La Arquidiócesis señaló que el sistema electoral mexicano es débil, y tiene encima una maraña casi imposible de deshacer la farsa democracia emprendida por los partidos políticos, que sólo buscan beneficiarse del impacto mediático, mientras el ciudadano soporta la inflación diaria y el repunte de precios que «siguen impactando la magra y empobrecida economía de las familias mexicanas».
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Ciudad de México, 11 de febrero (SinEmbargo).- Las precampañas han demostrado que los partidos y candidatos se enfrascan en una verdadera simulación electoral llena de dimes y diretes que defrauda el propósito de un proceso «corto y barato», dijo este día la Arquidiócesis de México.
En su editorial dominical Desde la Fe, la Iglesia católica refirió que ahora que finaliza el periodo de precampañas– que se extendió desde el 14 de diciembre pasado hasta este 11 de febrero– es necesario conocer qué tan beneficioso ha sido para los ciudadanos.
«Se ha atiborrado de dimes y diretes a los votantes, mediante una verdadera simulación electoral que defrauda el propósito de campañas cortas y ‘baratas’. Desde diciembre, salvo por un breve periodo de veda, el bombardeo de spots y anuncios en medios se llevó a cabo de tal forma, que estuvimos expuestos a una campaña plena que contraviene dichos propósitos de la Reforma Electoral, que plantea austeridad y transparencia», lamentó la Arquidiócesis.
Recordó que, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional Electoral (INE), del universo de cargos a disputarse, además de los aspirantes a la Presidencia de la República, están registrados 95 para ser senadores y 695 para ocupar una curul en San Lázaro. Hasta enero pasado, sólo 19 habían realizado operaciones de ingresos y egresos. 1.7 millones de ingresos, contra 6.2 millones de gastos.
La mayor opacidad se verifica entre las coaliciones presidenciales, pues hasta el mes pasado habían registrado más gastos que ingresos, reportando un excedente de 4.5 millones de pesos. Además, según el INE, había ingresos por apenas 660 mil pesos y gastos por casi 5.1 millones, refirió.
«Este galimatías demuestra, además, que el INE es una autoridad desdentada y débil, que tiene encima una maraña casi imposible de deshacer de forma pronta y expedita por el bien de millones de personas hastiadas de una farsa democrática y de un aparato electoral groso, que exige más y más dinero, mientras el votante soporta la inflación diaria y el repunte de precios que siguen impactando la magra y empobrecida economía de las familias mexicanas», agregó la Arquidiócesis de México.
Desafortunadamente, señaló, el sistema electoral mexicano parece favorecer más este irracional dispendio de recursos en tiempos de transmisión, que buscan sólo el impacto mediático, que los principios de sobriedad, transparencia y equidad sin simulaciones.
Resaltó que lo que se pretendía fuera un efectivo acceso a la participación de la ciudadanía, terminó reducido a un mero impacto a la masa amorfa de votantes, «que no le ha quedado más que ser una destinataria pasiva de mensajes huecos, sentimentalistas, vacíos y sin objetivos en pro el bien común».
Para la Arquidiócesis, lo que se debió haber canalizado a una real formación electoral para los ciudadanos, se destinó a infundir sentimientos de odio y hartazgo político, que desalientan y confunden, lo cual podría causar apatía en la población.
«En definitiva, la clase política se aleja cada vez más de nuestras sufrientes realidades».
Ante este panorama de incertidumbre, concluyó, no son aceptables respuestas evasivas ni demagogias estériles.
«La prioridad de los partidos y coaliciones no son ellos mismos, son las personas concretas, de carne y hueso, con alma y espíritu. Un ser humano no debe ser más un botín electoral».