Una investigación reveló que por años la federación rehusó repetidamente reformar una cultura en la que «el abuso sexual de menores de edad por sus entrenadores y otros en posiciones de poder dentro del deporte era algo común e incluso aceptado por la elite», lo que generó cientos de víctimas jóvenes.
Colorado Springs (Colorado, EU), 22 febrero (EFE).- La Federación estadounidense de Natación, a través de su nuevo Presidente y CEO, Tim Hinchey, dio a conocer este jueves el envío de una carta a todos los miembros de la organización -clubes e individuos- en la que se les comunica la nueva política de «cero tolerancia» en abuso sexual o mala conducta.
En la misma, Hinchey, que llegó al cargo el pasado junio para sustituir Chuck Wielgus, asegura que la federación ha establecido como máxima prioridad la de «proteger a los niños y los atletas».
Wielgus murió en abril después de una larga batalla contra el cáncer, después de 20 años de gestión.
La carta de Hinchey se da después de que hace algunas semanas, la exnadadora olímpica y campeona mundial Ariana Kukors denunció públicamente que su exentrenador Sean Hutchison abusó sexualmente de ella durante una década, desde que era menor de edad.
Hutchison ha negado las acusaciones, pero sí ha reconocido que estaban en una relación después de los Juegos Olímpicos del 2012, cuando ella tenía ya 23 años y él, 41.
«No rehuiremos reconocer o apoyar a los sobrevivientes de abuso, y nos esforzaremos para garantizar que nunca más haya una deficiencia en el sistema de apoyo», señala Hinchey en la carta.
La federación ya contrató a un investigador privado para analizar las especulaciones sobre una relación entre Kukors y Hutchison en el 2010.
La organización dijo que cerró la investigación sin encontrar ninguna mala conducta después de que tanto Kukors como Hutchison y otros miembros del equipo nacional negaran la relación.
Sin embargo, algunos han criticado la investigación como insuficiente después que ya se habían dado otros casos que llevaron a establecer suspensiones de por vida.
Pero el máximo organismo de la natación de Estados Unidos insiste en que se enteró del caso de abuso de menores de edad cuando Kukors hizo pública su denuncia.
Esta semana se conoció también el resultado de una extensa investigación realizada por el Grupo de Noticias del Sur de California que mostró la negligencia en la gestión de la federación.
De acuerdo a la investigación la federación rehusó repetidamente reformar una cultura en la que «el abuso sexual de menores de edad por sus entrenadores y otros en posiciones de poder dentro del deporte era algo común e incluso aceptado por la elite», lo que generó cientos de víctimas jóvenes.
Aunque en su carta Hinchey asegura no estar de acuerdo en algunas de las conclusiones de la investigación, sí reconoce que miembros de la federación «fracasaron» en el control y era por eso que trabajan en establecer los elementos que evitasen esos fallos.
Además admitió que el sistema de la federación para descubrir el abuso sexual «no es perfecto» y de ahí su promesa expresada en la carta, de trabajar con los sobrevivientes.
Establecer el Centro de Seguridad Deportiva y la aplicación de la ley vigente que responsabilice a los delincuentes y los aparte de la familia de la natación reforzaran su protección.
Hinchey reiteró que era muy importante para conseguir una mejor labor en que todo el personal implicado con la natación informase de cualquier actividad sospechosa que pudiera violar el código de conducta que hay establecido dentro del deporte de la natación.
El máximo responsable de la federación deja muy claro en su carta que la filosofía de dejar que los abusados se presenten voluntariamente para hacer la denuncia ha llegado al final, porque ahora será la protección y prevención las que primen en la seguridad de los atletas al reforzar el programa de «Safe Sport».
Pero sobre todo, Hinchey resalta en su carta la actualización por parte de la federación del código de conducta, los cursos que ha impartido de capacitación obligatoria sobre prevención de abuso y ha creado una lista pública de individuos que han sido prohibidos del deporte por violaciones de conducta sexual inapropiada.