La violencia en los centros penitenciarios de México son el resultado de la corrupción y la impunidad de las autoridades que han permitido que el narcotráfico se adueña de las cárceles, aseguró la Arquidiócesis en su editorial dominical Desde la Fe. La Iglesia católica denunció que hay autoridades de alto nivel responsables de la corrupción que impera en las cárceles del país.
“Reos y procesados son peones de esos patrones del crimen, y ahí están directores y funcionarios de alto nivel, quienes encumbren el estado de descomposición que los enriquece. Echar la vista hacia otro lado, sería iluso e irresponsable”, destacó.
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Ciudad de México, 16 de julio (SinEmbargo).– Los motines de los centros penitenciarios de México son el resultado de la corrupción y la impunidad de las autoridades que han permitido que el narcotráfico se adueña de las cárceles, consideró la Arquidiócesis en su editorial dominical Desde la Fe.
“El narco se adueña de las cárceles, grupos delincuenciales operan desde los centros de readaptación, en colusión con los trabajadores y responsables de los reclusorios y centros de reinserción socia”, destacó la Iglesia católica.
Por ejemplo, recordó la batalla por el control del centro de reinserción social Las Cruces, ocurrida el 6 de julio en el municipio de Acapulco y que dejó un saldo de 28 muertos.
“Este motín se suma a muchos otros ocurridos en el país, como aquél de la penitenciaría de Reynosa, a principios de junio, cuyo saldo fue de siete personas asesinadas, entre custodios e internos”, mencionó la editorial.
En 2016, el informe del Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) dio cuenta de las graves deficiencias que observó durante su visita a centros de readaptación del ámbito estatal y federal. Los datos son sobrecogedores.
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La CNDH informó del hacinamiento en áreas que rebasan de manera importante su capacidad. En dormitorios donde deben convivir cuatro personas, se encuentran amontonadas hasta 30.
“Abunda la enfermedad ante la carencia de materiales médicos suficientes y atención profesional para los internos, además de la proliferación de las drogas, la expansión de las adicciones y el abuso de los grupos vinculados al narcotráfico”, destacó el Episcopado mexicano.
Además, precisó la Arquidiócesis de México, “se constata la escasez de custodios cualificados para la atención de internos, la debida separación entre procesados y sentenciados, la violación de sus garantías individuales y la incapacidad de cumplir con las debidas normas procesales mientras haya un proceso en vigor”.
Denunció que hay autoridades de alto nivel responsables de la corrupción que impera en las cárceles del país. “Reos y procesados son peones de esos patrones del crimen, y ahí están directores y funcionarios de alto nivel, quienes encumbren el estado de descomposición que los enriquece. Echar la vista hacia otro lado, sería iluso e irresponsable”, indicó.