David Esparza y su familia decidieron darse unos días para relajarse en Las Vegas y olvidar todo el caos en la Ciudad de México a causa del sismo del 19 de septiembre, sin imaginar que le tocaría vivir una peor experiencia.
Las Vegas/Ciudad de México, 4 de octubre (La Opinión/SinEmbargo).- David Esparza es un joven mexicano que el pasado 19 de septiembre vivió una de las peores experiencias de su vida, el terremoto que sacudió a la Ciudad de México y otros estados, el cual dejó una estela de destrucción en la capital del país, así como más 350 personas fallecidas.
Con la intención de liberar su mente y escapar de esas escenas tan trágicas que vio en los últimos días, David decidió ir a divertirse un rato y pasarla bien durante un par de días, así que se le ocurrió tomar un vuelo con familiares con rumbo a La Vegas, Nevada, en Estados Unidos, sin imaginarse que también viviría muy de cerca otra terrible tragedia.
Esparza y su familia se hospedaron en el hotel Excalibur, el cual se encuentra unido por medio de un puente a otros establecimientos y hoteles, uno de ellos el Mandalay Bay, en donde el domingo 1 de octubre se suscitó un tiroteo durante un festival de música country.
“Me fui de México por todo lo sucedido en estos días por el sismo. Yo vivo en Coapa, una de las zonas afectadas por el terremoto hace unos días… Me vine para acá (Las Vegas) para desconectarme un poco de todo lo que estaba sucediendo y el día que llego me toca esto”, indicó Esparza en entrevista con Foro TV.
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“Cuando empezamos a escuchar las detonaciones, no sabíamos qué pasaba, de pronto pensamos que era pirotecnia, pero cuando nos dimos cuenta de lo que sucedía, fue una situación de pánico, es correr, agacharte… hasta el segundo tiroteo reaccionamos; todo fue agacharse, cubrirse y regresar al hotel a resguardarnos. Pasamos varias horas encerrados, no podíamos salir de las habitaciones por órdenes de la Policía”, agregó.
David y su familia se encontraban en la calle justo cuando comenzó el tiroteo, por lo que la gente comenzó a correr desesperada, en medio de gritos y llanto.
“Regresamos al hotel y encontramos a la Policía apuntándote, pero antes de que identifiques que es la Policía, pensamos que era un loco que estaba tomando rehenes… “En el hotel (Excalibur), se resguardó mucha gente que venía del concierto, nos tocó ver gente bañada en sangre, gente con las piernas raspadas, la mirada perdida”, agregó.