Japón, la potencia económica y tecnológica, resguarda el segundo sitio dónde más suicidios ocurren a nivel mundial, el bosque de Aokigahara («bosque de los suicidios»), un espacio que ha inspirado distintos libros y películas basadas en los macabros sucesos que han ocurrido desde hace tiempo en este icónico lugar.
Ciudad de México, 5 de enero (RT/SinEmbargo).- Miles de internautas se indignaron con un video —subido el pasado domingo y posteriormente borrado— en el que el famoso «youtuber» Logan Paul se burlaba de un cadáver ahorcado en un árbol del bosque japonés de Aokigahara.
Este reciente escándalo ha puesto de actualidad este paraje, que esconde un gran misterio en su interior. Aokigahara es denominado en la prensa japonesa e internacional como «el bosque de los suicidios». Cada año acuden allí entre 50 y 100 personas que nunca regresan. En el estacionamiento quedan los coches abandonados de los que se internaron en el bosque para quitarse la vida.
En la mayoría de los casos, se ahorcan de las ramas de los árboles, en otros, ingestan venenos o altas dosis de drogas. A día de hoy, Aokigahara es el segundo lugar del mundo donde más gente se suicida, solo por detrás del puente Golden Gate de San Francisco (Estados Unidos).
Esta foresta de unos 35 kilómetros cuadrados está situada a casi 130 kilómetros al oeste de Tokio, en la base del monte Fuji —considerado un sitio sagrado por los nipones—, y por su aspecto frondoso también es conocida como el Mar de Árboles.
El sitio es extraordinariamente silencioso: sus anchos árboles no dejan que el viento se adentre en el interior del bosque, a lo que se suma que la vida silvestre es prácticamente inexistente en este lugar lleno de cavernas rocosas y frías. Su aspecto y las leyendas que lo rodean hicieron que en 2016 se convirtiera en el escenario de la película hollywoodiense The Forest (El bosque siniestro, en Hispanoamérica; El bosque de los suicidios, en España).
El problema de los suicidios es tan agudo aquí que el lugar está poblado de carteles que piden a los visitantes que piensen «una vez más» en la vida que les fue otorgada y que tengan presentes a «sus padres, hermanos y hermanas y niños». «No sufra solo, antes, contacte a alguien», continúan los mensajes, acompañados de el número de teléfono de una línea de ayuda psicológica.
HAMBRUNA, ENAMORADOS, HASTA UN MANUAL
Son muchos los que se preguntan por qué precisamente este lugar es escogido para llevar a cabo tantos actos macabros. Existen diversas explicaciones al respecto:
* La implacable práctica de abandonar en el bosque a ancianos y niños por parte de las familias más pobres durante las epidemias y las hambrunas que asolaron a la población nipona durante el siglo XIX.
*Este bosque se asocia históricamente con demonios de la mitología japonesa, y existen poemas de hasta mil años de antigüedad que hablan de la maldición que habita en ese lugar.
*Varias referencias en la cultura japonesa relacionan este lugar con el suicidio. Entre ellas, el cuento de 1960 Kuroi Jukai (El negro mar de árboles) de Seicho Matsumoto, en el que se narra cómo dos amantes se quitan la vida en Aokigahara.
*Un popular libro de Tsurumi Wataru titulado Manual completo de suicidio (publicado en 1993 y actualmente prohibido en el país) describe esta foresta como un sitio «perfecto para morir» y hasta se refiere al ahorcamiento como una «obra de arte».
*Una cultura del suicidio distinta a la del resto del mundo, con antecedentes como las acciones de los pilotos «kamikaze» durante la II Guerra Mundial o los «seppuku» que se autoinflingían los samuráis por cuestiones de honor. En Japón, a diferencia de los países cristianos o musulmanes, por ejemplo, el suicidio no se ve como un pecado. Su tasa de suicidios es la sexta más alta del mundo, con 21 mil 897 casos contabilizados en el 2016, según los datos de un informe gubernamental de mayo del año pasado citado por el diario The Japan Times.