No existe un único recipiente para tomar esta bebida con tantos siglos de historia y tantas variantes y cada estilo de vaso tiene su razón de ser. A continuación, una breve guía para conocer la forma más correcta de beber cerveza.
Por Jordi Sabaté, Consumo Claro
Ciudad de México, 15 de septiembre (Sinembargo/ElDiario.es).– La mayoría de la gente en México, toma su cerveza directo de la botella o bien, agarra parejo con un tarro para cualquier estilo, sin embargo, el recipiente en el que se bebe no es cosa de poca importancia.
¿Tomaríamos una potente cerveza de abadía en un vaso de caña española, de modo que tuviéramos que beberla a sorbos? O una fresca pilsen en una copa en pleno verano, de modo que pudiera perder todo su gas y su frescor en unos pocos minutos? Evidentemente no. Las morfologías de los vasos cerveceros se han inventado por algo y no por capricho llevan su tapa las jarras bávaras.
A continuación explicamos qué vaso corresponde a cada tipo de cerveza:
PARA LAS ALE
Ale irlandesas: sobre todo para las stout o negras, se utiliza el vaso de pinta irlandesa, que es el típico en que te sirven las pintas de Guinness y las Murphy’s.
Ale medias: les corresponde el vaso de pinta inglés o Noric, con un ligero michelín antes de llegar al cuello, para facilitar la sujeción. Estos vasos grandes favorecen que puedas acumular una buena cantidad de cerveza y como el clima no es precisamente cálido y las ale pueden calentarse un poco sin perder su gusto, no hay los problemas de la pérdida de frío. También pueden tomarse en un vaso de pinta americana o Shaker, cuyas paredes son rectas, conformando un cono cercenado por la punta.
Ale fuertes: Para la old ale, la porter ale e incluso las stout, también se puede usar la copa Snifter, que tiene la apariencia de una copa de coñac pero con el asiento más grueso, así como también las paredes del vidrio. Al ser cervezas fuertes, requerirán menos temperatura y más boca de vaso para saborearlas; de ahí el asiento.
Cervezas de abadía: por su potencia y sabor, y también por su espuma, requieren una copa de boca amplia como la del tipo Cáliz o Trappist. Al cogerla por el asiento, evitamos pasarle calor de nuestras manos y, por otro lado, la boca ancha la permite respirar y abrir sus sabor a los matices. También es más adecuada para saborearla con tragos más amplios.
PARA LAS LAGER Y LAS DE TRIGO
Bock: las bock combinan potencia en el sabor con necesidad de frío y burbujas para ser saboreadas, por lo que requeriremos de un vaso ancho pero que evite la salida del gas y el frescor. Para ello se recomiendan vasos largos como el vaso Pokal, que es una especie de vaso de pinta americano con pie de asiento.
Dunkel lager: también se usa el vaso Pokal, aunque se pueden utilizar otro tipo de vasos como por ejemplo el clásico de tubo largo, ya que conserva bien el gas.
Lager alemanas y austríacas: son cervezas de poco grado, las clásicas de los festivales de cosecha en otoño, que se beben en grandes cantidades y sin pausa. Para ellas están las jarras de asa. El asa permite no calentar la cerveza y a su vez su boca es lo bastante ancha para saciarse de sabor. Tenemos la jarra americana, que es la que tiene forma de granada, la Seidel o alemana, que tiene forma recta, y la Steiner, que es la típica jarra de porcelana con tapa de metal de la Oktoberfest.
Pilsen: es la que más registros de vasos posee, aunque el propio es el Pílsener, que es como una copa de asiento corto y estirada de modo que gane gran altura, para preservar el gas. También sirve el vaso de tubo y el de caña clásica española.
Cervezas rubias de trigo: las cervezas de trigo se toman con el vaso conocido como Weizen, con forma de tulipán alargado.