La científica es una de las cuatro mujeres cuyos restos descansan en el Panteón de Paris, aunque su cuerpo fue trasladado a este recinto 61 años después de su muerte.
París, 7 de noviembre (EFE).- La pasión por la ciencia y el prestigio profesional, pero también los valores y la curiosidad de Marie Curie, se exponen hoy en el Panteón de París para descubrir, en el 150 aniversario de su nacimiento, la faceta menos conocida de la doble ganadora de un Premio Nobel.
Una mujer fuerte, trabajadora, comprometida y soñadora se revela en «Marie Curie, una mujer en el Panteón», un recorrido por el universo íntimo de esta figura legendaria de la ciencia e inspiración para tantas mujeres que han querido abrirse camino en un mundo de hombres.
Y es que Marie Skodowska-Curie fue toda una adelantada a su tiempo.
Fue la primera mujer en obtener un doctorado en Física en Francia, donde se mudó con 24 años desde Varsovia, ya que la mujer tenía prohibido en la mayor parte de países el acceso a la universidad.
En 1903, se convirtió en la primera mujer galardonada con un Nobel al recibir este premio junto a su marido, el físico francés Pierre Curie, por sus investigaciones sobre la radiación.
Un reconocimiento que, en 1911, recogió en solitario por sus descubrimientos de dos elementos químicos: el radio y el polonio, llamado así en honor a sus orígenes polacos.
También fue la primera en entrar en el Panteón, el emblemático edificio que honra a las personas más ilustres de Francia, aunque hubo que esperar 61 años después de su muerte.
Hoy son cuatro las mujeres que están enterradas en este monumento que, en pleno corazón del Barrio Latino de París, acoge los restos de los grandes contribuyentes al pensamiento, la cultura y el progreso del país galo.
Entre estos 76 «grandes nombres» de Francia se encuentran los filósofos Voltaire y Rousseau, los escritores Victor Hugo y Émile Zola, el pedagogo Louis Braille y la expresidenta del Parlamento Europeo Simone Veil, superviviente del exterminio nazi, honrada el pasado julio.
El legado de Marie Curie, por tanto, no se limita a su pasión y su contribución científica, indiscutiblemente alabada, sino que se extiende a un legado esencial para las mujeres de los últimos 200 años, rompiendo con la idea de una mujer «madre y esposa».
Así, el comisario de la exposición Renaud Huynh destacó, en declaraciones a Efe, la figura plural y abierta de Marie Curie y su repercusión en la sociedad francesa al «abrir y acercar la ciencia a la mujer».
Curie fue también reconocida por sus investigaciones en la lucha contra el cáncer, una misión que inició en 1921 en el Instituto del Radio fundado en 1909, hoy reconvertido en la escuela internacional de investigación Instituto Curie.
Además de archivos, instrumental científico, documentos de la época, diplomas y premios, efectos tan personales como su diario o sus patines para el hielo permiten acercar a los visitantes la vida profesional y privada de Marie Curie.
El Panteón ha contado con la colaboración del Museo Marie Curie, el Centro de Monumentos Nacionales, la Biblioteca Nacional y las aportaciones de sus familiares, lo que hace especial esta exposición que estará abierta al público mañana y hasta el próximo 4 de marzo.
Un paseo por el «sueño humanitario y científico» que la unió a Pierre Curie y que hizo de estos dos investigadores personas fundamentales para el progreso y la inspiración de la Humanidad.