El pueblo de Phong Nha, que antaño no tenía más recursos que la agricultura y la tala de madera, está hoy repleto de carteles que anuncian con creativa ortografía: pizzas, hamburguesas, hoteles y tours de exploración por las selvas y cuevas de la zona.
Por Eric San Juan
Ho Chi Minh (Vietnam), 4 oct (EFE).- Los planes de construcción de un teleférico en el parque nacional de Phong Nha, que alberga la cueva más grande del mundo y donde se rodó parte de la película Kong: La isla calavera, ha movilizado a miles de vietnamitas, que temen que el turismo de masas deteriore la zona.
Más de 47 mil internautas han firmado una petición online para evitar la construcción del teleférico, de 5,. kilómetros de longitud, en este paraje del centro de Vietnam, patrimonio natural de la Unesco.
El proyecto, aprobado en agosto por el primer ministro, Nguyen Xuan Phuc, llevaría a los turistas hasta la cueva de Hang En, la tercera más grande del mundo.
Esta propuesta sustituye a otra más ambiciosa anunciada hace tres años para recorrer Son Doong, que con sus cinco kilómetros de largo, 200 metros de ancho y 150 metros de alto, es la mayor cueva conocida en el planeta.
Las críticas recibidas por el impacto medioambiental que causaría y las exigencias de la Unesco dieron al traste con ese primer intento de las autoridades de la provincia de Quang Binh, que ven en las cuevas una oportunidad para el desarrollo económico.
«Conseguimos parar aquel proyecto porque vieron que mucha gente hablaba de ello y lo criticaba. Se dieron cuenta de que aquello podía terminar dando mala imagen y perjudicar a la economía», relata a Efe Le Nguyen Thien Huong, fundadora de la plataforma Save Son Doong (Salvemos Son Doong).
Rodeada de montañas que dificultan la agricultura, devastada durante la guerra y a menudo azotada por tifones y temporales, Quang Binh ve en el turismo de masas una escapatoria de su secular pobreza.
Aunque Son Doong es de acceso restringido (apenas un centenar de expedicionarios al año), su descubrimiento sirvió de reclamo para promocionar el turismo de aventura en las decenas de cuevas y parajes de selva virgen de la zona.
A ello se ha unido el rodaje en la zona de las películas Pan (2015) y, sobre todo, Kong: La isla calavera (2016), que han atraído a miles de turistas de todo el mundo.
El pueblo de Phong Nha, que antaño no tenía más recursos que la agricultura y la tala de madera, está hoy repleto de carteles que anuncian con creativa ortografía: pizzas, hamburguesas, hoteles y tours de exploración por las selvas y cuevas de la zona.
Para Huong, sin embargo, la construcción de un teleférico, lejos de mejorar la vida de los lugareños, podría matar la gallina de los huevos de oro.
«Nuestro grupo habla mucho con la gente de allí y muchos tienen miedo de que se construya el teleférico. Atraería a mucha gente, pero sería un tipo de turista que pasa muy poco tiempo allí y además desanimaría a quienes van en busca de aventura y contacto con la naturaleza. Los guías y los más de 400 porteadores para los tours de aventura perderían sus empleos», vaticina.
«Los únicos que lo ven con buenos ojos son los vendedores de ‘souvenirs’, cuyo negocio seguramente mejoraría», añade.
Las 47 mil firmas recogidas son significativas en un país donde los ciudadanos evitan significarse por miedo a represalias de las autoridades comunistas, pero Huong quiere redoblar la presión sobre las empresas que se encargarían del proyecto.
«Oficialmente lo va a hacer FLC (vietnamita), pero ellos no tienen la capacidad de construirlo. Necesitan la ayuda de empresas especializadas y hemos averiguado que están trabajando con la francesa Poma. Sin esa colaboración, FLC sería incapaz de realizar un proyecto así. En Europa no se permitiría y tenemos que presionarles», dice.
Su otra esperanza es la Unesco, que ha pedido a los dirigentes vietnamitas que abandonen sus proyectos de construir teleféricos.
En mayo, el organismo advirtió de que semejante obra en Son Doong tendría «potenciales efectos negativos» y recomendó al Partido Comunista «cancelar los planes para su construcción».
«La Unesco tendría la última palabra y si los planes siguen adelante podría quitarle a la zona el reconocimiento de Patrimonio Natural y la financiación que eso conlleva», explica Huong.
La joven no sabe si su empuje logrará frenar el proyecto, pero ve con satisfacción cómo miles de compatriotas alzan su voz para preservar el medio ambiente.
«Antes de nuestra campaña, esto le importaba a muy poca gente. Hemos logrado concienciar a más gente de que debemos preservar nuestros entornos naturales», concluye.