Las lesiones y una filosofía de jugar con puros peloteros nacidos en México ha llevado a los Diablos Rojos del México a dos temporadas seguidas sin entrar a playoffs.
Por Israel Germán
Ciudad de México, 3 de septiembre (SinEmbargo/ViceMedia).– Lejanos, distantes, muy remotos parecen hoy aquellos días en los que todavía brillaban con gran fulgor las estrellas de los Diablos Rojos del México, al menos en lo que ha sido su última era dorada. Personajes como Daniel Fernández, el Borrego Sandoval, el Flamingo Bojórquez, Roberto Saucedo, Bernie Tatis, Metralleta Ramírez, Elmer Dessens, entre otros, vestían la camisola colorada e infundían terror en la novena rival.
Los Diablos suman dos temporadas seguidas de crisis, que luego de 33 años consecutivos clasificando a los playoffs, parecen una eternidad. El México acumuló su segunda temporada seguida mirando la postemporada desde el televisor, apegados a una filosofía de alinear puros peloteros nacidos en México.
Luego de jugar desde 2001 y hasta 2015 en el Foro Sol -donde ganaron su último campeonato: el 16-, la novena escarlata se mudó al remozado Estadio Fray Nano. La nueva sede significó el fin de la racha de asistencia a playoffs, en lo que bien podría ser bautizada como «La Maldición del Fray Nano» pero, ¿dónde está la verdadera maldición? ¿fueron las lesiones? ¿la falta de extranjeros y mexicoamericanos? ¿el mánager o sus directivos?
LA EPIDEMIA DE LAS LESIONES
De acuerdo con Roberto Mansur, presidente del equipo capitalino, quien habló para VICE Sports, mencionó que el talón de Aquiles de la novena escarlata fueron las lesiones, pues la necesidad los hizo echar mano de jugadores que todavía no estaban proyectados para debutar en la Liga Mexicana.
«Desgraciadamente, y no es pretexto, pero tuvimos una serie de lesionados desde principios de temporada», explica Mansur. «Nos reportaron Marco Duarte con operación del codo, también Lozoya; llegó operado también este muchacho Gonzalo Sañudo, y también operado, aunque al final ya pudo lanzar, Cota. Eso en el arranque de temporada, pero Duarte y Lozoya no volvieron.
No fueron las únicas lesiones, pues algunos de los peloteros de más experiencia con los que el México buscaba respaldar a los jóvenes, también padecieron de lesiones.
«Se nos lastimaron dos hombres clave del equipo que estábamos armando y que iban a ser clave en la producción de carreras», recuerda Mansur, «como Luis Alfonso García, quien en el juego inaugural, salió una línea de foul directo al dugout, le fracturó la mano y no pudo volver a agarrar un bat el resto de la temporada; Gamboa llegó lastimado del Pacífico, con muy mala leche de Mochis, por haber jugado la serie final del Pacífico infiltrado todos los juegos, él tenía una fractura en una de sus manos; también tuvimos problemas con Jorge ‘Chato’ Vázquez, con lesiones en la espalda y que incluso optó mejor por retirarse a un cuarto de temporada, y se nos complicó la situación pero nosotros no nos quisimos echar para atrás y traer importados».
Y las lesiones siguieron.
«Durante la temporada se nos lastimó también José Figueroa, también Alejandro Ortiz, se nos lastimó también Jesús Chuyito López, en fin, una serie de lesiones y la cereza en el pastel fue que se nos fracturó de la rodilla Iván Terrazas», explica Mansur. «Si vas sumando todas estas bajas, te afecta».
Miguel Ojeda, mánager de los Diablos, coincide con el diagnóstico de que las lesiones fue lo que no permitió al México competir por el título.
«Lo que yo pienso es que fueron las lesiones las que nos dejaron fuera de los playoffs», asegura Ojeda. «Al final de cuentas el equipo siguió luchando con muchachos que fuimos subiendo de nuestras sucursales pero no nos alcanzó. Fueron muchas lesiones las que nos marginaron de los primeros planos, y aún así, yo estoy muy contento con el gran trabajo que hicieron los que se mantuvieron sanos toda la temporada».
Ante las lesiones, se cree que hay poca defensa. Tienen un aire de inevitabilidad, que provocan hasta impotencia en el equipo que las padece.
«Desafortunadamente las lesiones son parte del beisbol, pasan siempre», reflexiona Ojeda. «Lo único que puedes hacer para que un pelotero no se lesione es que no juegue. Pero obviamente no es suficiente porque una lesión siempre está latente y lo que debes hacer es ponerte en las manos de Dios y pedir que no te toque a ti, y nada más. Las rutinas las tienen los mánagers, cada uno con una diferente y no creo yo que sea un trabajo especial; tener una pretemporada buena es muy importante, pero cuando hay lesiones como fracturas de hueso sólo puedes ayudarte con hierro y calcio para fortalecerlos, pero es difícil de evitarse; quizás se puedan evitar otras cosas como un desgarre con un buen entrenamiento o una buena calistenia».
El gerente general del equipo rojo, Othón Díaz, reconoce que el problema se agudizó conforme iba avanzando la temporada, y como una lección aprendida para 2018, está la necesidad de analizar con detalle por qué hubo tantas lesiones, y poder evitar en 2018 un escenario tan adverso como en 2017.
«Definitivamente tenemos qué analizar el porqué tuvimos tantas lesiones, que fue lo que afectó en nuestras aspiraciones de clasificar a los playoffs», reflexiona Othón. «Lo que sí debo decir es que con algunos chicos tuvimos situaciones de indisciplina que derivaron en lesiones, pero lo que buscaremos para 2018 es precisamente reducir esas situaciones para que los jugadores estén sanos y no se expongan a lesiones, que al final repercuten en lo deportivo y en todas las áreas».
¿SE ESTANCÓ LA GENERACIÓN CAMPEONA?
En 2014, los Diablos Rojos del México sorprendieron ganando el campeonato de la Liga Mexicana de Beisbol. Y sorprendieron, porque lo hacían con un equipo que en promedio era uno de los más jóvenes de toda la liga. En el Juego 4 de la Serie del Rey 2017, en que derrotaron a los Pericos de Puebla para coronarse campeones, 8 de los 18 peloteros que participaron en el partido tenían 25 años o menos.
Era una generación muy joven, pero talentosa que prometía inaugurar una dinastía para los Diablos. Conforme fueran madurando y adquiriendo experiencia, era previsible que esos jugadores mejoraran. Sin embargo, al año siguiente cayeron en la primera ronda de los playoffs a pesar de haber tenido el mejor récord de toda la liga, y luego tuvieron dos temporadas sin pasar a postemporada. Los resultados no han coincidido con las expectativas que se tenían de ese grupo de jóvenes. ¿Se ha estancado esa generación? ¿Ha fallado su desarrollo?
Roberto Mansur está convencido de que no todo está perdido para esa generación e insiste en que lo mejor para ellos está por venir.
«Creo que el proceso con algunos de nuestros jóvenes va muy bien», explica Mansur. «Un chico como Ramón Urías que a los 23 años dando casi 20 jonrones y produciendo cerca de 80 carreras. Jesús Favela también fue muy importante o la madurez que ha tenido Carlos Figueroa, todo eso deja al equipo en una posición bastante buena».
Para el directivo de los Diablos, el rendimiento de varios de sus jugadores fue hasta cierto punto sorpresivo y espera que esa tan esperada madurez llegue la próxima temporada.
«Todo esto va a repercutir el año que entra cuando todos estos muchachos maduren aún más», advierte Mansur. «Por ejemplo de Ramón Urías no esperábamos el tipo de temporada que tuvo. Tampoco esperábamos la temporada que dio Octavio Acosta; otro que anduvo muy bien fue Efrén Delgado, quien a media temporada se lastimó del hombro y tuvimos que quitarlo de la rotación, y regresó, aunque no como hasta antes de lastimarse, pero hasta el final de temporada nos dio dos salidas muy buenas. Esperamos que todos nuestros jugadores lleguen para 2018 en perfecto estado, que pueda rehabilitarse a todos nuestros pitchers lastimados, en fin, estamos haciendo los planes para la temporada entrante y ya veremos qué pasa».
Miguel Ojeda también piensa que lo que viene para los Diablos Rojos es muy alentador porque obtuvieron resultados por encima de lo esperado con algunos de sus prospectos que tuvieron que salir al ruedo a fajarse en virtud de las adversas circunstancias que vivieron en la presente campaña. Ojeda piensa que sus jugadores jóvenes pueden dar el rendimiento de cualquier extranjero de los que el México ha decidido no traer.
«Muchos de nuestros jóvenes tuvieron temporadas muy sólidas», asegura Ojeda. «Si revisas los números de Ramón Urías, un tipo que pegó 19 jonrones y casi con 80 producidas, son números que pocos extranjeros lo superaron. Sabíamos que Ramón tenia esa calidad, la fuerza y este fue el año en el que explotó, dando jonrones, produciendo carreras y siendo un pelotero clutch para nosotros. Carlos Figueroa, todo el mundo habla de la rapidez de los extranjeros que vienen a la liga, pero él sin ser todavía uno de los líderes robadores de base, creo que tiene el potencial para robar 50 o 60 colchonetas. Son dos peloteros muy completos y de mucha vitalidad para Diablos. Tenemos también la gran temporada de Octavio Acosta, con su liderato de ganados en la LMB y al final de cuentas son cosas positivas, los 25 salvamentos de Nathanael Santiago, entre los líderes taponeros».
Sin embargo, para Miguel Ojeda, el no recurrir a jugadores extranjeros dificulta el poder reforzar al equipo a media temporada en caso de que, como ocurrió, lleguen las lesiones a granel.
«Son cosas buenas, pero no dejo de lado que no clasificamos a los playoffs», reflexiona Ojeda. «Pero, es que es difícil suplir a un pelotero mexicano cuando se te lastima, y tuvimos que hacer muchos movimientos con nuestras sucursales, y al final de cuentas nos aportaron de manera importante».
A pesar de todo, para Roberto Mansur, el balance es bueno.
«El equipo tuvo un buen balance en lo que se refiere a ganados y perdidos, ganamos cinco partidos más de los que perdimos», reconoce Mansur. «Pero también la Zona Norte estaba muy fuerte, con la apertura que hubo de mexicoamericanos se volvió una zona muy fuerte; de haber estado en el Sur, hubiéramos podido clasificar pese a todos los problemas que tuvimos. Creo yo que Miguel hizo un buen trabajo con el equipo, pero desgraciadamente no nos alcanzó para llegar a playoffs».
EL MÉXICO NO DESCARTA ABRIRSE
Para 2017, los Diablos Rojos del México decidieron jugar solamente con peloteros nacidos en el país, es decir, sin jugadores importados ni mexicanos nacidos en el extranjero. Esto, en una temporada en que los peloteros mexicoamericanos pudieron jugar sin restricciones de cupo en la Liga Mexicana de Beisbol.
Por décadas, los peloteros nacidos fuera de México, aunque tuvieran ascendencia mexicana, tuvieron que jugar como jugadores extranjeros. Esto permitía que los equipos con buenos sistemas de scouteo y desarrollo, como el México, tuvieran la hegemonía deportiva. Antes, era la base de peloteros mexicanos la que ganaba los campeonatos. Pero el equilibrio de la balanza cambió cuando se decidió abrir sin límites la entrada a jugadores naturalizados y a mexicanos nacidos fuera del territorio nacional.
Como respuesta a esa medida, el México decidió jugar sólamente con peloteros nacidos en México, cerrando así la puerta a jugadores extranjeros y a mexicoamericanos. Era una medida que limitaba en lo deportivo a la organización, pero que obedecía a razones más bien filosóficas: la de impulsar al pelotero encontrado y desarrollado en México. Una filosofía que ha vivido en el ADN del equipo desde hace varias décadas.
Pero hoy, la oficina del México analiza si esta decisión fue un mal cálculo o si seguirá con la misma filosofía. Anticipan que en septiembre habrá una reunión clave para discutir el tema y el rumbo a seguir. Roberto Mansur no descarta que puedan abrir de nuevo la puerta a los peloteros extranjeros y mexicoamericanos, y en la decisión pesará mucho que Diablos inaugurará un nuevo estadio.
«En este momento, todo lo que te diga sería mentira», asegura Mansur. «Tenemos una reunión en septiembre donde analizaremos lo que cada uno vio y tomaremos las decisiones. En septiembre del año pasado tomamos la decisión de jugar solamente con peloteros mexicanos, y a pesar de la cantidad de lesionados, no dimos una mala temporada porque los muchachos jugaron bien. Puede ser que sigamos con mexicanos nada más, pero puede ser también que nos reforcemos con extranjeros o nos abramos al pelotero mexicoamericano, pero todavía no lo sabemos. Vamos a inaugurar un fabuloso estadio y yo creo que debemos de tener un equipo potente para el año que entra para que los fans de los Diablos vuelvan al estadio».
Miguel Ojeda sabe que la decisión no pasa por él, sino por los directivos, aunque deja entrever una opinión personal, a manera de sugerencia, para apuntalar el proyecto de 2018.
«La decisión que los directivos tomen, yo tengo que respetarla, no te puedo decir que deban hacer, sólo me corresponde guiar a los muchachos», explica Ojeda. «Pero, lo que sí te puedo decir, es que si a este equipo tú le metes extranjeros de calidad, que no tienen que ser muchos, sólo que tengan la calidad de los mexicanos, yo creo que el equipo va a ser tan competitivo como cualquiera».
Está más que claro que el pelotero mexicoamericano está generando cambios en el balance deportivo de la Liga Mexicana de Beisbol, como sucedió el año anterior con los equipos que protagonizaron la Serie Final: Pericos de Puebla y Toros de Tijuana.
Miguel Ojeda considera que el pelotero mexicoamericano provee cosas positivas a sus respectivos clubes, por su experiencia en Ligas Menores de Estados Unidos o incluso en las Mayores.
«Sí son importantes», enfatiza Ojeda. «Yo creo que vinieron a levantar el nivel de la liga peloteros como Sergio Mitre, que sabemos que con sus experiencia en las Grandes Ligas viene a realzar el nivel. Y, como él, hay muchos en nuestro país que vinieron este año a ayudar a sus equipos a ser competitivos y elevar la competitividad de la liga, así que sí es importante que se mantengan. Eso es lo que yo pienso».
Sin embargo, al presidente del club, Roberto Mansur, no terminan por llenarle el ojo los jugadores de estas características, e incluso no es muy adepto de esta gran apertura que se dio recientemente en los rosters de la LMB.
«De dos o tres años a la fecha ha llegado a la liga una serie de directivos nuevos, poniendo mucho dinero y sacando acuerdos que hace 10 años no hubieran pasado», asegura Mansur. «Pero eso no es problema porque también lo podemos hacer nosotros, aunque yo creo que si vamos a copiar al futbol en sus dos torneos, no lo copiemos en su regla 9/9, porque si el pelotero mexicano nunca juega, nunca se va a formar. Pero si estamos recibiendo a puros peloteros dados de baja en Estados Unidos, creo que no vamos encauzados a un buen nivel. Son peloteros libres que están en las ligas independientes en Estados Unidos y los equipos que los traen les pagan un buen dinero y se vienen a jugar sin ser grandes estrellas, aunque sí redondearon a muchos equipos».
¿CÓMO SE REPARTE LA RESPONSABILIDAD DE LOS FRACASOS?
Independientemente de las razones, el hecho de que el equipo más ganador en la historia de la Liga Mexicana de Beisbol lleve dos temporadas sin siquiera calificar a la postemporada prende los focos rojos, y requiere que se asignen responsabilidades para poder ajustar.
Y es en ese renglón donde nadie rehuye responsabilidad en la organización, particularmente Miguel Ojeda.
«Yo creo que la responsabilidad es mía», acepta Ojeda. «Ellos me dan el equipo para ponerlo a funcionar y que gane, entonces yo asumo la responsabilidad en un 98 por ciento, a los peloteros les dejo 1 por ciento y a los directivos el otro 1 por ciento».
Othón Díaz, gerente general del México, considera que esta es una labor de equipo y la asignación de responsabilidades se debe hacer de manera conjunta, como una unidad.
«Bueno, lo primero que hay que decir es que Miguel (Ojeda) es todo un caballero», responde Othón. «Mira que asumir una responsabilidad en el grado que lo mencionó, pero sinceramente creo que la responsabilidad de los resultados debe repartirse en 33.3 por ciento para las tres partes, porque es una cuestión de todos lo que pasa, para bien o para mal».
El futuro es incierto para los Diablos Rojos del México, pero lo que sí es seguro es que para 2018 estrenarán estadio y querrán inaugurarlo con un equipo ganador que retome la herencia ganadora de la organización. Pero antes, habrá decisiones importantes que tomar a nivel directivo para que impacten lo deportivo. La misión no es menor: devolverle la grandeza de los Diablos Rojos del México.