Con motivo del 20 aniversario su muerte, rendimos homenaje al legado de uno de los diseñadores más célebres de la historia.
Por David Sanmartín
Ciudad de México, 6 de agosto (SinEmbargo/ViceMedia).– «Para ser una persona superficial, primero tienes que ser una persona profunda». Con estas sencillas palabras, el diseñador italiano reivindicaba la individualidad que tanto su familia como sus diseños nos transmitieron a lo largo de los años. Bajo esa premisa y con la ayuda de un buen ejército de amazonas, Gianni Versace fundó una de las firmas de lujo con más repercusión de la historia reciente de la moda. A continuación, analizamos los aspectos más significativos de su figura para tratar de conocer en profundidad todo su mundo y descubrir cómo consiguió construir el imperio Versace.
LA ESTÉTICA QUE MARCÓ A TODA UNA GENERACIÓN
Uno de los grandes méritos de Gianni Versace fue sin duda conseguir introducir el sexo en la Alta Costura. En una época en la que esos desfiles todavía se planteaban como muestrarios donde las modelos llevaban el número de referencia de la prenda y los invitados eran principalmente compradoras estadounidenses y aristócratas europeas, él tenía el don de convertirlos en puro espectáculo.
Consiguió —con sus mezclas de cuero, encaje y metal— que el gran público se interesase por una industria elitista. «¡Él hizo de la Alta Costura algo sexy! Gianni no era un diseñador discreto», comentaba su hermana Donatella a The Telegraph. Versace tuvo un gran impacto en la cultura pop gracias a su avanzada visión del branding, haciendo así de la cabeza de Medusa y la cenefa de inspiración griega dos insignias clave para entender el imaginario de la marca.
Bajo su máxima «no tengo tiempo para la aburrida monotonía del buen gusto», su estética maximalista y barroca siguió en alza en los años 90, en contrapunto a las colecciones minimalistas y cada vez más depuradas que empezaban a presentar diseñadores como Helmut Lang, Calvin Klein o Jil Sander. Aún hoy, diseñadores de la talla de Riccardo Tisci, Olivier Rousteing y Fausto Puglisi reconocen la influencia que tiene el legado de Gianni Versace en sus propios diseños. Al final, el éxito de Gianni recae en que era un hombre que adoraba a las mujeres y su único objetivo era homenajear sus cuerpos y hacerlos extremadamente sexy.
NUNCA OCULTÓ SU SEXUALIDAD
Por suerte, en 2017 a prácticamente nadie le parece extraño que un diseñador de moda sea abiertamente homosexual y acuda a eventos con su pareja. Sin embargo, en una época en la que la comunidad LGTB+ aún se veía perseguida y, en muchos sectores de la sociedad, aún vivía en la clandestinidad, Gianni Versace nunca se escondió y vivió su sexualidad de una manera muy libre, llegando a diseñar piezas que más tarde se pondrían a subasta en beneficio de la lucha contra el sida.
Nunca fue un hombre al que se le conocieran muchas parejas, más bien trataba el amor de una manera más tradicional, tanto que su relación con Antonio D’Amico (su última y más conocida pareja) duró 15 años. Una relación que su hermana Donatella no aprobaba al cien por cien, pero que respetaba por el gran amor que sentía por su hermano. Aun así, Gianni era un hombre de valores familiares muy tradicionales y los llevó hasta su propia empresa, de la que él era director creativo, su hermano Santo el encargado de la parte comercial y Donatella, 11 años más joven, la responsable de Versus.
UN GANG INCOMPARABLE
Uno de los factores clave que ayudó a encumbrar la figura de Gianni Versace fue sin duda su estrecha relación con las estrellas del cine del momento, de la música e incluso de la realeza. Su amor por la música dio fruto a amistades con artistas de la talla de Bruce Springsteen o Madonna. Fue el primero en entender el poder que tenía el rock sobre las masas y cómo la moda ayudaba a las estrellas a crear ese furor. Tanto fue así que él mismo organizaba fiestas para Prince y Whitney Houston.
En Nueva York, organizaba cenas con Woody Allen, y en una de ellas conoció a Ingrid Sischy, la editora de Interview Magazine —donde Gianni anunciaba a menudo la firma— que le dio a conocer al gran público. Sin embargo, de todas esos famosos, ninguno significaba tanto para él como la Princesa Diana, a quién vistió con un vestido blanco de Alta Costura para su ya mítica portada de Vanity Fair firmada por Mario Testino.
También tenía grandes amigos dentro del mundo de la moda, como Karl Lagerfeld, con quien intercambiaba bocetos para conocer su opinión y del que era admirador desde muy joven. «Karl me ayudó a abrir la mente, le considero mi maestro. Karl es el ejemplo de que la moda viene de la cultura», aseguraba en una entrevista para la televisión en 1994. Incluso Anna Wintour pasó temporadas en Casa Casuarina, la mansión que el diseñador tenía en Miami.
CREÓ ALGUNAS DE LAS IMÁGENES MÁS EMBLEMÁTICAS DE LOS 90
Gianni también reinventó la forma en la que se comunicaba la moda en la época, creando un particular universo en el que la opulencia compartía protagonismo con las supermodelos en sus campañas publicitarias. Entendió rápidamente que tenía que invertir en grandes fotógrafos, que, según él, «son quienes dan voz a mis creaciones». Aunque la mayoría de sus propuestas más emblemáticas se las debemos a Richard Avedon, con quien trabajó sobre todo en Versace Atelier (su línea de Alta Costura), también colaboró con otros grandes nombres, como Bruce Weber —que se encargó de numerosas campañas para Versus (su segunda línea) y la línea masculina de Versace— y Steven Meisel.
Trabajaba mano a mano con todos ellos, llegando a citarles hasta tres meses antes de que la sesión tuviera lugar. Sin embargo, no sólo supo reconocer la importancia de reclutar a los mejores fotógrafos, sino que también creó el concepto de supermodelo tal y como lo conocemos ahora. Entre finales de los 80 y de los 90, nombres como Christy Turlington, Linda Evangelsita, Naomi Campbell, Claudia Schiffer o Cindy Crawford empezaban a sonar al gran público. Formaban parte de un reducido grupo de modelos que servían no sólo de maniquíes a los diseñadores de la época sino que eran su inspiración, hasta el punto de convertirse en estrellas mediáticas. Estas modelos fueron clave en el imaginario ‘Versace’, y sin ellas, no habría sido posible.
SU ASESINATO CAMBIÓ LA VISIÓN QUE EL MUNDO TENÍA DE LA MODA
El 15 de julio de 1997, Gianni Versace fue asesinado en la puerta de su mansión de Miami, Casa Casuarina. La muerte del diseñador a manos de Andrew Cunanan supuso el fin de la era de la inocencia de la moda. Se había convertido en un fenómeno social a la altura del cine o la música. La forma en que murió sin duda ayudó sin duda a encumbrar al personaje, pero fue su funeral el acto que definió a Gianni como una superestrella.
La ceremonia tuvo lugar el día 23 de julio en el Duomo de Milán, y fue una demostración de la repercusión de Versace y lo querido que era en la industria. A su funeral, acudieron amigos de la talla de Sting, Elton John, Diana de Gales o Naomi Campbell, y nos dejó unas imágenes que casi son parte de la historia de la moda. Tras su muerte, su hermano Santos pasó a ser el director ejecutivo de la empresa, Donatella asumió la dirección creativa y Alegra Versace, que tenía 11 años cuando murió su tío, heredó el cincuenta por ciento de la compañía.