Este año, durante la temporada vacacional, que comprende principalmente entre el 18 de diciembre y el 7 de enero, la bahía registró alrededor de 8 mil personas que acudieron a ver el tiburón ballena.
Por Isabel Reviejo
La Paz (México), 18 ene (EFE).- Nadar con los tiburones ballena, criaturas que pueden llegar a 18 metros, es una de las actividades más demandadas en la Bahía de la Paz; sin embargo, esta puede poner en riesgo la integridad del pez, por lo que el noroeste de México se vuelca en impulsar un turismo responsable.
Durante la temporada pasada, «alrededor del 62 por ciento de los tiburones ballena que visitaban Bahía de la Paz» resultaron lesionados por las actividades turísticas, afirma a Efe Benito Bermúdez, director regional de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP).
En el estado de Baja California Sur son varias las agencias que ofrecen tours con los que los visitantes pueden hacer esnórquel entre los ejemplares del que es el pez más grande del mundo.
Para evitar la sobreexplotación del área de observación donde se producen las concentraciones, las autoridades han establecido unos roles para escalonar las entradas de los agentes turísticos.
Actualmente, explica Bermúdez, se permiten un máximo de 14 embarcaciones en la zona. Además, se ha implementado un sistema de seguimiento satelital con el que se puede constatar en tiempo real dónde están las barcas.
«Esto nos permitió ordenar la actividad, para que la cantidad de tiburones que se ven afectados disminuyeran», apunta.
Este año, durante la temporada vacacional, que comprende principalmente entre el 18 de diciembre y el 7 de enero, la bahía registró alrededor de 8 mil personas que acudieron a ver el tiburón ballena.
El Rhincodon typus se caracteriza por su piel gris en el lomo, plagada de puntos blancos que le ayudan a la hora de camuflarse, así como por el color claro de su parte ventral, lo que hace que también se le conozca como pez dominó o damero.
Su cabeza es ancha y aplanada, con una enorme boca con la que capta grandes cantidades de plancton, su principal alimento.
Aunque «incrementó muchísimo la demanda», señala Bermúdez, se tuvo que seguir respetando la capacidad de carga.
La limitación del acceso es un de las medidas contempladas en el plan de manejo publicado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
También incluye otras como conservar una distancia mínima de dos metros respecto a la cabeza y tres respecto a la cola del ejemplar, y que las embarcaciones mantengan velocidades menores a los 5.5 kilómetros por hora en la zona donde se distribuye el tiburón ballena.
Alejandra Ibarrola, prestadora de servicios turísticos en el centro The Cortez Club, dijo que en la región han percibido un «indicador importante» en relación con la recuperación: el mayor tamaño de los peces.
«En años anteriores, se decía que los ejemplares que venían a la bahía eran sobre todo juveniles, es decir, de menor tamaño, entre los dos y los cinco o seis metros», pero ahora se están viendo tiburones ballena más grandes.
La disminución del tamaño es «una señal muy clara de sobrepesca», por lo que encontrar en el lugar algunos que rondan los 10 metros indica «que se está recuperando la población», asegura Ibarrola a Efe.
Para los visitantes, ver de cerca a los tiburones ballena -algo que es posible por el carácter afable de estos peces- es una vivencia impactante.
«Es espectacular. Es la primera vez que venimos y es una experiencia única», comenta Mario Rodríguez, uno de los turistas, tras finalizar la actividad.
El visitante, quien acudió a la Bahía de la Paz acompañado de sus hijos, destaca lo «preparado» que está el personal. Los guías «saben qué hacer» y cómo ayudar a aquellas personas que no están realizando la actividad correctamente.
Estar cara a cara con el tiburón ballena es «impresionante», asegura.
«Lo esperas, y cuando lo ves venir de frente lo acompañas, obviamente respetando las reglas», relata sobre la experiencia.