúa con incrementos anuales, registrándose en 2016 un aumento de 24% y desde 2012, la facturación de ediciones digitales se ha incrementado en más de 100 millones de pesos, alcanzando un 1.2% de todas las ventas de libros.
Por un lado están las ventas y lo que indican, esos aumentos o decrecimientos de libros, por otro los jóvenes que encuentran en sus medios digitales la gran oportunidad para leer y estar al tanto de lo que acontece en el mundo.
Tal es así que las encuestas en este punto dirimen y quedan una muy lejos de la otra. El Módulo sobre Lectura (Molec) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de 2016, en los que se destaca que el promedio de libros leídos por la población mexicana de 18 años y más en el último año fue de 3.8 ejemplares, por debajo de países como Chile (5.4), Argentina (4.6), Colombia (4.1) y Brasil (4.0), los aparatos celulares aparecen como un gran refugio para fomentar la lectura, sobre todo en esos lugares donde la gente está lejos de los libros. En ese sentido, 8 de cada 10 jóvenes prefiere la lectura, sea donde sea que lea.
Leer un libro de acceso abierto equivale a gastarse dos o tres centavos de peso, mientras que el costo impreso es de aproximadamente 2 dólares o más. La respuesta está en el aire. Convengamos que leer es un acto de libertad que reta a nuestro más íntimo ser, lo lleva a límites extraordinarios y uno es lo que lee, más allá de lo que dicen “los no lectores”.
En México se han creado grupos de lectores en Facebook y Whatsapp, en los que hay intercambio de diversos materiales, que pueden verse a través de cualquier dispositivo móvil y comunica a los lectores de manera rápida y dinámica.
También existen aplicaciones que permiten entrar al mundo de la literatura, como Goodreads, Spotify, Kindle, Universal Book Reader, Google Play Books y la plataforma Digitalee, un servicio de préstamo para los lectores en español, a través de la Dirección General de Bibliotecas.
Tiene a su disposición miles de títulos que se pueden leer desde cualquier dispositivo conectado a internet: computadora, tablet, teléfono inteligente o lector de libros electrónicos, que sean compatibles con el DRM de Adobe o cuenten con la aplicación de Adobe Digital Editions. También se puede acceder al servicio, a través de la app Digitalee, disponible para IOS y Android.
“Infinidad de estudios han demostrado que cuando se trata de cuestiones de lectura, las personas que leen a menudo se vuelven mejores lectores y leer mejor conduce al éxito en la escuela y otras áreas de la vida. Por el contrario, las personas que no leen dejan de adquirir hábitos de lectoescritura, lo que puede llevar a problemas para cultivar nuevas habilidades y a dificultades que trascienden la educación”, inicia el estudio “La lectura en la era móvil”, de la UNESCO.
Y de eso se trata.