La «Cuna de Oro» de los incas comparte muchas similitudes con el yacimiento arqueológico más importante del Perú, pero su difícil acceso la convierte en una experiencia única.
Por Viajar Ahora
Ciudad de México, 30 de junio (SinEmbargo/ElDiario.es).– Una ciudad inca perdida en lo alto de una montaña descubierta casi por casualidad y que guarda miles de tesoros de la grandiosa civilización suramericana. Si nos quedáramos ahí todos los pensamientos se irían de manera inmediata y automática a la mítica Machu Picchu. Pero si añadimos que a este lugar acceden muy pocos viajeros y que se puede disfrutar en algo muy parecido a la intimidad, la cosa cambia. Pocos viajeros saben de la existencia de Choquequirao. Nosotros mismos no la visitamos la primera vez que viajamos por el Perú. La descubrimos después gracias a la charla viajera con una caminante empedernida de Buenos Aires. Como sucede con su «hermana», estamos ante una ciudadela de gran tamaño y prácticamente intacta. Y para más alicientes, sólo es accesible a pie en una caminata que dura, como mínimo, tres días. Ideal para viajeros que no quieren ser turistas. Hay un proyecto para construir un teleférico desde Kiuñalla que acercará el Yacimiento al turismo de masas.
Choquequirao en quechua significa Cuna de Oro. Al igual que sucede con Machu Picchu, hay multitud de teorías sobre su origen y su función. Pero más allá de las acostumbradas explicaciones místicas, la ciudad responde a la tipología de otras urbes como la propia Machu Picchu, Ollantaitambo o Pisac. La ciudad cuenta con zonas residenciales; áreas destinadas al culto solar, grandes plazas que comunican los diferentes barrios y una inmensa red de terrazas de cultivo que abarca cientos de hectáreas agrícolas. Hasta el momento se ha excavado un 30% de la superficie total del yacimiento que abarca más de mil 800 hectáreas.
¿DÓNDE ESTÁ CHOQUEQUIRAO?
La ciudadela se encuentra a los pies del Nevado de Salcantay en la cuenca del Río Apurímac. El yacimiento está dentro de la jurisdicción del municipio de Santa Teresa, en la provincia del Cusco, aunque se accede desde el pequeño pueblo de Cachora, que está justo en el límite de la provincia de Apurímac. Para llegar hasta el lugar desde la ciudad de Cusco hay que tomar la ruta 35 en dirección a Abancay hasta el punto kilométrico 154. Desde allí, un desvío a la derecha nos lleva hasta Cachora, lugar desde dónde parte el sendero de 27 kilómetros que lleva hasta la antigua ciudad inca.
Hay dos formas de llegar: En autobús de línea el precio hasta Abancay (no todas las empresas te dan la posibilidad de parar en el cruce con Cachora) ronda, según la calidad de los vehículos, entre los 30 y los 50 soles (9 y 15 euros respectivamente). Desde Abancay se puede encontrar una combi que te deje en Cachora ronda los dos euros (56 kilómetros). La otra forma es ir en combi desde Cusco hasta Curahuasi lo que te va a suponer un ahorro considerable (unos seis euros) y la posibilidad, sí o sí, de que te dejen en el cruce. Una vez ahí o esperas a que alguien pase o te bancas un paseo de unos 10 kilómetros si se toma la senda que indicamos en el mapa (si se sigue por la carretera la distancia sube a 14 kilómetros).
¿ES NECESARIO CONTRATAR UN TOUR?
A diferencia con lo que ocurre con el Camino del Inca, la ruta hasta Choquequirao se puede hacer por cuenta propia aunque te intenten decir que no. Hay que tener en cuenta varias cuestiones. La primera es que se trata de un trekking de alta montaña con rampas durísimas, desniveles brutales y altitudes que se acercan a los 3 mil metros en su punto culminante. No es un sendero para todo el mundo. Hay que estar en buena forma física y tienes que cargar con el equipo, una tienda de campaña y la comida. Piensa que una etapa media del Camino de Santiago ronda los 25 kilómetros y que entre Cachora y las ‘ruinas’ hay 27. Y de alta montaña. Los más fuertes podrán hacer todo el recorrido (ida y vuelta) en tres días; pero lo más normal es hacerlo en cuatro o, incluso, cinco días.
¿Qué ventajas tiene contratar el tour? Indudablemente la comodidad. Un transporte privado te recoge en tu hotel de Cusco; una recua de mulas lleva el material; tú sólo cargas con una pequeña mochila, el agua y la cámara de fotos; cuando llegas ya está el campamento montado y la comida hecha y (aunque a veces no es una ventaja) tienes un guía que te va contando toda la historia del lugar. La desventaja principal es el precio que ronda los 320 euros por cuatro o cinco días (las etapas rondan los 13 kilómetros). Hay multitud de empresas que ofrecen este tour y sus diferentes formatos. Si estás bien físicamente lo puedes hacer en cuatro días. Mira bien las condiciones para no encontrarte con la sorpresa, por ejemplo, de que los arrieros y las mulas se cobran aparte. Eso sí, prepárate para las acostumbradas propinas.
Un poquito de todo. Lo primero es el propio pueblo de Cachora, típico pueblito de alta montaña peruano con casitas de adobe, una iglesia de estilo colonial, huertas y espectaculares vistas sobre las cumbres nevadas de la Cordillera de los Andes . El camino alterna tramos de altiplano, la bajada hasta el cauce del Río Apurímac (que cuenta con uno de los cañones más profundos del mundo), el cruce de un imponente puente colgante y el ascenso a Choquequirao pasando por un tupido bosque templado que va adelantando la cercanía del descenso hacia las selvas amazónicas. Pero lo más importante es recrearse con el genio de la civilización incaica. El culmen es la ciudad de Choquequirao, pero el propio camino, construido por los laboriosos peruanos del siglo XIV, es ya todo un alarde de planificación y esfuerzo.