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Ricardo Ravelo

14/07/2017 - 12:00 am

Lino Korrodi: historia nebulosa

Conoce todas las fuentes para obtener dinero, sabe manejarlo como un experto malabarista y no deja huellas en el camino. Y si las deja, las investigaciones se frenan de tajo, como ocurrió en el sexenio foxista donde el origen del dinero pasó de un plumazo  de la controversia al olvido.

Simplemente Lino Korrodi Fue Cobijado Por La Impunidad En El Sexenio Foxista Foto Cuartoscuro

Operador financiero de la campaña de Vicente Fox, Lino Korrodi se suma al proyecto político de Andrés Manuel López Obrador a pesar de tener un pasado nebuloso que lo relaciona con la recaudación de dinero de dudosa procedencia que sirvió para financiar la campaña panista en el año 2000.

La lógica de López Obrador –sediento de reclutar a personajes que le inyecten recursos a su campaña –es que todos merecen una nueva oportunidad. Bajo ese esquema, es claro que si Ismael Zambada García, El Mayo, buscara una “nueva oportunidad” sería bienvenido en el proyecto de Morena representado por el tabasqueño.

Las múltiples operaciones financieras que Korrodi realizó en el 2000 con los “Amigos de Fox” nunca se aclararon a pesar de que las maniobras fueron vistas como verdaderas acciones de lavado de dinero. Esa fue la razón de que la Procuraduría General de la República (PGR) integrara la averiguación previa PGR/UEDO/102/2002 y de cuyo desarrollo nunca hubo información. Tampoco se consignó a nadie ni fue procesada persona alguna.

Simplemente Lino Korrodi fue cobijado por la impunidad en el sexenio foxista. Lo mismo ocurrió con su amiga entrañable, Carlota Robinson Kauachi, quien recibió 17 cheques y múltiples depósitos en efectivo cuyo origen nunca se aclaró.

Y es que la pista de los dineros recibidos en la campaña de Vicente Fox llevó en varias ocasiones a las autoridades a toparse con Carlota Robinson, personaje sospechoso que fue operadora de los fondos en mancuerna con el estratega financiero de Fox, Lino Korrodi.

En aquel momento las autoridades detectaron que Robinson recibió recursos de varias fuentes y a su vez los recanalizó hacia sus destinatarios finales, como ocurrió con una extraña transferencia de 45 mil dólares a otro oscuro personaje: Pura Leonor Guillermoprieto Rivera, empresaria cocacolera y dueña de varios ingenios azucareros y que también estuvo estrechamente relacionada con Korrodi.

Las pesquisas seguidas por la PGR documentaron que las transferencias para pagar la campaña de Fox se hicieron mediante similar al que se usa para lavar dinero,  pues grandes sumas se pulverizaron y se depositaron en cientos de cuentas bancarias y se reciclaron en distintas instituciones bancarias.

En el expediente citado hay datos duros que vale la pena resaltar. Por ejemplo, un estado de cuenta bancario a nombre de Carlota Robinson muestra movimientos entre el 4 de enero de 1999 y el 28 de abril de 2000. Las entradas, según el documento, sumaron 13.4 millones de pesos que procedían de tres empresas de Korrodi: Grupo Alta Tecnología en Impresos, K Beta y St and K México, de la persona física de Lino Korrodi y de otras tres fuentes que nunca fueron identificadas y que depositaron dinero en efectivo a través de Banamex y Vector Casa de Bolsa.

Robinson, a su vez, giró cheques por 13.4 millones de pesos a entidades como “Amigos de Fox” (3.7 millones de pesos), Fideicomiso para el Desarrollo y Democracia (1 millón) Ixe Casa de Bolsa (490 mil) , Automotores Soni (450 mil), entre otros destinatarios.

Los destinos de Lino Korrodi y Vicente Fox se trenzaron desde 1967, en Tampico, Tamaulipas, cuando ambos trabajaron en la empresa Coca Cola, al lado de José Luis González. El trío de los llamados “cocacolos” pasó una temporada en Tampico, se encumbró en esa empresa, se dispersó y, a mediados de 1997, se reencontró en Guanajuato para trazar la ruta hacia Los Pinos. A Korrodi, economista descrito como elegante y sutil –aunque de lenguaje rudimentario –amable hacia el exterior y duro hacia dentro, le tocó ser el recaudador de los fondos del proyecto político.

Entre los empresarios a quienes Korrodi tocó la puerta para pedirles dinero figura Carlos Slim, quien el mayo del 2000 giró un cheque por 19 millones de pesos. Lorenzo Zambrano, entonces dueño de la empresa Cementos mexicanos, Cemex, aportó 14 millones en dos remesas. Este dinero se aportó cuando Vicente Fox realizaba su precampaña.

Otras entidades también aportaron mucho dinero gracias a la magia de Korrodi y que ahora busca explotar López Obrador después del escándalo ocasionado por Eva Cadena, quien fue filmada en Veracruz cuando recibía fajos de dinero en efectivo, según se dijo, para la campaña de López Obrador.

Korrodi logró, por ejemplo, que sociedades mercantiles como Nadro, de Pablo Escandón Cusi, aportaran dinero al proyecto de Fox; Seguros Comercial América hizo lo propio al igual que el empresario Alfonso Romo, entre otros.

En el ir y venir de los fondos, se giraron cheques a favor de empresas de comunicación, consultoras y representantes de medios e incluso una de las empresas de la familia del candidato panista –Fox –, “El Cerrito”, sociedad de producción rural con sede en Guanajuato, también se benefició con la recaudación millonaria de Korrodi.

Cuando el PRI documentó que en la campaña de Fox hubo financiamiento extranjero y presunto lavado de dinero, el gobierno del panista frenó de tajo las investigaciones bajo el argumento de que se violaba el secreto fiscal y bancario.

El tema del financiamiento se paró en seco, luego se reabrió y las investigaciones fueron desestimadas por el entonces presidente Vicente Fox, quien se refirió en estos términos al caso: “No vale la pena, hombre, no tiene importancia”.

Por su parte, el hombre de los dineros –Lino Korrodi –se escurrió en la escena pública y luego reapareció en España, durante una gira realizada por Fox para promocionar el proyecto turístico Nuevo Vallarta.

Después de toda la danza de millones recaudada por Lino Korrodi, en el gobierno de Vicente Fox se privatizaron decenas de ingenios azucareros. Korrodi y algunos otros empresarios fueron beneficiados con esos negocios. Incluso se dijo insistentemente que la industria azucarera fue utilizada con fines criminales, es decir, para presuntamente blanquear capitales de origen dudoso. Lo cierto es que esa línea nunca fue investigada por ninguna autoridad federal.

Las investigaciones sobre el origen de los dineros recibidos por Vicente Fox para su campaña nunca se ahondó. El propio Fox le restó importancia y desestimó las indagaciones, las cuales fueron sepultadas por la PGR.

La línea de investigación que se seguía –el lavado de dinero –se frenó en seco y los empresarios que aportaron dinero para la campaña jamás fueron molestados por la institución. Actualmente ese expediente está archivado en los sótanos de la PGR.

Ahora Lino Korrodi vuelve por sus fueros y se coloca en una posición privilegiada al lado de López Obrador, de quien afirma que es mejor que Vicente Fox. Sin duda ambos se necesitan. Quizá más el dueño de Morena, quien está urgido de dinero para financiar su proyecto político rumbo a la presidencia de la República en el 2018.

López Obrador no quedó del todo desmanchado después del escándalo derivado de los videos públicos en los que aparece la exdiputada Eva Cadena recibiendo dinero supuestamente para la precampaña de López Obrador. El precandidato presidencial culpa al gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, de haber orquestado la maniobra. Quizá tenga razón. Yunes es capaz de eso y más.

Sin embargo, Korrodi parece ser la pieza que necesitaba López Obrador en su campaña política. Un recaudador con buenas relaciones, un mago de las finanzas y de la recaudación de dinero.

Conoce todas las fuentes para obtener dinero, sabe manejarlo como un experto malabarista y no deja huellas en el camino. Y si las deja, las investigaciones se frenan de tajo, como ocurrió en el sexenio foxista donde el origen del dinero pasó de un plumazo  de la controversia al olvido.

 

Ricardo Ravelo
Ricardo Ravelo Galó es periodista desde hace 30 años y se ha especializado en temas relacionados con el crimen organizado y la seguridad nacional. Fue premio nacional de periodismo en 2008 por sus reportajes sobre narcotráfico en el semanario Proceso, donde cubrió la fuente policiaca durante quince años. En 2013 recibió el premio Rodolfo Walsh durante la Semana Negra de Guijón, España, por su libro de no ficción Narcomex. Es autor, entre otros libros, de Los Narcoabogados, Osiel: vida y tragedia de un capo, Los Zetas: la franquicia criminal y En manos del narco.
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