La música del mariachi no es sólo para las cantinas y tampoco es sólo para México. Eso lo tiene demostrado este grupo con más de 56 años de experiencia, que ha recorrido los escenarios más importantes de la región, desde el Teatro Metropolitan en la CdMx, hasta el Carnegie Hall de Nueva York. Tienen Grammys, hacen ópera, tocan con orquesta y sobre todo, demuestran que las tradiciones mexicanas echan raíces en cualquier lugar del mundo.
Ciudad de México, 11 de febrero (SinEmbargo).– Todo comenzó con Natividad «Nati» Cano, que no podría haber nacido en algún otro lugar más que en Jalisco, México. Su abuelo aprendió a tocar el guitarrón de manera autodidacta y su padre, tocaba todos los instrumentos del mariachi, por lo que su destino parecía estar marcado.
Nati estudió en la Academia de Música de Guadalajara, después se fue a vivir a Mexicali, Baja California, donde se unió al Mariachi Chapala y finalmente migró a Los Angeles, California en 1960, para tomar el mando del Mariachi Águila del que tomó el liderazgo luego de que su anterior cabeza muriera y lo renombró como Los Camperos, un grupo-escuela, que ha sido mentor de varias generaciones de músicos.
Así, a lo largo de casi 57 años Los Camperos han sido profetas en su tierra y fuera de ella, dejaron atrás el sonido «fuerte y desafinado» y los restaurantes, para tocar con disciplina en teatros y salas de conciertos como el Lincoln Center y el Carnegie Hall, de Nueva York o en el Walt Disney Concert Hall, de Los Angeles o el Kennedy Center, de Washington, ¿qué es lo que hace a esta agrupación tan especial?
«El tocar música tradicional, la disciplina que se ve en el escenario, el profesionalismo, el respeto, todos esos factores son los que nos han destacado de los otros mariachis. El señor [Nati Cano] decía que el 50 por ciento del triunfo del mariachi es cómo entra al escenario, cómo se posiciona y el otro 50 por ciento lo deja uno en la presentación, en cómo te mueves, cómo tocas, hacer dinámicas en voces, en los instrumentos. Nuestra música es arte y es lo que la mayoría de los mariachis inclusive grandes, no les ha entrado todavía, se siguen con la misma idea de que el mariachi tiene que sonar fuerte y desafinado, es un dicho y se usa, pero al estar en escenario, cambian las cosas», dice Jesús Guzmán, director actual de Los Camperos, en entrevista con Magazine.
El músico, mejor conocido como «Chuy» y quien lleva ya casi 30 años en el grupo, agradece los valores que su mentor le inculcó hacia la música del mariachi: «es un privilegio, un honor y un ejemplo para las nuevas generaciones. Se siente uno halagado de estar en grandes teatros donde la gente se pone de pie y le dan a uno tributo con ese aplauso tan bonito. Él hizo lo que tenía que hacer para hacerlo posible, luchó, pedía respeto hacia el mariachi, tener disciplina, que fuera uno bien profesional y esa fue la escuela que nos dejó. Hasta la fecha prevalece, porque seguimos en alto, con los mismos pensamientos y con la misma camiseta».
DE PREMIOS Y SÍMBOLOS
Su carrera en las ceremonias de graduación comenzó en 2005 cuando compartieron el Grammy por Mejor Álbum Musical para Niños, por cELLAbration!, un tributo a la cantante folk Ella Jenkins. Para el año siguiente, su disco Llegaron Los Camperos fue nuevamente nominado. Pero lo mejor llegó en 2009, con su tercer álbum Amor, Dolor y Lágrimas, ganador del Grammy a Mejor Álbum Regional Mexicano. En 206, su Tradición, Arte y Pasión, recibió también una nominación. «Y del grande, del de acá, no del latino», resalta Chuy.
«El mariachi Los Camperos es uno de los únicos mariachis que ha estado nominado a los grandes premios como el Grammy, hemos ganado dos y nominados cuatro veces y eso para mí es un gran triunfo, todos nos sentimos orgullosos de tener esa oportunidad de estar compitiendo contra los grandes como Vicente Fernández, Luis Miguel…», dice.
Pero lo más importante es la preservación de la cultura con la enseñanza a las nuevas generaciones, a pesar de las modas y el contexto político y social en el que se encuentren. «El mariachi ha estado en decadencia, entre todas las nuevas músicas, ya sea banda, norteño, reggaetón, toda esta música le ha afectado, pero hemos sobrevivido y la música del mariachi sigue de todos modos dando el brinco. Yo creo que nuestra música ha sido y va a seguir siendo un símbolo de México en cualquier país. Aquí en Estados Unidos ha sido engrandecida porque muchos jóvenes están interesados en nuestra cultura. Nosotros tratamos de enseñarles los que es el sonido del mariachi, aquí ha crecido mucho en escuelas elementarias, secundarias, preparatorias, incluso en universidades», dice el entrevistado.
Ahora, con premios y los mejores escenarios bajo sus pies, ¿qué les hace falta lograr a Los Camperos? «Hemos trabajado con las grandes orquestas, andamos haciendo ópera, una ópera mexicana que se llama Cruzar la cara de la luna, una composición de Leonard Foglia y de Pepe Martínez, quien fue el director del Mariachi Vargas. Acabamos de estar en Nueva York en el Jazz at the Lincoln Center, hicimos cuatro sesiones que tuvieron sold out y ahora en mayo estaremos en Houston. Nos hicieron una invitación para ir a Colombia, entonces en eso andamos, entre orquesta, presentaciones de Los Camperos, haciendo ópera, abriendo puertas para las nuevas generaciones, que vean que hay más que estar en una cantina, en un restaurante o trabajar nada más en bares privados, el mariachi se puede salir de estos entornos», continúa Jesús Guzmán.
Y hace un llamado: «Hay que hacer un poco de difusión con las nuevas ideas para a través de toda la juventud tenerla en pie, que se interesen, más de lo que está, que se sienta más el corazón en toda la juventud, en los niños, adultos, todo mundo va buscando un camino para salir adelante y yo creo que dentro de la música del mariachi hay mucho futuro, el arte se va a conservar».