Sergio Luis Martínez era menor de edad cuando fue secuestrado y asesinado –de acuerdo con las investigaciones– por policías de Arturo Bermúdez. Estaba con el cantante Gibrán Mártiz y otro chico; ambos compartían el gusto por la música. Gibrán Mártiz ya iba al estrellato y Sergio lo admiraba y seguía porque también quería desarrollarse en ese mundo; desde entonces, cuenta su padre, se la pasaban juntos, soñando, componiendo canciones, armando planes empresariales y aspirando a ser grandes entre los grandes.
A sus 17 años, Sergio Luis ya había formado su propia empresa y tenía todo un plan para crecer y apoyar a jóvenes talentosos con ganas de cantar. Pero ese sueño quedó truncado.
Por Ignacio Carvajal
Ciudad de México, 23 de junio (SinEmbargo/BlogExpediente).- Gibrán Mártiz y Sergio Martínez compartían sueños y aspiraciones, la más importante: trascender en el mundo de la música moderna, convertirse en estrellas.
Gibrán Mártiz sería el gran cantante, la voz, y el rostro aclamado por los fanáticos; Sergio Luis Martínez quería seguir los pasos de Gibrán, pero desde la producción y composición de la música.
Teo Martínez, padre de Sergio, relata vía telefónica que su hijo tenía 17 años cuando perdió la vida con Gibrán Mártiz y otro chico que permanece desaparecido, y pese a su corta edad Sergio ya contaba con todo un plan integrado para destacar en la vida.
A la distancia, melancólico, Teo Martínez habla de una libreta que atesora como gran recuerdo de su muchacho. En ella hay rimas, canciones, borradores y varias hojas en donde el chico se fijaba sus metas, algunas a cumplir antes de los 30 años, otras, más ambiciosas, para su etapa de hombre maduro. Las tenía que cumplir, «pase lo que pase».
Una de ellas era contar con su propio estudio musical y grabar discos con sus raperos favoritos; sin embargo quiso el destino que los dos amigos se toparan con el capitán Tormenta, Arturo Bermúdez, cuyos policías les secuestraron, desaparecieron y posteriormente asesinaron, haciendo aparentar que eran delincuentes caídos en un enfrentamiento con rivales.
«Sólo esos policías saben la verdad, sólo ellos pueden decir qué es lo que ralamente pasó» dice Teo Ricardo Martínez al comentar la detención de tres de los siete ex oficiales implicados, un aliento de esperanza para alcanzar justicia.
«¿Que te puedo decir de mi hijo?, era un adolescente soñador y le cortaron los sueños por motivos que aún desconozco, tenía metas muy bien delimitadas para su corta edad, y aun nos cuesta aceptar su partida, que Dios le abrió los brazos» relata Teo Martínez.
METAS DE SERGIO
En su libreta Sergio Martínez dejó escritas unas 100 canciones, además, algunos pasajes de su vida y metas:
1.- Ser Zafiro antes del 20 de agosto del 2014
+ Ganar 10 mil pesos mensuales
+ 4 mil para guardar y 6 mil para mis gustos
-logro personal a mediano plazo
2.- Tener un Challenger negro mate 2014 antes del 09/mayo/2014 (su cumpleaños)
-Por gusto propio
-Para despertar en la gente que SÍ SE PUEDE
-Despertar sus sueños con ello para que los cumplan
3.- Conseguir estabilidad económica, mental, espiritual (proceso diario)
-Para sentirme plenamente bien
-Para ayudar a gente que amo y quiero
4.- Comprar residencia en Jamaica antes de mis 39 años con helipuerto
-Tener mi lugar perfecto para vacacionar y descansar
5.- Ser el orgullo de mis papás
-Bienestar mío y de ellos, claro, el saber que hice un buen hombre al niño que ellos educaron
6.- Irme de Zafiro a Las Vegas
7.- Ser una de las razones por las cuales mis papás se sientan orgullosos al llegar a viejitos
8.- Tener estudio de grabación profesional propio
9.- Grabar feas con los raperos que admiro:
-Wizkhalifa
-C-Kan
-Gona
-Tyga
-Apa&Can
-Bipo (mi hermano)
10.- Tener un helicóptero»
Sergio era un apasionado de la organización, a su corta edad estaba sumamente interesado en redes de mercadeo y estrategias de New Marketing, especialmente en las estructuras tipo «diamante», que sirven para promocionar y ofrecer productos, cuenta el padre.
Cuando le dieron muerte, Sergio no estudiaba, había dejado un tiempo la preparatoria, pero se encontraba activo en la música y el estudio de Marketing.
Con Gibrán Mártiz y otros chicos emprendieron un negocio, se llamaba «Gente Libre», la base de lo que todos esos chicos soñadores de Xalapa y Veracruz esperaban consolidar a futuro para lograr el estrellato, ya fuera cantando o escribiendo y produciendo, como apuntaba Sergio.
«Desde los 13 años escribía, se encerraba en su cuarto y trabajaba en sus canciones, cuando conoce a Gibrán y a los demás chicos ya tenía muchas melodías escritas», relata Teo.
A Sergio le entusiasmaba la amistad con el cantante de la Voz México, pues con su éxito en ciernes se proyectaba como lo que él quería a corto plazo.
Dentro del grupo de amigos de Veracruz y Xalapa, que también buscaban el éxito en la música, o por lo menos expresión, Sergio mostraba cualidades de líder.
Esas virtudes -dice el papá- las consolidó en el hogar, ya que por esos tiempos yo tenía un trabajo, con una organización sindical, y manejaba esos temas; cuando me salgo de ese trabajo comienzo con redes de mercadeo, que es básicamente el desarrollo de las personas para hacer negocios, y el liderazgo, ya que con eso se puede dirigir una corporación, y mi hijo participaba mucho conmigo».
EL PROTECTOR
Mi hijo -sigue- era muy grande, desde la escuela siempre fue niño grande, muy desarrollado, y algo de él, es que le gustaba mucho proteger a sus cercanos, creo que lo que pasó, tuvo que ver un poco el que él fuera así, estuvo hasta el final.
«Él daba la vida por sus amigos».
Su mamá le llamaba «mi gorila», en alusión a su corpulencia, «mi hijo era una persona así, nunca iba a abandonar a un amigo».
Sergio contaba que cuando llegara al estrellato, como un líder, iba a voltear a ver a quienes estuvieran interesados en desarrollarse en el ámbito artístico, especialmente a jóvenes de escasos recursos que por falta de apoyo no pueden aspirar mucho.
¿QUÉ PASÓ?
«Te puedo decir que el asunto no era contra mi hijo», define Teo Martínez sobre los hechos ocurridos en enero del 2014 y recuerda:
«Te lo digo porque cuando a mí me entregan a mi hijo, me lo entregan limpio, lavado, no traía señales de tortura, ni de malos tratos. Se veía bien, con su ropa… al ver esto pues yo pienso que lo iban a soltar».
Y agrega:
«Estuvo en la circunstancia y el momento equivocado. ¿Qué pasó? ¿Algo personal?, puedo decirte que mi hijo no estaba torturado, de tal manera que pudiera decirse que había un rencor para él.
Y si fue personal o no, no era contra Sergio».
Han pasado tres años y medio de la tragedia del cantante de la Voz México y sus dos amigos. En mayo del 2015, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió la primera recomendación por desaparición forzada contra el gobierno de Veracruz para el caso de los tres muchachos lastimados por los policías de Bermúdez.
En materia de derechos humanos, a nivel local, la recomendación sentó un precedente que está ayudando a dignificar a tres víctimas, de docenas, del sexenio de Javier Duarte de Ochoa, porque sus nombres han recuperado su categoría de víctimas del sistema, pues en un principio se les trató de incriminar, lo que ha quedado descartado, y queda más fija la idea de que los tres perecieron porque uno de ellos, el desaparecido, tuvo líos amorosos por una chica, supuesta novia de un sobrino de Arturo Bermúdez.
ADEMÁS
Actualmente Bermúdez está preso por delitos que no son graves, la detención de los oficiales que estaban prófugos abre la posibilidad de que sea llamado a rendir cuentas, y se sepa la verdad sobre este caso tan polémico.
Teo Martínez dice que siempre se mantuvo al margen de los medios de comunicación cuando inició la tragedia, pero nunca dejó de ir a las distintas fiscalías a dar seguimiento a las denuncias.
Hasta ahora no quiere elaborar juicios sobre culpables o inocente, «yo nunca he creído en la justicia del hombre, siempre he creído en la justicia divina y el escenario no se veía prometedor por ningún lado cuando estuvimos caminando y vemos ahora que Dios se hizo cargo, ahí están las personas en el lugar que se han ido ganando».
