México

Indígenas desplazados ruegan ayuda al Obispo de San Cristóbal: “Llevamos días, meses con miedo…”

14/01/2018 - 10:30 am

Pese a que ya se ha dado el regreso de unas 3 mil 800 personas, en los campamentos todavía quedan, viviendo en condiciones precarias, al menos mil 100 pobladores desplazados que afirman que en su comunidad continúan el acoso y los ataques de los grupos armados.

Los representantes y voceros de las comunidades de Chalchihuitán y Chenalhó han exigido al Gobierno federal y al estatal el desarme y la desarticulación de los grupos paramilitares que, aseguran ellos, operan en total impunidad y omisión por parte de las mismas autoridades.

Alrededor De 3 Mil 500 Indígenas Tsotsiles Que Permanecían En Condición De Desplazamiento Forzado Decidieron Regresar a Sus Comunidades pom Ch´enmut Cruzkakalnam Tzomolton Cruzton Bejeltón Y Bololochojón a Pesar De Que Las Condiciones De Inseguridad Y Peligro Continúan Fotos Pedro Anza Cuartoscuro

San Cristóbal de Las Casas (México), 13 ene (EFE).- El Obispo de San Cristóbal de las Casas, Rodrigo Aguilar Martínez, visitó hoy los campamentos de las montañas del estado de Chiapas donde permanecen cientos de indígenas desplazados por la violencia.

Aguilar, quien realiza su primera gira pastoral por los Altos de Chiapas, fue recibido por más de doscientas personas que le colocaron collares de flores y le ataviaron con el traje regional, como señala la tradición.

El Obispo fue acompañado con música hasta una parroquia en la que celebró una misa en compañía de los desplazados del municipio de Chalchihuitán.

El pasado octubre, 5 mil indígenas de Chalchihuitán huyeron de sus casas por la violencia desatada a raíz del conflicto agrario que enfrenta desde hace 40 años a su población con el municipio vecino de Chenalhó.

Pese a que ya se ha dado el regreso de unas 3 mil 800 personas, en los campamentos todavía quedan, viviendo en condiciones precarias, pobladores desplazados que afirman que en su comunidad continúan el acoso y los ataques de los grupos armados.

Durante la misa, el Obispo escuchó el sufrimiento de hombres y mujeres que le pidieron ejercer como portavoz para que el gobierno del estado y el federal los escuchen y pongan fin al conflicto.

«Llevamos días, meses, sufriendo con miedo, viviendo con miedo, enfermándonos con miedo, no tiene caso que estemos así sufriendo», expresó María Pérez, quien denunció la inacción de las autoridades del estado.

Las condiciones de los que decidieron permanecer desplazados son extremadamente duras, en chabolas construidas con palos y cobijas, donde han fallecido al menos 11 personas por el hambre y el frío desde que comenzó la crisis.

Autoridades Locales Miembros De Iglesias Y Representantes De Familias Desplazadas Se Reunieron Para Determinar El Regreso Y Las Condiciones Debido Al Temor Que Aún Se Vive En La Zona De Volver a Ser Desplazados Fotos Jacob García Cuartoscuro

Otro de los desplazados de Chalchihuitán, Ausencio Pérez, agradeció al Obispo su visita y exigió al gobernador del estado, Manuel Velasco, que «dé una solución» a la comunidad.

Aguilar dijo estar consternado por el sufrimiento que están pasando los damnificados, por lo que llamó al entendimiento para recapacitar y establecer el Estado de Derecho, la justicia y la paz.

Al término de la misa, Aguilar Martínez y miembros de la organización humanitaria Cáritas repartieron víveres y juguetes a los niños.

Luego hicieron un recorrido por la zona de Majom Mepentik, donde fueron quemadas y tiroteadas las casas de once familias de la comunidad que hoy viven en los campamentos de las montañas.

El regreso de los desplazados a sus hogares aún no es definitivo y el acuerdo emitido por el Gobierno local se encuentra en negociación con el grupo de paramilitares que mantienen el resguardo de la zona en conflicto, dijo a Efe Maciel Alfaro López, delegado en la zona de la Comisión Mexicana de Derechos Humanos (CMDH).

Los campamentos están distribuidos según las distintas comunidades indígenas y se componen de chabolas de pocos metros cuadrados construidas con palos y cobijas donde, en algún caso particular, llegan a dormir ocho familias con sus 22 niños.

De hecho, según la CMDH, cerca de 200 mujeres embarazadas y 3 mil 800 niños malviven en estos campamentos.

El recuerdo de la terrible violencia sufrida sigue tan vivo en la memoria de los desplazados que muchos prefieren seguir en los campamentos de las montañas que regresar a su municipio.

 

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