Ambas mujeres, que durante años han hecho propias las consignas del feminismo y las demandas sociales en cada una de sus letras, maravillaron a un selecto público con sus potentes voces y su férrea crítica social.
Valentina Bastías
Santiago de Chile, 6 agosto (EFE).- La cantautora mexicana Lila Downs y la chilena Ana Tijoux se reencontraron hoy en un doble concierto en el Teatro Municipal de Santiago de Chile, en el que condenaron entre boleros y tonadas la desigualdad de género y las injusticias sociales que subsisten en el mundo.
Downs presentó la noche de este domingo ante un millar de personas su nuevo álbum «Salón, Lágrimas y Deseo» (2017), en el que se hace eco de la situación que viven México, EU. y Latinoamérica con la llegada del Presidente Donald Trump al poder en Washington y, en consecuencia, del auge del racismo y la xenofobia.
La intérprete deslumbró e hizo bailar al público chileno con temas como «La Iguana», de su antiguo disco «Árbol de la vida», y su último single «Peligrosa», que hace referencia a la fortaleza de las mujeres y su capacidad de hacer frente a la violencia machista.
Entre trompetas, cuerdas, tambores y un encendido cuerpo de baile folclórico, Lila Downs se encargó de entibiar la gélida noche de este invierno austral con canciones como «Viene la muerte echando rasero» y su ya consolidado éxito «La cumbia del mole».
La también productora discográfica y antropóloga de 49 años, oriunda del estado de Oaxaca, ha dedicado parte de su carrera a reivindicar sus raíces mexicanas y de los pueblos indígenas de su zona, en la cual se hablan aún 16 lenguas originarias, según recalcó antes de entonar «Son de Juárez».
Casi al cerrar el movido espectáculo que albergó el principal y centenario escenario de música clásica de Chile, Downs homenajeó a la multifacética artista nacional Violeta Parra, al dar paso a su propia versión de «Gracias a la vida», que fue aplaudida a rabiar por la multitud.
Ana Tijoux había dado inicio antes a la velada chileno-mexicana que inundó la noche santiaguina por más de dos horas con diversos ritmos latinoamericanos, al entremezclarse tangos, boleros y valses andinos, más alejados esta vez del hip hop que ha primado en la trayectoria de la intérprete chilena.
Ambas mujeres, que durante años han hecho propias las consignas del feminismo y las demandas sociales en cada una de sus letras, maravillaron a un selecto público con sus potentes voces y su férrea crítica social.
En esta oportunidad, Tijoux abordó los principales temas de su nuevo proyecto, «Roja y Negro, canciones de amor y desamor»(2017), que llevó a cabo junto a los reconocidos músicos del jazz chileno Raimundo Santander y Ramiro Durán, en las cuerdas.
Este giro «romántico» en la carrera de la rapera chilena hizo perfecta sintonía con las melodías de Ana Lila Downs Sánchez, dueña de cuatro Grammy Latinos y un Grammy en 2013 por su disco «Pecados y Milagros».
Entre su vasta lista de éxitos, Tijoux encantó a los asistentes con su single «Calaveritas», que brinda un sentido homenaje a los que ya están muertos y «Asaltango», un apasionado y crítico tango compuesto en 2016 por el trío en Argentina.
Esta es la segunda vez que ambas compositoras coinciden en un escenario chileno, después de que en 2015 Downs invitara a la exMakiza a cantar en conjunto durante un concierto realizado en el Teatro Nescafé de las Artes.
En su paso por Chile, la además actriz mexicana dictó una conferencia en el mismo Teatro Municipal de Santiago, en la cual abordó asuntos como la violencia de género y las demandas sociales de los pueblos originarios, entre otros.