La política de desarrollo social en México es sectorial y no se ha ocupado de tomar en cuenta a la población y por lo tanto, ignora las necesidades y lo que pueda ayudarla a dejar la condición de pobreza, de acuerdo con el libro Trampas territoriales de pobreza, desigualdad y baja movilidad social: los casos de Chile, México y Perú».
Para el caso de México, se identificaron asimetrías de información en cuanto al acceso a programas públicos que favorecen a ciertos grupos sobre otros. «México es el campeón en Inversión Extranjera Directa y eso no ha producido que los salarios suban porque la actividad no está anclada a la economía nacional», sostuvo el doctor Isidro Soloaga, investigador asociado del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural.
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Ciudad de Mexico, 4 de septiembre (SinEmbargo).- La razón por la que en los últimos 25 años la pobreza en México se ha concentrado en zonas específicas, se debe a que la política de desarrollo social es simplemente sectorial y no se ha ocupado de tomar en cuenta a la población y por lo tanto, ignora las necesidades y lo que pueda ayudarla a dejar la condición de pobreza.
De acuerdo con el libro «Trampas territoriales de pobreza, desigualdad y baja movilidad social: los casos de Chile, México y Perú», el 27 por ciento de los municipios están en situación de rezago y año con año los pobres están en el mismo territorio.
«El llamado es hacia una política territorial. El 14 por ciento de la población en México habita en territorios entrampados en muy bajos niveles de oportunidades para la población joven», dijo el doctor Isidro Soloaga, investigador asociado del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (Rimisp).
Explicó que en un país, hay gente que es pobre y zonas pobres. Lo primero es una condición simple, porque se le dota a la gente de herramientas y habilidades; pero en lo segundo, por más estudios que se otorgue a la gente, esto no se expresará en capacidad productiva. Eso termina por definir entre el 30 y 50 por ciento de la pobreza.
Según los resultados del estudio, en el caso de México, el problema es que se tiene una política ciega del territorio y no toma en cuenta las necesidades de la población.
Desde la perspectiva de los municipios más pobres, la tendencia no se revertirá. «Sabemos cuáles son los tres estados (Guerrero, Oaxaca y Chiapas) que estarán siempre al alza de la proporción más alta de las carencias. Se debe trabajar en las condiciones para revertir esa tendencia y estamos muy lejos», agregó el doctor Jorge Romero León, director para México y América Latina de Rimisp.
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Para el caso de México, el libro precisa que el mayor problema no es la política de desarrollo social que no ha funcionado, sino el modelo de desarrollo maquilador que México no supo aprovechar.
Y en ese modelo, al parecer, están integradas la Zonas Económicas Especiales que el Gobierno federal proyecta construir en las zonas más pobres del país.
«La industrialización no son las oportunidades que la gente necesita. A nivel internacional las Zonas Exclusivas han fallado. México es el campeón en Inversión Extranjera Directa y eso no ha producido que los salarios suban porque la actividad no está anclada a la economía nacional. Por lo que se ha visto hasta ahora, serán un enclave el que poca gente participará y será sólo un modelo maquilador», sostuvo Soloaga.
Para la doctora Ignacia Fernández, directora ejecutiva de Rimisp, superar la pobreza no es lo mismo que generar desarrollo, «el crecimiento intensivo es el que crea trabajo de baja calidad, no sostenible y crea conflictos. Pero el debate que se lleva a las regiones es ‘quieres desarrollo o no'».
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Entre los resultados del libro, están que la falta de cohesión social, la existencia de políticas de tipo clientelar, la debilidad del Estado de Derecho, la ausencia de élites emergentes, acceso desigual a mercados y las asimetrías de información y de acceso a programas públicos fomentan las desigualdades que se observan en América Latina.
Los estudios de caso determinaron que la localización geográfica de las personas está determinando la velocidad con la que se cierran las brechas de ingreso entre los grupos más pobres del país y los más ricos.
En México se identificaron asimetrías de información en cuanto al acceso a programas públicos que favorecen a ciertos grupos sobre otros.
«Mientras que en el agregado nacional, Chile y Perú han logrado reducir significativamente la pobreza, para el caso mexicano y en 2010, las cifras muestran niveles de pobreza prácticamente iguales a los del año 2000», señala el escrito.