Los hechos ocurrieron luego de que la policía municipal asegurara a un delincuente. Los habitantes pidieron que se los entregaran para lincharlo, y, ante la negativa, incendiaron el carro del presidente municipal y otro más.
Ciudad de México, 25 de septiembre (SinEmbargo).- Pobladores del municipio de San Juan Tianguismanalco quemaron dos vehículos cuando la policía se negó a entregarles a un delincuente. Uno de los carros era la camioneta del presidente municipal, Artemio García.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 14:00 horas del 23 de septiembre, frente a la presidencia municipal. Según el periódico Metro, hasta ahí llegó un conductor a pedir ayuda a los policías municipales: cuatro sujetos a bordo de un automóvil blanco lo habían interceptado sobre la carretera San Martín Tlapala.
Le exigieron dinero para no hacerle daño, pero la víctima les dijo no tenía efectivo, que tenía que ir a su casa, logrando así llegar hasta centro del pueblo.
Al acercarse los uniformados, los cuatro ocupantes bajaron del carro y huyeron del lugar. Sin embargo, uno fue asegurado por los efectivos municipales.
Los vecinos, al revisar dentro del vehículo, encontraron autoestéreos y varios artículos aparentemente robados. Fue cuando decidieron volcar la unidad y quemarla.
Sin embargo, los ánimos no se enfriaron y los pobladores exigieron a las autoridades que les entregaran al ladrón para lincharlo. Ante la negativa, la turba quemó la camioneta del presidente municipal y corrió a los policías, quienes, no obstante, se quedaron en las inmediaciones del zócalo para evitar el conflicto.
Trascendió en otras versiones periodísticas que el conflicto comenzó cuando los habitantes pidieron a un grupo de voluntarios venidos de la Ciudad de México que se retiraran. Como no lo hicieron, la población enfurecida incendió el vehículo.
En días pasados, PÁGINA NEGRA informó que simpatizantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) movilizaron a habitantes del municipio de Huaquechula y estos casi linchan al Silverio Pérez, director de Cultura ―a quien, incluso, llegaron a ponerle una soga al cuello―, y a otros funcionarios del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), entre ellos al Arqueólogo Eduardo Merlo.
* REPRODUCIDO EN SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE LA AUTOR Y DE PERIÓDICO CENTRAL DE PUEBLA
