Dolia Estévez
17/11/2017 - 12:00 am
«Gringofobia» y elecciones
Paxman no compartió prima facie la trillada narrativa de comparar a López Obrador con Hugo Chávez y Nicolás Maduro. «¿Caerá AMLO en la tentación de Chávez y Maduro de culpar a Estados Unidos cuando las cosas se pongan difíciles? ¿O, en lugar, como Luiz Inacio Lula da Silva y su sucesora Dilma Rouseff de Brasil, optará por denunciar internamente a políticos de oposición [corruptos]?», preguntó el autor de Jenkins de México al dar al tabasqueño el beneficio de la duda. Paxman no descartó que otros candidatos jueguen la carta nacionalista, pero dijo que ninguno lo hará con la autoridad de AMLO.
Washington, D.C.—Las del próximo año serán las primeras elecciones presidenciales donde la «gringofobia», reacción instintiva a la «mexofobia» de Donald Trump, tiene el potencial de jugar un papel central. Según una encuesta reciente del Pew Center, más de dos tercios de los mexicanos percibe negativamente al vecino del norte, el porcentaje más alto en tres lustros. El factor decisivo de esa erosión, sobra decirlo, es Trump, cuya aceptación entre los mexicanos apenas llega a 5 por ciento, la más baja de entre 37 países encuestados.
Ante este panorama, los candidatos presidenciales, no sólo Andrés Manuel López Obrador, estarán tentados a recurrir a la retórica antiyanqui para ganar apoyo interno. Qué tanto millaje podrán sacarle y qué impacto tendría en la relación con Estados Unidos fue el tema de una conferencia esta semana en el Instituto México del Wilson Center. El investigador Andrew Paxman, ponente principal del evento, dijo que el gran beneficiario de la elección de Trump «por mucho» ha sido AMLO. Sin embargo, reconoció que «por ahora» el discurso «gringofobico» de AMLO ha estado bastante apagada. Las dos veces que el abanderado de Morena ha visitado Estados Unidos este año, «ha tenido cuidado en no criticar» a Trump. Pero eso puede cambiar. Si empieza a bajar en las encuestas o éstas se cierran, Paxman vaticinó, AMLO se sentirá inclinado a revivir la retórica incendiaria antiyanqui que usó en la contienda de 2006.
Paxman no compartió prima facie la trillada narrativa de comparar a López Obrador con Hugo Chávez y Nicolás Maduro. «¿Caerá AMLO en la tentación de Chávez y Maduro de culpar a Estados Unidos cuando las cosas se pongan difíciles? ¿O, en lugar, como Luiz Inacio Lula da Silva y su sucesora Dilma Rouseff de Brasil, optará por denunciar internamente a políticos de oposición [corruptos]?», preguntó el autor de Jenkins de México al dar al tabasqueño el beneficio de la duda. Paxman no descartó que otros candidatos jueguen la carta nacionalista, pero dijo que ninguno lo hará con la autoridad de AMLO.
Para Duncan Wood, director del Instituto México, en meses recientes los políticos de oposición se han vuelto más críticos de los Estados Unidos porque no quieren cederle espacios nacionalistas a AMLO. Christopher Wilson, subdirector del Instituto México, señaló que, no obstante, los políticos de oposición tienen que hacer un mayor esfuerzo pues la «gringofobia» no les sale natural como a AMLO.
En efecto, aspirantes que han intentado usar la «gringofobia»–definida por Paxman como una “deformación del nacionalismo mexicano” que toma la expresión de culpar a los estadounidenses de los problemas que aquejan al país–lo han hecho a riesgo de exhibirse como hipócritas y oportunistas. Ricardo Anaya, por ejemplo, criticó la visita de Trump a México en 2016, pero poco después se supo que envió a su esposa y tres hijos a vivir en Georgia para protegerlos, se cree, de la inseguridad (la familia de Ayala regresó a México el verano pasado). Margarita Zavala, la esposa de uno de los presidentes pro yanquis más complacientes y obsequiosos, llamó a Trump «bad hombre» y a sus políticas «crueles». ¿Dónde estaba la Primera Dama cuando Felipe Calderón pidió al imperio su bendición y dólares para ejecutar una fracasada estrategia bélica que produjo más muertos que la guerra en Irak?
Paxman dijo que desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, los presidentes han procurado tener relaciones amistosas y cordiales con Estados Unidos. Ejemplo de ello, intercedió Wood, es la famosa conversación telefónica entre Enrique Peña Nieto y Trump en enero pasado. «Fue notable el grado en que el Presidente Peña se auto moderó en esa conversación. Fue verdaderamente extraordinario».
Miguel Ángel Mancera, en contrapartida, quien se cree disputará a Anaya la candidatura del Frente Ciudadano por México, se ha abstenido de criticar a Trump. De hecho, en febrero pasado, Mancera rechazó participar en la marcha contra Trump para evitar se interpretara como una «posición oportunista». José Antonio Meade—quien seguramente será a quien le apostarán los trumpistas en vista de que Zavala enterró sus posibilidades de triunfo tras romper con el PAN–tampoco ha criticado a Trump. Paxman dijo que todo indica que Meade es el tapado, pues pertenece a la tendencia neoliberal en la cúpula del PRI que favorece una relación armoniosa con Trump.
Está por verse si Meade, o quien sea el tapado, seguirá los pasos de Peña de tratar con guantes de seda a Trump una vez sea ungido en la candidatura del PRI. Si bien la corrupción, la impunidad, la inseguridad y la pobreza serán las prioridades del electorado en 2018, no hay duda que el amplio rechazo a Trump es terreno fértil para que la «gringofobia» reditúe en las urnas al candidato que más astutamente sepa aprovecharla.
Twitter:@DoliaEstevez
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