Ricardo Ravelo
29/12/2017 - 12:04 am
La pléyade criminal
Sin embargo, existen otros ex Gobernadores que también tienen su negra historia: José Murat y Ulises Ruiz en Oaxaca; Roberto Sandoval Castañeda de Nayarit, presuntamente vinculado al narcotráfico y a la triangulación de dinero público y del narc
De los que estaban prófugos sólo falta César Duarte, exmandatario de Chihuahua, en ser detenido. Acusado de peculado, triangulaciones financieras inusuales y lavado de dinero, Duarte se fugó ante los ojos de todo el mundo, incluida la Procuraduría General de la República (PGR), atenazada por intereses criminales y políticos que la mantienen en la atrofia total.
Ahora que salieron a flote las triangulaciones de recursos de los estados, una maniobra que habría sugerido Manlio Fabio Beltrones cuando fue líder del PRI, la PGR sigue sin dar con el paradero de César Duarte, el multimillonario ex Gobernador de Chihuahua, quien al igual que Javier Duarte y Roberto Borge simularon la creación de empresas para usarlas como receptoras de dinero público para enviarlo a las arcas del PRI.
A pesar de los esfuerzos del Gobernador Javier Corral para que su antecesor sea detenido, la PGR parece que se olvidó del exmandatario priista, quien al término de su gestión resultó ser dueño de un banco, cuya creación seguramente también investigan las autoridades porque no se descarta que ahí se haya usado dinero público o del crimen organizado.
El que sí aceptó regresar a México, luego de su captura en Panamá, fue Roberto Borge, ex Gobernador de Quintana Roo. Adicto a la cocaína y al dinero, Borge también tronó las finanzas de Quintana Roo, igualito que lo hizo Javier Duarte en Veracruz: se compró varios barcos y le regaló a su papá una empresa naviera –Barcos Caribe –con una inversión multimillonaria en dólares para prestar servicios de transporte entre Cozumel, Isla Mujeres y Cancún.
De igual forma se mandó a construir, en Cozumel, un hotel de gran turismo –El Westin Cozumel –para lo cual utilizó a una lista de amigos y socios como prestanombres. Se trata de una cauda de pillos disfrazados de arquitectos, contadores y hombres de negocios. El puro maquillaje porque en realidad se trata de verdaderos delincuentes.
“El Westin” es el hotel más moderno de Cozumel, según se afirma, y él mismo colocó la primera piedra de la obra, el 10 de junio de 2014, acompañado de los testaferros que utilizó para crear la empresa Isla Cabañas S.A de C.V.
Ahí, en la explanada donde daría inicio la mega obra hotelera, Borge pronunció un discurso. Aquí algunas palabras: “Me congratulo. Hoy en la isla de Cozumel se está teniendo una inversión hotelera con esta colocación de la primera piedra del hotel Westin Cozumel. El proyecto cuenta con una inversión de 30 millones de dólares”, dijo.
Nadie sabe hasta ahora de dónde sacó Borge esa inversión –si fue del narcotráfico, del erario o de los negocios al amparo del poder –, pero su discurso desató un tronido de aplausos y ahí, muy cerca de él, estaban sus prestanombres, también investigados por la PGR por lavado de dinero y triangulaciones extrañas de recursos:
Luis Sierra Sauri, el hijo de la ex Gobernadora de Yucatán, Dulce María Sauri Riancho, y el arquitecto Juan González Angulo, quien representaba a los accionistas del proyecto hotelero.
Sólo faltó un personaje clave en el manejo del dinero: Manuel Méndez Montoya, un joven empresario tabasqueño de 35 años que en Quintana Roo fue señalado como operador político de Roberto Borge.
Detrás del proyecto del hotel Westin hay demasiadas maniobras sucias, pero lo que hasta ahora ha salido a la superficie es que González Angulo y Méndez Montoya pagaron por el terreno poco más de 109 millones de pesos, uno de los más elevados, tomando en cuenta que Roberto Borge vendió casi medio estado de Quintana Roo a precio de ganga y los principales beneficiarios fueron sus amigos y socios.
Según investigaciones de la Asociación Civil “Somos tus Ojos”, existe una lista enorme de terrenos de alta plusvalía, todos localizados frente al mar Caribe, que fueron vendidos en diez mil pesos, el más caro, y en cero pesos, es decir, fueron regalados a empresarios y exfuncionarios de su gobierno. Con esos terrenos, que en realidad cuestan más de 150 millones, por citar una cifra, engancharon créditos millonarios con la banca privada o bien se los vendieron a las grandes cadenas hoteleras que ya proyectan la construcción de otros hoteles de lujo.
Por esos despojos al patrimonio del estado, Roberto Borge y cómplices están siendo investigados; también por las triangulaciones de dinero, a través de empresas fantasmas, por el gasto enorme en renta de aeronaves, las cuales se usaban para los viajes nacionales e internacionales de Borge y que no tenían, aparentemente, ninguna justificación: se trataba de viajes de placer a París, España y Estados Unidos.
Después de ser detenido en Panamá –se asegura que en ese país tiene cuantiosas inversiones en bienes raíces y en empresas de diversos giros –Borge terminó por aceptar su extradición a México. Quizá sepa, porque ya se lo garantizaron, que no pasará el resto de sus días en la cárcel y que quizá en dos o tres años, a lo mucho, podría estar en la calle gozando de su inmensa fortuna.
Y es que ahora se ha ido conociendo que tanto César y Javier Duarte, así como Borge Angulo utilizaron buena parte de los recursos del erario para financiar la campaña de Enrique Peña Nieto en el año 2012 y, posteriormente, continuaron aportando dinero público al PRI para financiar otras campañas políticas.
Y también se sabe que fue Manlio Fabio Beltrones uno de los principales artífices de esa idea, el mismo que cuando fue presidente nacional del PRI condenó que muchos abanderados del partido tricolor tuvieran nexos con el narcotráfico, el mismo que se opuso a la corrupción y dijo públicamente que los excesos en los que habían incurrido los gobernadores era la principal causa de la derrota del PRI en la elección de junio de 2016.
Ahora aparece relacionado con algunas triangulaciones de recursos, a través de su hombre de confianza, Alejandro Gutiérrez, quien fue detenido por mover unos 250 millones de pesos para el PRI. Manlio Fabio se defendió y negó formar parte de esa maniobra mafiosa.
Tan perniciosa como el crimen organizado, la corrupción institucional es otro cáncer que sin duda tendrá un voto de castigo en las elecciones de julio de 2018, pues el saqueo de dinero público y la bancarrota en la que quedaron entidades como Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua no será un tema fácil de resolver.
En enero empieza la audiencia que enfrentará Javier Duarte por los delitos que pesan en su contra. Viene la extradición de Roberto Borge y sigue pendiente la captura de César Duarte, quien logró evadirse a pesar de que ya existían denuncias en su contra.
PRD y PAN oasis de corrupción
Sin embargo, existen otros ex Gobernadores que también tienen su negra historia: José Murat y Ulises Ruiz en Oaxaca; Roberto Sandoval Castañeda de Nayarit, presuntamente vinculado al narcotráfico y a la triangulación de dinero público y del narco. Y existen otros, de oposición, que no cantan mal las rancheras y que también han resultado ser un lastre para las entidades que gobiernan: Graco Ramírez de Morelos, Arturo Núñez de Tabasco y Miguel Ángel Yunes de Veracruz.
No pueden Faltar Rafael Moreno Valle y Ernesto Ruffo, ambos con largas historias de corrupción y presuntos vínculos criminales. Ambos quieren ser candidatos a la presidencia de la República y todo indica que están en la pelea contra Ricardo Anaya, otro filibustero de la política.
Con Moreno Valle como Gobernador de Puebla se mantuvo bajo el cobijo institucional el gran negocio de la ordeña de ductos de Pemex, la venta de gasolina robada por parte de las organizaciones de “guachicoleros” presuntamente también ligados al crimen organizado, particularmente a Los Zetas.
Tras dejar la gubernatura, salió a flote toda la red mafiosa que durante varios años Moreno Valle mantuvo protegida y que se dedicaban a saquear los ductos de la paraestatal. De esas millonarias ganancias también se pagaban campañas políticas a alcaldes y diputados y surgieron varias familias poderosas protegidas por el poder estatal.
Ernesto Ruffo ahora se siente reciclado y transparente. Fue el primer Gobernador de oposición al que Carlos Salinas le concedió la gubernatura de Baja California, en cuyo gobierno gozaron de impunidad los hermanos Arellano Félix, jefes del cártel de Tijuana, uno de los más poderosos de los últimos tiempos.
Quien no recuerda las correrías de Claudio Ruffo, hermano de Ernesto; sus borracheras y escándalos en bares de Tijuana; sus presuntas ligas con el cártel de Tijuana, el lavado de dinero y los escándalos que protagonizó, pistola en mano, en centros nocturnos de baja reputación. Todo esto fue parte de una historia criminal que quedó impune, pero que está grabada en la memoria social, pues todo el mundo recuerda las andanzas de Claudio Ruffo.
En Morelos Graco Ramírez se ha convertido en un lastre. Disfrazado de hombre de izquierda ha jugado a favor del PRI y de los intereses del sistema, siempre a su conveniencia. Ahora que está próximo a dejar el poder no queda la menor duda de que ha resultado ser un verdadero pillo en el poder. Pero se escuda en la legalidad y se pone el atuendo de hombre honorable.
No obstante que su hijastro –Rodrigo Gayoso Cepeda — arrastra una acusación por fraude en el ayuntamiento de Cuernavaca del orden de los 400 millones de pesos ahora es el precandidato del PRD al gobierno de Morelos, impulsado por Graco. El expediente está guardado por órdenes de Graco Ramírez y el poder judicial de Morelos, sumiso y sumido, obedece sin vacilaciones las órdenes del Gobernador para mantener el documento en el archivo, silenciado.
Inculto y prepotente –esto le ha merecido el rechazo ciudadano en Morelos –el hijastro de Graco se apresta a relevar a su padrastro y de esa forma cubrirle las espaldas al representante de la llamada izquierda progresista, que no es otra cosa que la izquierda corrupta que representa Graco Ramírez.
Es claro que Graco Ramírez le tiene miedo a Cuauhtémoc Blanco, quien hoy libra un juicio por no ser inhabilitado como alcalde de Cuernavaca por un adeudo de su antecesor que no se ha cubierto. Y es aun más claro que Graco teme que Blanco aparezca en la boleta electoral como candidato a Gobernador, pues sabe que se ser así el exfutbolista del América ganaría la elección y él iría a la cárcel porque larga es la historia de saqueo, enriquecimiento y corrupción que carga a cuestas Graco Ramírez.
Y en Veracruz ni qué decir de Miguel Ángel Yunes, otro que se jacta de su nepotismo al imponer a su hijo como precandidato de la coalición PAN-PRD. Se asegura que Yunes prepara todo el operativo financiero con dinero público para ganar la gubernatura. Ya están listas las empresas que se utilizarán para el manejo de dinero, las instituciones que operarán en la elección y todo el aparato oficial –se asegura –está bien aceitado para ganar la contienda de julio de 2018.
Pero en medio de esta euforia de poder y de avaricia hay otro hecho insoslayable: que a pesar de su experiencia en materia de seguridad, Yunes no ha podido resolver el problema de la violencia en el estado. Todos los días hay secuestros, levantones y crímenes. Veracruz ya pasó a la historia como un fosario nacional y los casos de muertes y desapariciones siguen impunes. Y todos estos hechos no son del pasado. Muchos crímenes, cientos de asesinatos, son del gobierno de Yunes, incapaz hasta ahora de pacificar el estado.
Ante la evidencia de que no hay gobierno en Veracruz –ni empleo ni seguridad ni nada –Yunes trata de mantener la atención pública a su favor encarcelando a personajes del duartismo. Es una forma de decirle a la gente que está cumpliendo sus promesas de campaña. Hace justicia culpando, encarcelando, pero con fines políticos y electoreros. Por ahora el último en caer hace unos días fue Juan Antonio Nemi Dib, ex secretario particular de Javier Duarte y ex Secretario de Salud en ese mismo sexenio.
Se le acusa de peculado y desvío de recursos en obras de hospitales. Nemi Dib, quien fuera íntimo amigo de Yunes, hoy está en la cárcel. Quizá Nemi Dib hoy se arrepienta de no haber atendido el llamado de Miguel Ángel Yunes cuando lo invitaba a sumarse a su proyecto político y Nemi lo despreció. Una prueba más de que Yunes no tiene amigos ni recato para traicionar.
Yunes, iracundo y vengativo, no dudó en meterlo a la cárcel.
Se asegura que el objetivo de Yunes Linares ahora es Karime Macías, la esposa de Javier Duarte, refugiada en Inglaterra. Ella podría ir a prisión y quizá antes de las elecciones, de cumplirse ese objetivo, Yunes alcanzaría dos metas que seguramente saciarían su insondable egolatría: tener en la cárcel a la mayoría de los duartistas y ganar la gubernatura de seis años para su hijo.
Por el PRI ya fue destapado José Yunes Zorrilla, ex Senador de la República. Todo indica que Yunes Zorrilla cuenta con amplias simpatías en el estado, por encima de las que Yunes Linares le ha ido construyendo y comprando a su hijo. Será una contienda cerrada y, por ahora, en el escenario veracruzano resalta que Morena sigue creciendo. Se asegura que Yunes Linares habría pactado con la cúpula algo que parece lógico: que el PRI gane en Veracruz la elección presidencial y le dejen a su hijo la gubernatura. Pero existe el factor Morena. Mientras Yunes sigue empeñado en sepultar al PRI Morena crece a pasos agigantados. A ver si el partido de López Obrador no le da un susto al envalentonado Yunes Linares, quien tiene un enemigo oculto: su soberbia.
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