Para el investigador de El Colegio de México Julio Boltvinik Kalinka, las cifras que dio a conocer el Coneval el pasado 30 de agosto, no pueden desaprenderse de la coyuntura electoral de 2018 en la que el crecimiento económico nacional no importará tanto en la elección de Presidente, como el número de personas que dejaron de vivir en condiciones de pobreza.
Y con el objetivo ya en la mira, Inegi y Coneval, dos instituciones que asegura, son de calidad internacional, están actuando a modo con intereses políticos y eso fue evidente en el último ejercicio de medición en el que anunciaron que la pobreza pasó de 46.2 por ciento a 43.6 por ciento de 2014 a 2016.
La crisis entre ambas instituciones en 2016 no quedó superada y se arrastró hasta este año. En consecuencia, la cifra real de personas en pobreza “la ignoramos completamente”.
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Ciudad de México, 5 de septiembre (SinEmbargo).– Para el doctor Julio Boltvinik Kalinka, el ejercicio realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), para calcular el número de pobres en México, estuvo “cocinado” para poder anunciar que el número de pobres disminuyó en los últimos dos años.
De acuerdo con su análisis, este resultado, al parecer predeterminado, lo provocaron el Modelo Estadístico de los ingresos que Inegi entregó a Coneval y que no es más que una proyección y además, la forma en cómo se midió la carencia de acceso a la seguridad social. En entrevista con SinEmbargo, explicó la forma en que se construyeron y manejaron estas dos variables que son las que definen el número de pobres.
El también investigador y académico de El Colegio de México (Colmex) ha trabajado durante años en cálculos alternativos a los del Coneval y con los datos que hay, aseguró que la cifra de pobres actual no es de 43.6 por ciento, sino de 45.1 por ciento, que es sólo cuatro décimas menor a la de 2014, cuando la pobreza se ubicó en 45.5 por ciento.
El problema es que con las mediciones disponibles es ya muy complicado conocer la cifra real de pobreza en el país, ya que Inegi decidió sacar un Modelo Estadístico aparte del que se obtiene de la Encuesta Nacional de Gastos e Ingresos de los Hogares (ENIGH). De ese ejercicio, que es uno de los más costosos por lo complejo que resulta medir esos indicadores, se dejó de tomar el dato por el cual fue creado, que es el del ingreso, que es el que proyecta la pobreza.
Entonces, en lugar de ese dato que se obtiene a partir de más de dos visitas a los hogares y de un cuestionario de cerca de 40 hojas, se elaboró un modelo que utiliza las tendencias históricas de los ingresos para “hacerlos más creíbles”.
Aunado a eso, las preguntas que se habían mejorado para saber el alcance de la Seguridad Social y que había propuesto el mismo Coneval según el comunicado de prensa del Inegi del pasado 28 de agosto, no se tomaron en cuenta, porque de hacerlo, la población con por lo menos una carencia hubiera aumentado de manera drástica.
Boltvinik aseguró que estos cambios se deben a cuestiones electorales, ya que esta es la medición que podría favorecer “al PRI y a Peña Nieto” en las elecciones de 2018, ya que la otra medición de pobreza se dará en 2019, cuando ya haya otro Presidente. Él mira en todo esto “una operación de estado”.
Al cuestionarle de si Coneval debería admitir que su cifra de pobreza es más bien sólo una proyección de la pobreza aseguró que si fueran honestos, es lo que dirían.
CONEVAL «DOBLÓ LAS MANOS»
Gonzalo Hernández Licona, presidente ejecutivo del Coneval, inició la presentación de los datos bianuales el pasado miércoles 30, con la explicación de la metodología con la que fueron realizadas las cifras y dijo que en materia estadística se estaba “en el mejor momento”.
Días antes de hacer públicos los datos de pobreza, Hernández Licona explicó el acuerdo al que se llegó con el Inegi, luego de que el año pasado éste último realizara un cambio en la metodología y provocara el retraso en el reporte sobre datos de pobreza actuales e históricos.
Detalló que tras las mesas de trabajo que se celebraron luego del incidente del verano pasado, se acordó que Inegi diera a conocer la ENIGH tal y como la había realizado en 2015, pero como Coneval no podría dar datos se pobreza con esos números, el Inegi agregaría un Modelo Estadístico de Continuidad Histórica que tomara los datos y la tendencia de los ingresos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
–¿Cuál fue la primera impresión que le provocó las nuevas cifras del Coneval?–, se le cuestionó a Boltvinik.
–Cuando llegó Julio Santaella al Inegi fue evidente que llevaba la “adarga al brazo” como Don Quijote, llegó así a la Presidencia del Inegi para defender al PRI y a Enrique Peña Nieto. Los que nos dedicamos a esto, desde que Inegi sacó su boletín informativo el día lunes sobre la ENIGH 2016, quedaba muy claro que el ingreso de los hogares de México había aumentado prácticamente entre todos los deciles de la población, que son ordenados del más pobre al más rico. Llegó [Santaella] y cambió todo. Nadie sabrá nunca cómo ocurrieron los hechos en 2015, si Inegi vio los resultados y vio que bajaban los ingresos de los hogares 2015 respecto de los de 2014, se enojó y mandó a los encuestadores a visitar de nuevo los hogares. O si desde el principio decidió que se iba a levantar con más cuidado la encuesta para asegurar que los datos de los ingresos que nos den los hogares estén bien. Con esa encuesta de 2015, el Coneval, con justa razón, no la utilizó para medir pobreza. Las encuestas de Ingresos y Gastos tardan muchos meses en levantarse; empiezan en agosto y terminan en noviembre porque son encuestas muy especializadas, muy tardadas. Un hogar puede requerir dos o tres visitas y los encuestadores requieren mucha capacitación. Como se termina de levantar la encuesta en noviembre, los resultados se conocen al año siguiente. Y como hay elecciones casi siempre a mitad del año, por razones de no querer influir en las elecciones, lo que es correcto, Inegi y Coneval decidieron desde hace muchos años que los resultados se dieran a conocer después de las elecciones.
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El Coneval de plano se negó el año pasado a medir pobreza. Lo apoyamos porque de haberlo hecho la pobreza hubiera bajado 25 por ciento en el país. En lugar de ser 50 millones hubieran sido unos 30 millones de pobres y sin que hubiera pasado nada en el país sin crecimiento económico, sin aumentos de sueldo, sin boom económico. Entonces, este año el Inegi se montó en su macho y decidió seguir con lo que inició el año pasado y volvieron a captar muchos más ingresos de los hogares, que lo que habían hecho el año pasado. Tienen un cuadro donde presentan los ingresos de los hogares que se captaron en distintas encuestas anteriores de 2008 a 2014. Luego, Inegi volvió a captar más ingresos y anunció un ingreso promedio trimestral que pasó de 42 mil pesos en 2014 a 46 mil 500 en 2016. Es un aumento de 4 mil 500 pesos por hogar trimestralmente; un aumento del 12 por ciento. Cuando se observa cómo fue el aumento por los distintos deciles, aumenta el primero, el segundo… todos aumentan menos el ocho y el nueve. Esos bajan. Eso significa que el país, de repente, cambió su nivel de vida drásticamente: 12 por ciento es mucho porque es ingreso por hogar y ahí no tiene que ver el crecimiento poblacional. Como salida, para que Coneval pudiera cumplir con la función legal por la que fue creado que es medir la pobreza y evaluar política social, inventaron un modelo estadístico. Lo inventó el Inegi para darle a Coneval unos ingresos de los hogares, una base de datos de ingresos de los hogares, que fuera creíble públicamente, que tuviera continuidad y es el Modelo Estadístico 2016 para la continuidad de los datos de la ENIGH.
De acuerdo con el especialista, los organismos encargados de la medición de la pobreza también con fines electorales, de cara a las elecciones de 2018.
«Usaron datos de otra fuente y eso es notable. Habrá elecciones el año que viene y las elecciones las gana el partido que destruye al enemigo. Si es el partido gobernante, puede ganar si demuestra que la hizo muy bien. Cada vez más en el mundo, no sólo en México, hacerla bien como gobierno significa bajar la pobreza y era crucial para quien se queda en el poder los resultados de la medición de la pobreza, porque esos son los últimos resultados que habrá antes de la elección presidencial. Porque la encuesta siguiente arranca en agosto de 2018, justo después de las elecciones y es esta la que va a afectar. La otra ya no. En 2014, el Coneval sacó datos en los que dijo que la pobreza había aumentado. Por eso llega Santaella, mete mano en las encuestas, aumenta los ingresos y logra una cosa terrible: que los datos no sean comparables con las series anteriores, es decir, deja al Coneval sin materia para medir la pobreza», dijo.
–¿Podría decirse que a pesar de los esfuerzos que hicieron tanto Coneval e Inegi de convencer que el problema de la encuesta de 2015 ya había quedado superado, en realidad no se superó y afectó la medición de pobreza 2016?
–Yo no sé quién dobló las manos, pero la impresión de los que estamos en este tema es que fue Coneval. El Inegi siguió haciendo las cosas como las realizó con el Módulo de Condiciones Socioeconómicas (MCS) 2015 y ofreció a Coneval una solución estadística. Y una solución estadística son datos inventados. Si yo no sé cuál es la estatura de los niños de ocho años que van a tercero de primaria, pero sí sé la estatura de sus padres, tengo datos de la estatura de los adultos en México y tengo un modelo teórico de crecimiento de los niños desde que nacen y cómo van creciendo en el tiempo; puedo, con un modelo estadístico, estimar la estatura de los niños del país e incluso estimar, con un grado de error de más o menos el 10 por ciento, la estatura de los niños en diferentes estados. Eso es lo que hicieron. Fue, por cierto, la encuesta más cara que se haya hecho nunca en la historia de este país: 80 mil hogares, no solo se les preguntó ingresos, sino gastos. Un cuestionario de la ENIGH es un libro, tiene 40 ó 50 hojas en las que preguntan cuanto se gasta en frijol, en lentejas, en arroz, en papel higiénico, electricidad. En todo. Son hojas y hojas de datos y tardan mucho en abarcar 80 mil hogares y es un costo gigantesco y lo tiraron a la basura porque el uso principal de la ENIGH es la medición de la pobreza. Lo tiraron a la basura e inventaron datos.
–Entonces esta situación ya implica la calidad de la cifra de Coneval si lo hizo con base en una proyección.
–Sí, es una especie de proyección. Con los datos provenientes de la ENOE, que también capta ingresos, usaron esos datos externos de 2014 y 2016 y analizaron cuánto crecieron y eso se aplicó a la ENIGH. Coneval venía calculando el índice de la tendencia laboral de la pobreza, que es una cosa buena que hace porque permite cada tres meses tener una estimación de si la pobreza va hacia arriba o abajo, es una estimación. Lo aplicó ahora el Inegi en ese modelo para estimar el dato que fuera aceptable para el Coneval y que pudiera tener alguna credibilidad en la opinión pública. Entonces el ingreso, el lugar de aumentar, como aumenta con la ENIGH tal como la levantó Santaella de 42 mil a 46 mil 500 pesos, aumenta de 42 mil a 43 mil pesos el ingreso promedio de los hogares; sube en todos los deciles, menos en el ocho y el nueve. Entonces baja la pobreza. Los indicadores sociales casi siempre bajan porque sin inerciables, porque si en una vivienda tienes agua entubada, dos años después, esa vivienda seguirá con agua entubada, no la va a perder. Si se estudió hasta licenciatura, esa licenciatura no se perderá. Son indicadores de acervo. Lo único que sí se mueve de los indicadores sociales que son el otro lado de los ingresos es el acceso a la seguridad social; porque si aumenta el desempleo eso baja. Y el de carencia alimentaria, si se encarecen los precios de los alimentos o bajan los ingresos de los hogares. Pero en general son inerciales. La razón por la cual la pobreza creció de 2012 a 2014, es porque los ingresos de los hogares disminuyeron en términos reales por persona. Entonces de lo que se trataba ahora es que aumentara. Con este modelo aumentan poquito y Coneval puede decir que sí bajó la pobreza 2.5 por ciento, de 46.2 a 43.6 por ciento. Y en total, en el Gobierno de Peña Nieto, bajó de 45.5 por ciento a 43.6 por ciento, casi dos puntos porcentuales sobre 120 millones de personas, estamos hablando de 2.4 millones de pobres menos. Entonces vamos a ver los espectaculares del PRI y seguramente, yo creo, con José Antonio Meade como candidato a la Presidencia.
-Cuando justo él tiene que ver con la aplicación de la política de desarrollo social en un periodo.
–Así es. Desde que llegó a la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) implementó la cartilla social, hizo campaña para que cuando los entrevistaran en las encuestas la gente declarara los datos indicados por ellos y afiliaron a estudiantes al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Es una operación de Estado, porque a última hora en la variable de acceso a la seguridad social con el Ejercicio de Adecuación Histórica de la Carencia por Acceso a la Seguridad Social 2016 a la serie 2010-2014. Esta nota técnica no está hecha por el Inegi, sino por el Coneval y eso es muy grave porque el Coneval no podría cocinar datos para calcular la pobreza, la Ley dice que tiene que usar los datos que genere el Inegi. No puede modificarlos y ahora, lo hizo porque se les caía la cobertura de seguridad social, que es el indicador social que más se carece [el 55 por ciento de la población total no lo tiene]. En los años anteriores, se movieron alrededor de 60 por ciento y para 2014 estaba en 58.5 por ciento. Ahora la cobertura se les caía más y se iba a 70 por ciento tal y como levantó Inegi la encuesta. La historia es interesante porque la caída de la cobertura de seguridad social se explica porque se refrasearon dos preguntas clave de cobertura en la seguridad social; la de si se mantiene el sueldo cuando se está incapacitado por enfermedad o accidente, que es lo que tienen los derechohabientes del IMSS y del ISSSTE, y la de si estás ahorrando para el retiro. Esas preguntas estaban mal planteadas en los cuestionarios anteriores de la ENIGH y el Coneval se dio cuenta y mejoró la redacción notablemente. Eso lo hizo en 2016, antes de que se hicieran los cuestionarios y se levantara la encuesta, en lugar de decir si tiene incapacidad en su trabajo, preguntan si tiene licencia o incapacidad con goce de sueldo cuando está enfermo o tiene un accidente, ya se sabe de qué se trata y se puede responder que no.
Así se cayó la cobertura muchísimo. Los que tenían las dos cosas, licencia con goce de sueldo y estaban ahorrando para el retiro, dentro de los que tenían aparentemente seguridad social por tener atención médica, era el 74 por ciento en 2010-2014, y se caía a 55.8 con las nuevas preguntas. Y como es la carencia más fuerte –las demás no pasan del 20 por ciento– y el Coneval considera potencialmente pobre a una persona con una persona que tenga una o más carencia, entonces era un indicador grave, pero súper grave si es que disminuye. Si se quitara el porcentaje de seguridad social, bajaría a 20 por ciento los que tienen una carencia o un poco más. Por eso cocinaron ese dato y deshicieron lo que ellos mismos habían propuesto, que era una pregunta que captaba mejor pero bajaba la cobertura y aumentaba la pobreza.
–Entonces después de toda la “cocinada” de datos, como usted lo considera, conocer la cifra real de pobreza suena lejano.
–Sí, la ignoramos completamente, no podemos saber cuál es porque efectivamente hay mucha cocina. Esta decisión del Coneval de deshacerse de su propuesta de mejora que es, evidente que es una mejora porque las preguntas bien hechas obtienen preguntas bien hechas, la población de pobreza era de 43.6 por ciento de la población total, que es el nivel más bajo que de 2014 en 2.5 por ciento. Si no hacemos esa corrección, da 45.1 por ciento y sigue siendo un poco más baja que la pobreza que había de 2012-2014, que fue de 45.5 por ciento y entonces estaríamos hablando de un estancamiento de la condición de pobreza. En millones aumentaría de 53.3 millones a 55.3 millones; cambiaría el número absoluto de pobres, que subiría 2 millones. Si no hubieran hecho esa corrección de última hora en seguridad social y sólo hubieran hecho la corrección de ingresos, ese hubiera sido el resultado.
–¿Hay calidad en los datos dados a conocer esta semana?
–Si aceptamos el modelo estadístico de ingresos sí, pero tiene muchos problemas. No podemos usar una fuente de ingresos mala, externa, que es la ENOE y reemplazar a la ENIGH, porque en una sola pregunta captan el ingreso del hogar. Y se refiere a la última vez que cobró. En el cuestionario de ingresos de le ENIGH se captan los distintos tipos de ingreso. Lo que tiene claro el Inegi, al hacer el modelo estadístico, es que la ENOE sólo capta ingresos por trabajo y que es algo muy difícil de captar de manera correcta, porque están los trabajadores por cuenta propia y los pequeños negocios que son tan importantes en México. La ENOE sólo pide los ingresos de la última quincena o mes y la gente da un dato. En la ENIGH se hace un cuestionario detallado, una contabilidad. Para eso se inventó una encuesta de Ingresos y Gastos, para hacer bien lo que la ENOE no puede captar bien. Entonces usar ese dato externo para pobreza es un error gigantesco. Ellos mismos dicen que el ingreso laboral va a mantenerse fijo pero eso no es cierto. Estás las remesas internacionales y cambian bruscamente de un año a otro por cuestiones de migración o devaluación y apreciación. Esto no es algo en lo que se pueda suponer constancia. Es una estimación con grados de error muy altos.
–¿Coneval debería admitir entonces que su cifra de pobreza es más bien una proyección de la pobreza nada más?
–Así es. Si fueran honestos eso es lo que dirían. Si defendieron que sus datos eran sólidos, es una deshonestidad muy fuerte. Coneval sabe que están cocinadas las dos variables fundamentales: seguridad social e ingresos; de ahí depende cuánta pobreza se obtendrá de acuerdo con el método que usa. Es clarísimo: hicieron todo para que pareciera que baja la pobreza. De eso se trataba. Es la sucesión presidencial la que decide los datos y no dos organismos autónomos carísimos que pagamos los mexicanos con nuestros impuestos y que deberían actuar de manera independiente de los partidos políticos y de la elecciones.
–La frase que dijo Gonzalo Hernández Licona fue que en materia estadística “se estaba en el mejor momento”.
–Quizá se refería a que el Inegi es uno de los mejores institutos de estadística de América Latina y probablemente de los mejores del mundo, pero lo están echando a perder. Todos confiábamos en los datos del Inegi, no pensamos que empezaría a hacer este tipo de acciones politizadas al ser un organismo autónomo y el Coneval también, aunque todavía no por Ley. Ambos deberían producir datos impecables, todo mundo debería confiar en ellos, pero con esto se estaño echando a perder dos institutos muy importantes para la vida democrática, para la transparencia en este país.