Cuatro meses después del sismo de septiembre pasado, los damnificados avanzan en la reconstrucción de sus casas con el miedo de dejar su vivienda a medias por falta de recursos y la polémica por el supuesto desvío de dinero en el reparto de ayudas.
La CNBV confirmó la clonación de 249 tarjetas de ayuda, incluso, el titular de Bansefi, Virgilio Andrade, reconoció esta semana que hubo errores que ya se remendaron.
«El Presidente Enrique Peña Nieto no ha vuelta acá. Y quisiéramos que viniera a ver cómo está, porque no alcanza con lo que nos dieron, y además no hay recursos» propios, dijo a Efe Consuelo Francisco Hurtado, una habitante de Jojutla que lo perdió todo en el temblor.
Por Martí Quintana
México, 19 de enero (EFE).- Ladrillo a ladrillo, los damnificados avanzan en la reconstrucción de sus casas cuatro meses después del terremoto en México, con el miedo de dejar su vivienda a medias por falta de recursos y la polémica por el supuesto desvío de dinero en el reparto de ayudas.
En la mayoría de pueblos del centro y sur de México, los más afectados por los sismos del 7 y 19 de septiembre pasado, las labores de reparación son evidentes en muchas viviendas por parte de sus propietarios o albañiles contratados para tal fin.
En Jojutla, el municipio más cercano al epicentro del sismo del 19 de septiembre, se mezclan obreros, varillas y cemento con casas con graves grietas y terrenos baldíos y ya despojados de las ruinas que antes fueron hogares.
El paisaje se repite en otros pueblos como Atenango del Río, en Guerrero, o en Joquicingo, en el Estado de México, cuyo centro quedó destrozado por el temblor y, si bien el campanario sigue al borde del colapso, muchos vecinos han dedicado sus ahorros y la ayuda recibida a reparar sus viviendas, a menudo desde cero.
Abunda el miedo de no saber si dispondrán de suficientes recursos para poder acabar vivir de nuevo bajo un techo.
«El Presidente Enrique Peña Nieto no ha vuelta acá. Y quisiéramos que viniera a ver cómo está, porque no alcanza con lo que nos dieron, y además no hay recursos» propios, dijo a Efe Consuelo Francisco Hurtado, una habitante de Jojutla que lo perdió todo en el temblor.
El verbo «alcanzar» -para la comida, para la vivienda- se repite una y otra vez entre los afectados tras los sismos de septiembre en México. Según datos oficiales, ambos terremotos generaron daños parciales o totales a 184 mil viviendas.
El Gobierno federal anunció el reparto de ayudas a través del Fondo de Desastres Naturales (Fonden). El monto varía según si el daño en el domicilio es total o parcial, y una parte se da en efectivo y la otra se destina a la compra de materiales.
A esta ha de sumársele una ayuda por parte de los fondos de cada estado, y las autoridades afirman que el apoyo económico puede llegar hasta los 120 mil pesos (unos 6 mil 450 dólares).
Pero las críticas son muchas: «Con lo poquito que nos dieron del Fonden compramos todo el material, y vamos a ir demoliendo poquito a poquito», relató desde Jojutla José Luis Campos Gómez, que ha pasado cuatro meses «muy críticos».
Muchos damnificados advierten que no llegó la prometida ayuda de parte del estado, que había de apuntalar los recursos entregados a nivel federal.
«Del gobierno estatal no tenemos nada. Inicialmente nos dijeron de unas tarjetas ‘Unidos por Morelos’, hicimos cola pero a la mera hora nos dijeron que si teníamos ayuda del Fonden, no recibiríamos nada», lamentó María Guadalupe Muñoz, quien agradece el apoyo recibido por fundaciones y ONGs.
Este aparente descontrol se percibió esta semana con claridad tras el escándalo sobre la clonación de tarjetas para damnificados, y el supuesto desvío de 68.8 millones de pesos (unos 3.6 millones de dólares) destinado a ellos a través del Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi).
Según destapó una investigación periodística, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) encontró irregularidades en el programa de tarjetas para los damnificados, pues había afectados cuyos nombres aparecían en hasta 34 plásticos, pese a que incluso algunos de ellos no llegó ni a recibir la prestación.
La CNBV confirmó también la clonación de 249 tarjetas, pero la investigación alerta que la problemática -reconocida por Bansefi- podría ser mayor porque la institución carece de buenos mecanismos de control.
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En Juchitán, el municipio de Oaxaca (sur) más impactado por el terremoto del 7 de septiembre, Julio Gómez denunció a Efe una supuesta clonación de la petición de apoyo económico de su madre.
La mujer, de 77 años, fue a buscar la ayuda prometida, pero le dijeron que el número folio era el de otra persona, su trámite se desvaneció.
Además, Gómez también detectó, por voz de sus vecinos y allegados, que algunas tarjetas «son clonadas y ya no tienen fondos».
El titular de Bansefi, Virgilio Andrade, reconoció esta semana que hubo errores que ya se remendaron, y negó el desvío asegurando que las repeticiones en el censo de beneficiarios – y las tarjetas con idéntico nombre- se eliminaron antes de que se emitieran los recursos.
Pese a que las condiciones de vida han mejorado para muchos, volver a la normalidad es todavía una epopeya para millones. Y la sensación de desamparo prevalece incluso para autoridades locales.
«Nos hemos sentido abandonados y esto te lo puedo decir por voz de un servidor y por voz de los ciudadanos. Somos los gobernantes municipales los que debemos dar la cara. Hago un llamado para que autoridad estatal y federal retomen las acciones pendientes», señaló a Efe el Alcalde de Jojutla, Alfonso de Jesús Sotelo.