Rogelio Guedea
21/11/2017 - 12:00 am
Tres Frentes en el Frente
La realidad del Frente Ciudadano, que conformarían PAN, PRD y MC, no sólo para sacar al PRI de los Pinos sino, sobre todo, para descarrilar el proyecto lopezobradorista, parece que caerá enredándose en sus propios pies. Y esta fuerza desestabilizadora no viene, como pudiera pensarse, de fuera (el PRI, su evidente enemigo), sino de adentro […]
La realidad del Frente Ciudadano, que conformarían PAN, PRD y MC, no sólo para sacar al PRI de los Pinos sino, sobre todo, para descarrilar el proyecto lopezobradorista, parece que caerá enredándose en sus propios pies.
Y esta fuerza desestabilizadora no viene, como pudiera pensarse, de fuera (el PRI, su evidente enemigo), sino de adentro del mismo Frente, que en realidad es (por su claro divisionismo) tres frentes: uno, el de la línea partidista oficial (Anaya, Barrales, Delgado), otro el de la línea partidista no oficial (Moreno Valle, Mancera, Zavala y un largo etcétera) y finalmente un tercero que representará a la línea ciudadana, en donde empezarán a construirse las animadversiones apenas se empiecen a definir dichas candidaturas.
Como desde un principio no hubo un protocolo claro sobre el tema crucial del Frente -que es la forma en que se elegirán las candidaturas, el número de candidaturas que le corresponderá a cada partidos, el número que se asignarán a los ciudadanos, etcétera-, entonces lo único que se hizo fue postergar el conflicto que ahora (a buena hora, por cierto) empezará a causar estragos entre los líderes del Frente, sobre todo en lo que respecta a la candidatura presidencial, que el PAN sin duda querrá para sí, específicamente para Ricardo Anaya, su dirigente nacional, a quien ya se le ve como el enemigo número uno de la democracia interna del Frente.
La emblemática foto de hace unos días de Moreno Valle, Margarita Zavala y Miguel Ángel Mancera en un restorán de Polanco ha sido interpretada certeramente: son el otro Frente que intentará descarrilar al Frente de Anaya, Barrales y Delgado, Frente en el cual quiere ir al frente de la candidatura presidencial el propio Anaya, quien ahora ha encontrado ya las primeras resistencias en el PRD.
El sentido común indica que la idea del Frente sin un protocolo previo bien claro, que determinara las reglas del juego sin “confusiones”, tiene mucho que ver precisamente con estas prácticas alevosas de la ley de la selva, y está bien, así ha sido siempre en nuestro sistema de partidos, nada más que no contaron en esta ocasión con una cosa que de principio se imponía más que atractiva: la inclusión de ciudadanos reales que pudieran darle al Frente su razón de ser y a los agónicos partidos un nuevo respiro electoral ante la ciudadanía.
Sin embargo, ante este escenario tan hostil, la línea ciudadana parece que se posterga a un lugar que, sin duda, se pulverizará, y esto también hará estragos en el futuro del Frente, tanto a nivel federal como local, donde la situación es réplica de lo que sucede a nivel nacional.
La formación de frentes de esta naturaleza no es algo nuevo en el mundo, ya se han practicado con mayor o menor fortuna en otros países, incluso africanos. Es de notar que en aquellos países en donde han tenido éxito ha sido porque siguen al pie de la letra los protocolos de concertación desde un principio, a fin de evitar precisamente esto que ahora está sucediendo con esta coalición de partidos que corren el riesgo de no cumplir su principal objetivo: ofrecerle a la sociedad un cambio profundo y de verdad para el próximo sexenio.
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