Rogelio Guedea
14/11/2017 - 12:02 am
PRI, el amigo incómodo
Una nota publicada hace un par de días en varios medios de comunicación mexicanos sobre lo pésimamente evaluados que resultaron cinco gobernadores priistas del país causó serios estragos en este instituto político. La evaluación devino de una encuesta realizada por Consulta Mitosfky y evidenció a los mandatarios Alejandro Tello, de Zacatecas; Quirino Ordaz, de Sinaloa; […]
Una nota publicada hace un par de días en varios medios de comunicación mexicanos sobre lo pésimamente evaluados que resultaron cinco gobernadores priistas del país causó serios estragos en este instituto político.
La evaluación devino de una encuesta realizada por Consulta Mitosfky y evidenció a los mandatarios Alejandro Tello, de Zacatecas; Quirino Ordaz, de Sinaloa; José Ignacio Peralta, de Colima; Héctor Astudillo, de Guerrero, y Juan Manuel Carreras, de San Luis Potosí, este último el peor de todos.
Aunque la remoción es algo que se impone improbable, lo cierto es que el PRI ha dado muestras concluyentes de ser, hoy por hoy, el partido político de mayor descrédito a nivel nacional, el que más cargas negativas carga sobre la espalda y el mayor responsable de la paupérrima situación que viven los mexicanos.
Por eso ha sido muy difícil incluso decantarse por un candidato (interno o externo) que pueda representar quebrantar el estigma de la marca rojiblanca, que todo lo permea de podredumbre, sin que nadie pueda salvarse, así sea un actor bien valorado social y personalmente.
El pantano priista mancha a cualquier ave que lo sobrevuela, independientemente de su blancura.
Y esto se hace extensivo a los propios partidos políticos que hacen alianza electoral con él: pierden más en el conciliábulo que yendo solos.
Tanto a nivel federal como local los dilemas de concertar una coalición política con el PRI representan un serio riesgo para aquellos partidos que tienen miedo de aceptar su propio capital político, sea éste tan pequeño que por sí mismo les impida su permanencia en el ámbito electoral, sin darse cuenta que aún así sería, paradójicamente, más grandes y representativos socialmente que aliados al PRI.
En las próximas elecciones presidenciales, gubernamentales y municipales (las de 2018) los aliados al PRI sobrevivirán en la medida en que logren comprender cabalmente ese adagio que reza: el valiente vive hasta que el cobarde quiere.
De otra forma, las posibilidades de que el PRI retenga el poder el próximo año (pese al Frente Ciudadano y muy a pesar de AMLO) seguirán siendo reales.
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