Rogelio Guedea
29/08/2017 - 12:00 am
Claudia Sheinbaum, la academia al poder
En días pasados se decidió la candidatura de Morena a la Ciudad de México, la cual recayó en la académica y política Claudia Sheinbaum, quien dejó en el camino a Ricardo Monreal, favorito al parecer en las casi veinte encuestas que se llevaron a cabo para determinar finalmente al candidato.
En días pasados se decidió la candidatura de Morena a la Ciudad de México, la cual recayó en la académica y política Claudia Sheinbaum, quien dejó en el camino a Ricardo Monreal, favorito al parecer en las casi veinte encuestas que se llevaron a cabo para determinar finalmente al candidato.
Aunque se ha criticado duramente la designación de Sheinbaum en el sentido de que fue un burdo y directo “dedazo” de López Obrador, lo cierto es que a la comunidad académica (en la cual me incluyo) debe caernos muy bien que una mujer con la trayectoria de Sheinbaum pueda ser la que dirija los destinos de la ciudad sin duda más difícil de gobernar que existe hoy por hoy sobre la tierra, lo anterior sin tomar en cuenta que los últimos meses de Monreal en la delegación Cuauhtémoc se tornaron críticos tras el escándalo de los 600 mil pesos encontrados en una caja de zapatos de Pedro Pablo de Antuñano, uno de sus operadores políticos más cercanos.
Aunado a esto, la gestión de Monreal estaba siendo cuestionada por su política inmobiliaria y por los millonarios contratos que concedía a los amigos cercanos de su propia hija, lo que ocasionaba daños perniciosos no sólo a su círculo político sino también a su partido.
Sheinbaum, en cambio, desde su gestión como delegada de Tlalpan, fue ganando activos a través del cumplimiento de sus promesas de campaña y de los diez ejes rectores de su administración, entre ellos el educativo, que dio origen a las llamadas “cyberescuelas”, mismas que le han abierto la posibilidad de estudios a miles de ciudadanos de todas las edades y condiciones y cuyo principal público objetivo son los 32 mil jóvenes de entre 14 y 24 años con estudios incompletos.
Es importante señalar que Sheinbaum es licenciada en Física y tiene una maestría y un doctorado en Ingeniería Energética por la UNAM, donde es investigadora titular del Instituto de Ingeniería. Ha publicado dos libros y más de cien trabajos de investigación, además de haber ganado el Premio Jesús Silva Herzog en Innovación Tecnológica. Es activista social y ha ocupado cargos importantes dentro del servicio público, como ser secretaria de Medio Ambiente con López Obrador. Fue una de las opositoras a la Reforma Energética, que, como se vio con los pasados llamados “gasolinazos”, resultó lesiva para nuestro país.
Pero más allá de poderse convertir en la primera mujer que gobierne la Ciudad de México, de ser una académica reconocida y una política de trayectoria evidente en el servicio público, lo que resalta es que se trata de una política moral, un perfil con el que en realidad no contaba ni Monreal ni ninguno otro de los contendientes por la candidatura a la Ciudad de México.
Los perfiles políticos que prueben honestidad, capacidad, trayectoria y compromiso social serán bien vistos, sin duda, por una sociedad que lo que menos quiere ahora son más escándalos de corrupción y de impunidad, y esto es algo que debe tener muy en cuenta López Obrador, de ahí que su decisión al menos en el caso de Sheinbaum –“dedazo” incluido o no- haya sido a tiempo y la correcta.
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