Dolia Estévez
08/12/2017 - 12:00 am
Mala hierba nunca muere
Washington, D.C.—Todo indica que Alejandra Sota, la muy cuestionada ex vocera de Felipe Calderón, está trabajando en la campaña presidencial del aspirante priista José Antonio Meade. En las redes sociales circuló una fotografía del ensayo preparatorio previo al discurso que el precandidato pronunció el domingo en la que Sota aparece al lado de Meade. En […]
Washington, D.C.—Todo indica que Alejandra Sota, la muy cuestionada ex vocera de Felipe Calderón, está trabajando en la campaña presidencial del aspirante priista José Antonio Meade. En las redes sociales circuló una fotografía del ensayo preparatorio previo al discurso que el precandidato pronunció el domingo en la que Sota aparece al lado de Meade. En la tarima también se logra distinguir a Eduardo del Rio, Enrique Rodríguez, Enrique Ochoa, Claudia Ruiz Massieu, Aurelio Nuño y Héctor Gómez Barraza. Lourdes Mendoza, columnista de Reforma publicó la imagen en su cuenta de Twitter. Según Alberto Aguirre de El Economista, Sota personalmente confirmó su relación de trabajo con Meade en un reciente simposio donde habló sobre estrategias electorales.
El de Meade sería el último contrato de una lista de lucrativos negocios asignados a Sota por secretarías y dependencias del Gobierno peñista, así como por gobernadores priistas. Integra Metas Estratégicas, S.A. de C.V., la firma de comunicaciones, opinión pública y estrategia electoral que Sota fundó en 2013 y de la que es directora, ha sido contratada por el SAT, el IMSS, la Sedesol y Pronósticos Deportivos. Álvaro Delgado de Proceso estima que los pagos a Sota suman 23.5 millones de pesos, un promedio de casi 1 millón de pesos al mes. A esto habría que sumar los contratos de las campaña electorales de Alfredo del Mazo, Gobernador del Estado de México, y de Miguel Riquelme, Gobernador de Coahuila. Eruviel Ávila fue el primero en comprar sus servicios en septiembre de 2013, escasos diez meses después de concluido el sexenio de Calderón.
Delgado identifica a Luis Videgaray como el «artífice» de la red de contratos de Sota a expensas del erario nacional. En su libro El Amasiato, Delgado documenta el papel que jugó Sota en la estrategia de Calderón de sabotear la campaña de Josefina Vázquez Mota para apoyar desde el Gobierno federal la candidatura de Enrique Peña Nieto. Tal fue el descaro de cómo la vocera calderonista cambió lealtades partidistas de la noche a la mañana que Josefina Vázquez Mota, rival de Peña en la contienda, la acusó de «traición».
El lucro de Sota por cuenta del erario mexicano resulta paradójico en virtud de las acusaciones que lanzó en un tribunal estadounidense. En la demanda que entabló en mi contra por presunta difamación e interferencia intencional en sus negocios, un año después de que publiqué en Forbes en inglés la lista «Los 10 Mexicanos Más Corruptos de 2013», Sota alegó que haberla incluido «dañó irreparablemente su profesión» y truncó las posibilidades de «ampliar sus relaciones» de negocios con el Gobierno federal, gobernadores y el sector privado en México. Sostuvo que la lista de los 10 percibidos como más corruptos «destruyó irreversiblemente su reputación» en momento en que era una «exitosa y respetada» servidora pública. Sota pidió reparación de daños, una disculpa y eliminar del Internet el listado.
Pero cometió un error de calculo. Los jueces en Estados Unidos por lo general no están al servicio de los ricos y poderosos sino de la justicia. Hace exactamente dos años y una semana, el juez federal Liam O’Grady, de la corte de Alexandria en Virginia, desechó la acusación y me dio la razón en absolutamente todos los contra argumentos que presentaron mis abogados pro bono. El juez O’Grady no sólo aseveró que mi artículo no constituía difamación alguna, sino que Sota no probó su acusación de que su aparición en la lista de mexicanos percibidos como corruptos había causado la cancelación de negociaciones con «funcionarios gubernamentales» que planeaban contratarla con pagos de entre 875,000 y un millón 700,000 dólares. «Sota—sentenció el magistrado–fracasó en aportar datos suficientes para sustentar su alegado de interferencia intencional en sus relaciones empresariales». El fallo fue tan contundente que no apeló.
A lo largo de 2013, Sota fue tema de varias investigaciones periodísticas, incluida «Los Amigos de Sota», que se transmitió en la emisión matutina de MVS que conducía Carmen Aristegui. El texto de la nota informó que los amigos de Sota habían constituido una “sociedad civil” a la cual Presidencia y el IMSS otorgaron contratos de hasta 38 millones de pesos. Sota fue investigada por la secretaría de la Función Pública, pero la dependencia famosa por haber exonerado a Peña Nieto, dijo no haber encontrado pruebas de enriquecimiento ilícito.
Cuando publiqué el listado a finales de 2013, Sota era percibida como una funcionaria ambiciosa, sin experiencia y sofisticación, que abusaba del poder que le confería su cercanía a Calderón. Entre los medios no oficialistas, tenía fama de parcialidad y de usar tácticas de censura. Como vocera de Calderón, defendió su fracasada guerra a las drogas y satanizó a los periodistas que lo criticaron. Se dijo que usó la filtración de llamadas telefónicas como arma política. Conocidas eran sus intrigas y manipulaciones al interior del equipo de Calderón.
En México, ser cuestionado por falta de ética no es obstáculo para lucrar a cuenta del Gobierno. Sólo un sistema corrupto hasta el tuétano como el mexicano glorifica la zorrería de sus políticos. En el fértil terreno de la corrupción la mala hierba nunca muere. Meade es más de lo mismo. El precandidato priista no merece el beneficio de la duda. Dime quien es tu estratega y te diré quien eres.
Twitter: @DoliaEstevez
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